miércoles, 22 de septiembre de 2010

¡QUÉ MANÍA!


Que manía tienen algunos con revisar hechos bíblicos a la luz de la ciencia, tal vez sea por el complejo que muchos cristianos muestran respecto de la ciencia, cuando esto en absoluto es así. Poca ciencia aleja de Dios mientras que mucha acerca.

Dos pre-juicios muy extendidos inducen a ello: primero pensar que los relatos Bíblicos son un conjunto de fábulas, mitos y leyendas con moraleja y segundo la cerrazón (cerrar la razón) a la posibilidad de que Dios intervenga directamente en el acontecer cotidiano de las personas y los pueblos obrando milagros (naturales y sobrenaturales, que de ambos hay) saltándose, si le da la gana, las leyes que Él mismo a creado. Solo faltaba que el Creador tuviese que pedir permiso a Sir Isaac Newton para hacer volar a Fray Martín de Porres si era llegado el caso.

Respecto al primer punto señalar que se trata de una contaminación de la teología protestante, introducida en el catolicismo por aquellos teólogos admiradores del mayo del 68 y que hoy curiosamente es solo defendida por algún que otro teólogo carca - ¿católico? - progresista. Gracias a Dios nuestros hermanos protestantes ya están de vuelta de todo esto. Siempre que podamos debemos hacer una lectura literal (subrayo el siempre que podamos) y tener por ciertos los acontecimientos que se relatan… ¡vamos! Que cuando el evangelio dice que Jesús dio de comer a 5000 hombres es que dio de comer a 5000 hombres y no, como contaban algunos, que es una hermosa parábola acerca del compartir, no creo que por una parábola bonita le siguiesen para hacerle rey tal como dice el relato evangélico.

Recuerdo una profesora de religión que tuve allá por 8º de EGB, tenia más buena voluntad que formación ¡la verdad!, que nos dijo aquello de que Adán y Eva nunca existieron y solo era una forma bonita de contar el origen de la especie humana... La verdad es que parece muy lógico… lastima que los actuales conocimientos en genética (la Eva mitocondrial, el Adán Y y el rastreo cromosómico) indiquen que lo más posible es que los actuales seres humanos actuales desciendan de una única pareja que debió vivir hace unos cientos de miles de años en lo que ahora es Irak. (Ver Foto)

Ciertamente hay pasajes que son poéticos y/o alegóricos pero la gran mayoría son hechos ciertos que acontecieron en un lugar y momento concreto, como además va corroborando poco a poco la arqueología.

Respecto al segundo pre-juicio poco que decir, aquí o bien se cree que Dios puede actuar, y actúa, haciendo milagros interviniendo en la vida de los hombres o sencillamente no se cree. Esto corresponde más a una actitud previa interna, tanto en un caso como en otro, que en un proceso racional (*), por ello hoy medios como el nuestro aplauden la noticia de que La ciencia confirma la veracidad del relato sobre Moisés y las aguas del Mar Rojo (Ver noticia en este mismo blog), mientras que otro medio la aplaude por el motivo contrario, como subtitula el Mundo el experimento corrobora que la historia de Moisés es un mito: Un estudio sugiere que un fuerte viento podría explicar el mito bíblico de la separación de las aguas atribuido a Moisés en el Éxodo”.

Y respecto a esta noticia concreta decir que si bien unos investigadores de la Universidad de Colorado han demostrado que vientos sostenidos de 100 km/h podrían obrar tal maravilla cabe señalar que en los 4000 años siguientes, año arriba año a bajo, nadie ha registrado, otra vez, dicho fenómeno y habría que explicar como podrían avanzar los pobres hebreos en medio de tal vendaval.

Yo creo que si, que Moisés invocó al Altísimo y este abrió en dos el mar Rojo y que fue un milagro que Dios, Nuestro Señor, obró empleando el viento, sus santos ángeles o con el simple movimiento de medio milímetro del dedo meñique de su mano derecha, claro que yo soy un poco ingenuo, un hombre de ciencia y no he tenido la suerte de estudiar en alguna facultad de Teología progre.
Germán Menéndez

* PD No digo que la fe sea irracional, todo lo contrario, la fe es razonable, es decir, nuestro juicio puede encontrar, y encuentra, motivos que hacen razonable el creer. Me refiero más bien a esa actitud previa que uno tiene respecto a lo divino, como cuando Jesús resucitó a Lázaro, para unos fue motivo para creer en Él y para otros motivo para decidir matarlo.

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