viernes, 21 de diciembre de 2007

POR QUÉ PERMITES ESAS COSAS


Por la calle vi a una niña hambrienta, sucia y tiritando de frío dentro de sus harapos.

Me encolericé y le dije a Dios:
"¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para ayudar a esa pobre niña?"
Durante un rato, Dios guardó silencio. Pero aquella noche, cuando menos lo esperaba, Dios respondió mis preguntas airadas: "Ciertamente que he hecho algo. Te he hecho a ti".

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