lunes, 19 de enero de 2009

VIDA CRISTIANA


Oración de Intercesión.

Empezaré diciendo que la oración de intercesión es muy importante dentro de la espiritualidad de la Iglesia pues son el sostén de toda la vida activa de aquellos que están llamados al trabajo pastoral. Es además una forma de oración en la cual se unen una serie de personas para orar por la misma intención, ordinariamente de la misma Iglesia o de algún hermano en particular. Esta oración la hacemos todos de manera ordinaria cuando alguien nos pide que oremos por él.

Ahora bien, en un grupo, esta oración se eleva a Dios en nombre de la persona o de la necesidad que se nos ha pedido. Es, sin embargo, como todas las oraciones de la Iglesia, una oración en la que puede haber diferentes momentos, como son el de alabanza, el de agradecimiento y el de petición. Estos tres momentos se van alternando. La diferencia, quizás que tendría en relación a las demás oraciones, es que en todo momento se busca comulgar con la intención con la que se está orando.

Así al alabar, lo que hacemos es bendecir y glorificar a Dios por los dones y gracias recibidas por esa persona en relación con esa intención; al pedir nos unimos a quien está pidiendo, buscando incluso sentir con la misma persona; finalmente, al agradecer se agradece el favor que sabemos por la fe que se recibirá (aunque no siempre sea de la manera o magnitud que lo desearíamos).

Si a esta dinámica agregamos la de escuchar a Dios por medio de su Palabra para poderle dar una palabra (de Dios), el tiempo es limitado. Conozco grupos de Intercesión que duran jornadas completas orando por necesidades específicas.

Recuerda lo que Jesús nos propone en el ejemplo de una viuda que acudía incesantemente al juez para que la escuchara, y así el juez terminó oyendo su súplica. De igual manera lo hace el Señor con aquellos que no cejan de llamarlo y de pedirle (Lc. 18,1-8).

Pídele al Señor que te regale el don de orar por los demás, pues finalmente la oración y en particular la oración de intercesión, es un don.

Nota: Es importante el orden: Alabanza, agradecimiento y petición. Primero se le engríe a Dios con la alabanza, que consiste en palabras que salgan de tu corazón y que sabes que alegraran a Dios. Luego le das las gracias por lo que vas a recibir, inclusive antes de pedirle, porque Él ve, escucha tu corazón y sabe lo que le vas a pedir. Y al final le pides.

Como te darás cuenta, todo lo contrario a lo que hacemos normalmente cuando le pedimos algo a alguien. En este mundo primero pedimos, luego damos gracias y al final alabamos.

Los mejores intercesores fuera de este mundo son: Nuestra Santísima Madre, la Virgen María, los ángeles y los santos. También se le puede pedir a ellos que intercedan... recuerda que ellos están más cerca de Dios.
José Miguel Pajares Clausen

No hay comentarios: