domingo, 11 de mayo de 2008

TRATÓ DE ENGAÑARLA Y…

Cuenta el padre Silvano Raiz, que habiendo un devoto clérigo muy amante de nuestra Reina María, que había oído elogiar mucho su hermosura, deseaba ardientemente ver una vez a su Señora del Cielo, por lo cual con humilde súplicas le pidió esta gracia.

La piadosa Madre le envió a decir con un ángel que quería complacerle dejándose ver de él; pero con la condición de que después de haberla visto había de quedar ciego.

Aceptó el devoto, y he aquí que un día se aparece la Virgen Santísima; él por no quedar enteramente ciego, quiso al principio mirarla con un solo ojo; pero embelesado por la gran hermosura de María, quiso contemplarla con los dos ojos, y entonces la Madre de Dios desapareció.

Apenas perdió la presencia de su Reina, quedó tan afligido que no cesaba de llorar, no ya por haber perdido el ojo, sino por no haberla contemplado con ambos. Por lo que volvió a suplicarle que se apareciese otra vez, importándole poco perder la vista del otro ojo que le quedaba y quedar completamente ciego.

Feliz y contento decía:
§ “Prometo ¡oh Señora mía!, si me volviere del todo ciego por tan bella causa, que me dejará más enamorarme de Ti y de tu hermosura

Queriendo María concederle por segunda vez este consuelo, se le apareció nuevamente; más como esta amorosa Reina no sabe dañar jamás nadie, al aparecérsele por segunda vez, no sólo no le cegó del ojo que le quedaba sano, sino que le restituyó el que había perdido.

Fuente: Glorias de María
San Alfonso maría Ligorio

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