viernes, 21 de diciembre de 2007

RECIBIENDO DE DAR...


Hace algún tiempo atrás aproximadamente 8 o 9 años, un día iba en un taxi, con mi madre, hacia la costurera - pues se había mandado a confeccionar un vestido y tenia que probarlo - después de haber ido de compras, donde yo había adquirido algunos juguetitos para regalar a los niños pobres, pues era época de Navidad, a decir verdad era la primera que hacia esto...

Pasábamos por un lugar bastante humilde, las casas eran de aspecto modestas y cercanas a las vías del tren, donde justamente había una pequeña familia agrupada junto a los rieles del tren; era una madre, con su esposo y su pequeño hijito que tendría aproximadamente 3 añitos calculo; ella cuidaba del niño, mientras al parecer esperaba que su esposo terminara su jornada laboral, pues el señor se encontraba parchando con un poco de tierra los huecos y rajaduras de la ya bastante deteriorada pista, y de esta manera se ganaba el sustento para sostener a su pequeña familia.

Al verlos mi Madre pidió al conductor del taxi, que se detuviera, y me dijo: hija aprovechemos en darle a ese niñito un juguetito, y extendiendo su brazo por la ventana del carro le alcanzó al papá un pequeño carrito, pues el niño con su mamá estaban a una distancia mayor de nosotros; el señor recibió el carrito, con mucha alegría y con una alegre sonrisa y un gesto muy humilde agradeció el obsequio.

De inmediato apresuró el paso para entregárselo a su pequeño niño, lo que alcanzamos a ver desde el taxi, fue les confieso a modo personal: lo mas increíble que jamás me ha pasado en mis mas de 30 años de vida; el padre le entregó a su pequeño hijito el regalito y éste al recibirlo, no les miento, y aquí pido a Dios me ilumine para poder expresar con la mayor certeza lo que vieron mis ojos:

Fue la sonrisa mas preciosa que he visto en toda mi vida, todo su rostro era una gran expresión de alegría, jamás había visto una sonrisa tan pura, tan linda, lindísima, rebosaba de alegría, expresaba tal emoción, cual si hubiera recibido el regalo mas preciado del mundo (y a decir verdad solo era una baratija de un sol a lo mucho) En un solo instante su carita mostraba toda esta impresión, que a la vez traspasaba el corazón de sus padres, quienes a la vista disfrutaban del momento de alegría que vivía su hijito... fue una imagen realmente impresionante tan impresionante, que aun cuando la recuerdo me sigue arrancando lágrimas de emoción, que siento claramente que vienen desde el corazón

En mi vida yo había entregado regalos en varias oportunidades a diversas personas, entre ellas personas sencillas y humildes, pero jamás había visto una expresión de alegría tan grande como esta. Para mi no fue solo un momento grato, o una experiencia gratificante de un acto de caridad, para mi fue un regalo de Dios el permitirme ver ese rostro inocente de un niño emocionado que iluminaba todo con esa preciosa sonrisita; él sonreía mientras tomaba el carrito en sus manos y levantaba la mirada hacia los ojos de su madre, quien le correspondía con otra mirada también alegre pero a la vez complacida de ver a su hijito feliz, mientras su padre los miraba a ambos y con una sonrisa mostraba su felicidad a la vez que volvía sus pasos a continuar con su labor; al mismo tiempo la madre volteó su rostro, y su mirada nos alcanzó e hizo un gesto de gratitud acompañado con otra sonrisa que adornaba con la humildad que reflejaba todo su rostro.

Les aseguro que nunca mas he vuelto a ver algo similar en mi vida, y hemos realizado en conjunto con mi familia, con el grupo de oración, con colegas del trabajo obras de caridad, regalos en navidad, donaciones en contacto directo con niños, madres, adultos, etc... pero nunca mas volví a ver algo así.

En verdad fue uno de los regalos mas grandes que el Todopoderoso me ha dado; debo mencionar también que en cuanto me convertí en madre, vi completado este regalo, quizás no lo entiendan, pero en aquel entonces yo era soltera, y lo único que me conmovió claro de sobremanera fue el rostro iluminado de alegría en el niñito, como les contaba; pero hoy que soy madre, puedo comprender en su real dimensión cuanta alegría sintieron en su corazón esa madre y ese padre también, si hoy cuando apenas puedo procurarle un regalito por pequeñito que sea a mi hijito, me emociono de verlo jugar, sonreír, disfrutarlo; imagino con cuanta emoción habrán recibido aquel pequeño obsequio que les llegó para su hijito a aquellos padres. Cuando recuerdo con que prisa corrió el padre para darle el regalo a su hijito, vuelvo a emocionarme tanto, tanto, perdónenme si les parece exagerado, pero pongo a Dios de testigo que sólo digo la verdad; en verdad les resumo, todas las palabras aquí vertidas se quedan cortas, muy cortas.

Bendito seas por siempre Señor, gracias porque yo creía que estaba regalando algo, sin embargo yo daba nada, mientras que a su vez recibía en abundancia y tan indigna pecadora recibiendo tremendo regalo en verdad se desarma mi corazón de emoción... no tengo palabras, te adoro, mi Señor; permite que todos mis hermanos en el mundo entero experimenten estos regalos que das cuando mismo nos mueves a obrar con caridad, para que así conozcamos que no son los regalados los que reciben - sino mas bien - los que damos los que nos beneficiamos.
Comparto esta experiencia, con mucho cariño...
¡Que Dios los bendiga!

PD: El Señor dice cuando prodigues ayuda a tu prójimo, que ni tu mano izquierda sepa lo que hace tu mano derecha”, por lo tanto se que entenderán porque no firmaré la presente, sólo lo compartiré con todos, con mucho amor.

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