jueves, 18 de marzo de 2010

UN POCO DE HUMOR ANTE TANTA CALAMIDAD


LAS QUEJAS DE UN HOMBRE
Un hombre se quejaba así

-Dios mío, ten compasión de mí. Mira como trabajo y mi mujer tan tranquila en la casa. Yo daría cualquier cosa para que hicieras un milagro y convirtieras a mi mujer en mí, para que la muy floja aprenda lo que es la vida de un hombre

Dios, en su infinita misericordia, ¡ZAZ!, le concede el milagro.

El primer día en la mañana, el milagro andante corre a levantar a los muchachos para que se alisten, prepara los desayunos, pone la lavadora, saca la carne del congelador para el medio día y sale disparado a la escuela con los hijos. De vuelta para la gasolinería, cambia un cheque, paga el teléfono, la luz, recoge los trajes de la tintorería, ¡y ya estaba al filo de la tarde!

A medias tendió camas, sacó la ropa húmeda y puso otra tanda; aspiró por donde siempre anda mirando la suegra, preparó un almuerzo ligero pero sustancioso, salió disparado a la escuela, se peleó con los chicos, les dio de comer, lavó los platos, tendió la ropa húmeda en sillas porque estaba lloviendo a cantaros.

Miró que los niños comenzaran a hacer la tarea, planchó una ropita pendiente mientras veía algo de tele… salió disparado a la cocina para preparar la cena mientras volvía a pelear con los chicos para que se bañaran a tiempo.

A las 9 de la noche ya estaba agotado y deseaba dormir a pierna suelta, pero en la cama le esperaban mas deberes, ¡EL DEBER DE ESPOSA! Los cumplió como pudo.

Al día siguiente volvió a clamar a Dios:
-“¡Señor! ¡En que estaba pensando cuando tánto te supliqué que me cambiaras el rol! Te ruego me devuelvas a mi condición normal, ¡Por Favoooooooor!”

Entonces oyó la amorosa respuesta de Dios:
-Claro que si, hijo mío, sólo que deberás esperar nueve meses porque anoche quedaste embarazado

¡JA, JA, JA…! ¡Jo, jo, jo, jo, jo...!

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