martes, 30 de noviembre de 2010

¿QUÉ HAY DE LAS PROFECÍAS DE LOS MAYAS?


¿QUÉ HAY DE LAS PROFECIAS DE LOS MAYAS? (1)
La ciencia confirma la Profecía Maya.

Siempre cuando se acaba un ciclo temporal (siglo o año) brotan los interrogantes sobre el fin del mundo, o el fin de una era. Y cuando hay fenómenos naturales que atemorizan, como suele ocurrir ahora con frecuencia, la preocupación es mayor. Con este motivo, y estando al final del año 2010, alguien me pregunta si puedo informar sobre la célebre civilización Maya y sus profecías para el año 2012. Con mucho gusto lo hago, consultando a expertos en la materia. El tema, como veremos, tiene un indudable interés. Dividiremos el tema en varios capítulos que publicaremos sucesivamente.

¿QUIENES FUERON LOS MAYAS? En este primer capítulo nos acercamos a conocer un poco esta civilización tan enigmática.

La civilización maya se extendió por el sur de Yucatán, parte de Guatemala y Honduras. entre los siglos III y XV.

Los mayas no constituían un estado unificado, sino que se organizaban en varias ciudades-estado independientes entre si que controlaban un territorio más o menos amplio. Tampoco hablaban una única lengua.

CULTURA, ARTE, ARQUITECTURA.
Las construcciones mayas se hicieron de madera y piedra básicamente. Entre las maderas se prefirieron la coba y el zapote, por ser muy resistentes a los ataques de las termitas. Entre las piedras se usaron caliza, arenisca, mármol, etc. Realizaron todo tipo de construcciones: palacios rectangulares y alargados, templos, juegos de pelota, calzadas (sacbeob) que unían las ciudades principales, fortificaciones, baños de vapor (temazcal).

Se conservan importantes pirámides escalonadas en piedra. En lo alto de éstas se colocaba el templo. Estaban decoradas con pinturas de una variada gama de colores, y relieves. Algunos de estos son inscripciones de la escritura jeroglífica maya, aun no descifrada completamente. Las construcciones más importantes de esta época fueron Copán, Quiriguá, Piedras Negras, Palenque y Tikal.

CULTURA: ESCRITURA.
Los mayas desarrollaron el sistema de escritura más completo de todos los pueblos indígenas americanos. Con él escribieron todo tipo de textos: de medicina, de botánica, de historia, de matemáticas, de astronomía...

Se conservan, además de las inscripciones, algunos códices:
· El Códice de Dresde: escrito en el siglo XIII. Contiene un tratado de adivinación y de astronomía.
· El Códice de París: posiblemente del siglo XIII. Contiene profecías y adivinaciones.
· El Códice de Madrid: Contiene horóscopos y almanaques.
· El Códice Grolier: Muy mal conservado. Contiene un calendario completo.

CULTURA: CIENCIAS: CALENDARIO. ASTRONOMÍA.
Desarrollaron un calendario muy preciso, con un año de 365 días. El año solar (haab) tenía 18 meses de 20 días cada uno y otro más de sólo cinco días. Los nombres de los meses eran: Pop, Uo, Zip, Zotz, Tzec, Xul, Yaxkin, Mol, Chen, Yax, Zac, Ceh, Mac, Kankin, Moan, Pax, Kayab, Cumbu y Uayeb.

CULTURA: CIENCIAS: MATEMÁTICAS.
Utilizaban un sistema de numeración vigesimal posicional. También tenían un signo para representar el cero, y así poder realizar operaciones matemáticas complejas.

El punto tiene un valor numérico de 1 y la raya de 5. Así podían contar hasta 19. Para hacer números mayores (igual que nosotros para hacer números mayores de 9) tenían que colocar esos signos en determinadas posiciones. Al ser un sistema vigesimal, o sea, que considera el 20 como unidad básica para la cuenta, cada espacio que se avanza en el número representa 20 veces más que el espacio anterior. Esto se entiende mejor si lo comparamos con el sistema que usamos nosotros.

El nuestro es un sistema decimal, o sea, que nuestra únidad básica de cuenta es el 10. Tenemos, por tanto, signos numéricos para contar del hasta 9. Si queremos contar más allá necesitamos jugar con las posiciones y colocar al menos dos signos numéricos, uno en primera posición y otro en segunda. La primera posición son las unidades y la segunda, como es un sistema decimal, representa 10 veces más que la primera, esto es las decenas. Así veinticinco nosotros lo escribimos 25 5 de unidades más 2 de unidades por 10 (2x10=20).

