lunes, 27 de julio de 2009

CARTA A DONATO


En el siglo tercero, San Cipriano escribió a un amigo llamado Donato:

Este parece un mundo alegre, Donato, cuando lo veo desde mi agradable jardín… pero si escalara una elevada montaña y mirara a lo lejos… sabes muy bien lo que vería: bandidos en los caminos, piratas en los mares y hombres asesinados en el anfiteatro para complacer a las multitudes que aplauden

Sin embargo, en medio de esto, veo personas serenas y santas Las aborrecen y persiguen, pero a ellas no les importa. Han vencido al mundo. Esas personas, Donato, son cristianas.

¡Qué elogio! Personas serenas y santas. Serenas No detestables. No jactanciosas. No exigentes. Simplemente Serenas. Santas Separadas. Puras. Decentes. Honradas. Sanas
Lucado, M.

¿Qué dicen tus amigos y vecinos de ti como Cristiano? ¿Te ven como una persona serena y llena de paz? Hoy es bueno preguntarnos si estamos reflejando la imagen de Cristo en nuestro diario andar.

Porque yo soy vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra. Levíticos 11:24.

Santificaos, pues, y sed santos, porque yo soy vuestro Dios. Levítico 20:7

Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios. Números 15:40

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