miércoles, 6 de febrero de 2008

UN LUGAR DONDE NO LLEGUE LA MIRADA DE ALÁ

Un rey musulmán estaba enfermo y entendió que iba a morir. Entonces quiso dar disposiciones para que de sus cuatro hijos le sucediera en el trono aquél que verdaderamente creyera en Alá.
Los llamó y les dijo:
"Ya ven que me voy a morir. Antes de irme para siempre quisiera comer un faisán y será mi sucesor en el trono aquél de ustedes que me traiga un faisán después de haberlo degollado en un lugar donde no pueda llegar la mirada de Alá".
Fueron los hijos y cada uno cazó un faisán y lo degolló donde pensaba que no podía estar Alá presente ni mirar.
Volvieron y se presentaron al rey.
Dijo el primero:
"Yo degollé al faisán en una cueva profunda y oscura entre la sierra".
El segundo dijo:
"Yo lo degollé debajo de mi capa en el corazón de la noche".
El tercero dijo:
"Yo lo degollé entre las manos de un pecador".
Todos pensaron que éste sería el sucesor en el trono. Pero faltaba el cuarto y él se mantenía callado, sin decir nada.
Le preguntó el rey:
"Y tú ¿dónde degollaste al faisán?"
Contestó él:
"La verdad que yo no he podido dar con un lugar donde degollarlo porque he leído en nuestro libro sagrado que Alá está en todas partes y nada puede escaparse de su mirada".Entonces el rey dijo:
"Tú serás mi sucesor en el trono porque tú crees de veras en Alá".

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