jueves, 22 de octubre de 2009

SACRAMENTALES


Para analizar los sacramentales hemos previamente de partir de un somero examen de la gracia divinay de los sacramentos.

En el Evangelio de San Mateo se puede leer: Mirándolos, Jesús les dijo: Para los hombres, imposible, más para Dios todo es posible. (Mt 19,26). Al hombre no le valen solo sus fuerzas para llegar a Dios, le es imprescindible contar con la gracia divina. Y… ¿Qué son las gracias divinas? Escueta y sencillamente podemos decir que: Las gracias divinas son ayudas sobrenaturales que Dios nos proporciona para ganar el cielo. El Catecismo de la Iglesia católica en su parágrafo 1996 responde también a esta pregunta diciendo: La gracia es el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su llamada: llegar a ser hijos de Dios, hijos adoptivos, partícipes de la naturaleza divina, de la vida eterna.

Y nos sale al paso una segunda pregunta. Y… ¿Cómo se obtienen estas gracias? Pues esencialmente, por la oración y por medio de los siete sacramentos, instituidos por Nuestro Señor en su paso por la tierra. Los sacramentos son los canales a través de los cuales se obtiene la gracia divina. El bautismo es el primero de ellos, el más fundamental. El Catecismo en su parágrafo 1213, nos dice que: El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu ("vitae spiritualis anua") y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión: "Baptismus es sacramentum regenerationis per aquam in verbo" ("El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la palabra". No creo necesario extenderme en un breve análisis de los seis restantes sacramentos: Confirmación, Eucaristía, Confesión, Extremaunción, Orden sacerdotal, Matrimonio. Entre otras razones porque cada uno de ellos tiene entidad suficiente, no para dedicarle una glosa, sino para escribir varios libros sobre ellos.

Y visto esto, entonces, ¿qué son los sacramentales? Los sacramentales podríamos decir, que son sacramentos de bajo nivel, pero esta afirmación no sería muy correcta, ni exacta. Así como los sacramentos generan gracias santificantes y de otro orden, los sacramentales por sí no generan la gracia divina, solo nos facilitan el acceso a ella. En el parágrafo 1667 del Catecismo se puede leer: "La Santa Madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida" y en el parágrafo 1670, complementa esta definición, diciendo: Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella. "La liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los fieles bien dispuestos, casi todos los acontecimientos de la vida sean santificados por la gracia divina que emana del misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, de quien reciben su poder todos los sacramentos y sacramentales, y que todo uso honesto de las cosas materiales pueda estar ordenado a la santificación del hombre y a la alabanza de Dios".

La gama de sacramentales es muy variada. Es un sacramental, por ejemplo: el agua bendita, el pan bendito, el persignarse y el santiguarse, el arrodillarse ante la presencia del Santísimo, el agua el aceite y la sal exorcizados, la bendición, el crucifijo, las medallas bendecidas, los escapularios, los exorcismos, besar la Biblia, la imágenes sagradas en los templos o en los domicilios, el uso del incienso, las invocaciones piadosas en nuestra forma de expresarnos y las jaculatorias, las reliquias de los santos, las velas… etc.

Hay quien considera un sacramental y se puede encuadrar como tal de acuerdo con el contenido de los parágrafos del Catecismo, al este u oriente y al oeste o poniente. A tal efecto el obispo norteamericano Fulton Sheen, escribía: En la Iglesia primitiva, la renuncia a Satanás se hacía volviendo la cara al oeste. Ello, porque el oeste es el lugar donde desaparece el sol y, por lo tanto, era considerado por los antiguos griegos como el lugar donde se hallaban las puertas de Hades. Y también porque Cristo en su último día, dijo que Él iría del este al oeste: “Cuando advenga el Hijo del hombre, será como el rayo que brota en el oriente y destella hacia el occidente. (Mt 24,27). La liturgia bautismal de Milán reza: Y volveréis la cara al oriente porque el que renuncia a los demonios se vuelve espontáneamente a Cristo y le verá la cara.

Como vemos las clases de sacramentales son muy variadas y diferentes, esto nos lo aclara el parágrafo 1668 del Catecismo, cuando nos dice que los sacramentales: Han sido instituidos por la Iglesia en orden a la santificación de ciertos ministerios eclesiales, de ciertos estados de vida, de circunstancias muy variadas de la vida cristiana, así como del uso de cosas útiles al hombre. Según las decisiones pastorales de los obispos pueden también responder a las necesidades, a la cultura, y a la historia propia del pueblo cristiano de una región o de una época. Comprenden siempre una oración, con frecuencia acompañada de un signo determinado, como la imposición de la mano, la señal de la cruz, la aspersión con agua bendita (que recuerda el Bautismo)”.

Dentro de los sacramentales las reliquias, han tenido siempre una gran importancia, sobre todo en la Iglesia primitiva, donde los fieles, ponían paños para recoger la sangre de los mártires antes de su ejecución, algo similar se cuenta de la última enfermedad de San Juan de la Cruz, del cual se guardaban los apósitos de las curas de sus llagas, ya antes de su muerte. En el siglo XVI, los españoles éramos muy dados a las reliquias, así Felipe II quería acumular en el Escorial gran número de ellas, y a fe que lo consiguió. Los restos de Santa Teresa de Jesús, fueron disputados por varias localidades, y su brazo se encuentra en el convento de las Carmelitas descalzas de Ronda, en Málaga. Antiguamente la eucaristía se celebraba sobre un ara de piedra, generalmente de mármol blanco, colocada sobre el altar que tenia incrustadas determinadas reliquias de santos debidamente autentificadas. Sobre esta ara se coloca el pan y el vino consagrados.

Es en Tierra Santa, donde permanece un rastro y el perfume del paso del Señor por allí, donde los peregrinos de todos los tiempos y por supuesto los actuales, al regresar a sus lugares de origen, se llevan consigo piedras, tierra o aceite de las lámparas de los santos lugares; un peregrino particularmente fervoroso una vez arrancó con los dientes un pedazo de la Vera Cruz al besarla el día de viernes santo. Los fieles querían y quieren hacer que la santidad de Jerusalén, que esta sea real y esté disponible en su patria.

Finalmente diremos, que la devoción de las reliquias es para los cristianos un estímulo y un aliciente en su trabajo ascético personal. Por ser algo físico, algo concreto y tangible, las reliquias pueden influir en el incremento de la vida interior; porque la veneración, el contacto, el beso de la reliquia conmueve, excita la admiración e induce a la meditación del cristiano.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo

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