domingo, 31 de enero de 2010

AVATAR, CLAROS Y OSCUROS DE LA PELÍCULA


He ido a ver la película Avatar con unos amigos y tengo que decir que, otras consideraciones aparte, es todo un espectáculo y un buen entretenimiento.

De los norteamericanos se podrán criticar muchas cosas, pero por lo menos hay que reconocerles que saben hacer cine. El cine español de última generación tiene algo de calidad cuando intenta imitar al cine americano, pero cuando es cine español puro y duro, deja mucho que desear por los tópicos que se repiten sin cesar: O trata de la postguerra y el franquismo poniendo siempre como buenos a los mismos, o de personajes quinquis y alternativos, lo más cheli posible, o de tipos y tipas erotizados que solo piensan en la cama y hacen girar su vida en torno a eso mismo en historias de amor que en realidad son de sexo, etc. Vaya, un reflejo fiel de la cultura que, aunque no se diga explícitamente, se quiere imponer en nuestro país.Pues bien, los americanos saben hacer cine y lo hacen. Muchas veces, solamente por el dinero que se gastan en las películas, merece la pena verlas y ese es el caso de Avatar. Se han gastado un pastón, y les ha lucido. Es una obra maestra de efectos especiales, en la que los efectos de ordenador y la realidad se entremezclan de modo magistral. Aunque la historia es tirando a simple y nada novedosa, no me extraña que la hayan nominado a tantos oscars, y menos me extrañaría que se llevase muchos de ellos. Las interpretaciones de los actores no son memorables, pero es algo en lo que uno no se fija mucho en una tal combinación de colores, efectos especiales, acción y sonido. Es ya la película más taquillera de la historia fuera de los EEUU y parece que puede llegar a serlo también dentro de su país de origen.Pero la moneda tiene otra cara, que no se puede olvidar. Tengo que reconocer que de los que fuimos al cine, algunos no se dieron cuenta del mensaje más profundo que la película encerraba, pues estaban encantados con los efectos y el 3D. Por eso pienso que mucha gente no captará ese mensaje y se quedarán con una idea más o menos ecológica, esto es, de defensa de la naturaleza y de exaltación de algo así como un indigenismo beligerante. Espero que muchos se queden en eso. Me temo sin embargo que otros no se quedarán ahí y pillarán el mensaje panteísta y de espiritualismo ecológico (son palabras del Osservatore Romano que comparto plenamente) que realmente hay en la cinta.

El diario Vaticano dice sobre la película que todo se reduce a una parábola antiimperialista y antimilitarista fácil, apenas esbozada, que no tiene la misma mordiente de otras películas que buscan mostrar estos aspectos. El ecologismo de Avatar se empantana de un espiritualismo ligado al culto de la naturaleza que le hace guiños a una de las tantas modas del tiempo. La misma identificación de los destructores con los invasores y de los ambientalistas con los indígenas aparece luego como una simplificación que menosprecia el ámbito del problema. "Inaugurará, tal vez un nuevo género, creando un imaginario colectivo en el que se reflejará una vez más la fuerza atractiva de los mundos alternativos, una cierta forma de espiritualismo ecológico hoy de moda y el temor, muy difundido, a vivir una verdadera trascendencia".

Estoy de acuerdo con todo ello, aunque el autor de los artículos del Osservatore lo explica de un modo profundo que no creo que yo pudiera expresar tan bien, por falta de pericia. Pero es cierto, la película tiene un fuerte tufillo a panteísmo con la madre naturaleza que lo es todo, de la que todos dependen y por la que todos viven, que se une y confunde con sus criaturas. Esto es ciertamente peligroso, aunque no es nada nuevo, ya muchas películas han tratado el tema de modo similar creando toda una saga cinematográfica ligada a la cultura (tan nociva) de la New Age, de la que Avatar es solamente una muestra más.

Por un lado, creo que es importante saber de qué va la cosa antes de ir a ver la película, al no ser que se sea muy cándido y no haya peligro de pillar lo profundo de esta historia de medio animales y medio humanos que se hermanan con la naturaleza. Por otro, no me parece la cosa tal como para recomendar el no verla, pues es un peliculón. El mensaje es peligroso, cosa por otra parte no extraña en los tiempos que corren, pero me quedo con esta película antes que con la mayoría del cine español, incluyendo por supuesto Agora o Camino, cuyo mensaje sí que me parece realmente peligroso y nefasto.
Alberto Royo Mejía

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