domingo, 20 de diciembre de 2009

LA NAVIDAD NO ES UN CUENTO


Se dice que cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño Jesús, levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un niño tímido estaba allí, temblando y temeroso.

-Acércate - le dijo Jesús - ¿Por qué tienes miedo?”
-No me atrevo... no tengo nada para darte
-Me gustaría que me des un regalo - dijo el recién nacido.
El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:
-De verdad no tengo nada... nada es mío. Si tuviera algo, algo mío, te lo daría... mira: - Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado - Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy...”
-No - contestó Jesús - guárdala. Quiero que me des otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos
-Con gusto - dijo el muchacho - pero... ¿qué?”
-Ofréceme el último de tus dibujos

El chico cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:
-No puedo... mi dibujo es horrible... ¡nadie quiere mirarlo...!”
-Justamente por eso lo quiero... siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato
-Pero... ¡lo rompí esta mañana!” - tartamudeó el chico.
-Por eso lo quiero... Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida. Yo quiero arreglarlo... Y ahora - insistió Jesús - repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron como habías roto el plato
El rostro del muchacho se ensombreció. Bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:
-Les mentí... Dije que el plato se me cayó de las manos pero no era cierto... ¡estaba enojado y lo tiré con rabia!”
-Eso es lo que quería oírte decir - dijo Jesús - Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus perezas, tus cobardías, tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas... No tienes necesidad de guardarlas... Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. Y a partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa

Contempla en el pesebre, la imagen de Jesús, que vino al mundo para redimirnos y a sus pies deposita tu oración de paz y amor.

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