Un maya haría lo siguiente. € ______ La raya ocupa la primera posición, que son unidades, y por tanto es 5. El punto ocupa la segunda posición que significa 20 veces más de las unidades. Por tanto un punto en segunda posición vale 20 (y dos puntos valdrían 40).

SOCIEDAD.
La elite social la constituían los sacerdotes y los nobles, que residían en la ciudad (que era también el centro religioso). Los campesinos vivían en las zonas rurales cercanas a la ciudad. La base de la economía era la agricultura y frecuentemente se desbrozaban trozos de selva para realizar nuevos cultivos. Los principales fueron el maíz, el algodón y el cacao. Este último tuvo tanta importancia que llegó a ser utilizado como moneda.

Existía la esclavitud. Se supone que esos esclavos serían la mano de obra para la construcción de las pirámides colosales, pero ayudados por los campesinos. También debieron existir grupos de artesanos especializados.

VIDA COTIDIANA.
El principal espectáculo de los mayas era un juego de pelota, parecido al fútbol. Según algunos investigadores, los jugadores eran los prisioneros de guerra y se decapitaba a los que perdían. Pero en realidad era más que un simple juego. Era un ceremonial religioso que representaba el paso de los astros y el sol (representado por la pelota), que es fuente de vida.

CULTURA: CREENCIAS Y PENSAMIENTO.
Los mayas creían que antes de existir nuestro mundo habían existido otros, pero que estos habían sido destruidos por diferentes catástrofes. El universo tenía tres partes: el cielo, la tierra y el inframundo. El cielo tenía 13 capas (la última de ellas en contacto con la tierra) y cada una gobernada por uno de los Oxalahuntikú. El dios Itzamná, a quien se representaba con forma de reptil o iguana, regía el Cielo en su conjunto. El inframundo estaba debajo de la tierra, y estaba dividido en 9 capas. Cada una de estas capas era gobernada por uno de los Bolontiku o Señores de la Noche.

Había además otros dioses
que actuaban sobre las cosas cotidianas: el maíz, la miel, los mercados, etc.
LAS ENIGMÁTICAS PROFECÍAS MAYAS (2)

El cumplimiento de las detalladas predicciones que la antigua cultura maya hizo para el periodo que media entre los años 1992 y 2012 de nuestro calendario plantea un profundo misterio y una pregunta inquietante: ¿nos encontramos realmente viviendo el final de una era cósmica y veremos dentro de cinco años el amanecer de una con signo muy distinto?

Los científicos no saben qué está sucediendo con el Sol. El 20 de enero del 2005, una sorpresiva tormenta solar alcanzó la Tierra con su máximo de radiación sólo 15 minutos después de iniciarse la serie de explosiones, cuando lo habitual son 2 horas. Según Richard Mewaldt, del California Institute of Technology, fue la más violenta en los últimos 50 años. También ha sido la más misteriosa.

Los científicos creían que dichas tormentas se producían en la corona solar por las ondas de choque asociadas a eyecciones de plasma. Sin embargo, en este caso parece haberse originado extrañamente en el interior del Astro Rey, según afirmó el profesor Robert Lin, de la Universidad de California.

Los astrónomos expresaron su perplejidad. El profesor Lin - principal investigador del satélite Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager (RHESSI) - concluyó su declaración con una frase muy significativa: «Esto significa que realmente no sabemos cómo funciona el Sol».

En resumen: el insólito fenómeno del 20 de enero del 2005 ha pulverizado los modelos predictivos de nuestra ciencia.

Pero además, ¿por qué se produce una actividad tan intensa y anómala en este momento? El pico de máxima actividad de nuestra estrella - en su ciclo principal de 11 años - tuvo lugar en el año 2000.

En 2004 los físicos solares observaron una ausencia total de manchas, algo que siempre anuncia la proximidad de un mínimo de actividad.

Dicho mínimo debía producirse entre 2005 y 2006, unos 4 años antes del nuevo máximo, previsto para el año 2010 o 2011, precisamente en vísperas de la fecha para la cual los antiguos mayas profetizaron el final de la era correspondiente al «Quinto Sol» y el comienzo de otro ciclo cósmico, llamado «Sexto Sol».

¿Sabían algo los mayas que nuestra ciencia actual ignora? ¿Podrían ayudar sus textos sagrados a los científicos, desconcertados por el extraño e inquietante comportamiento del Astro Rey?

Y sobre todo: ¿por qué motivo prestó aquella antigua cultura tanta atención a la actividad solar de nuestros días en tiempos tan remotos?

El calendario maya finaliza abruptamente el sábado 23 de diciembre de 2012, 5.125 años después de iniciarse la era del «Quinto Sol».

Según sus profecías, la causa física desencadenante es que el Sol recibiría un rayo proveniente del centro de la galaxia y emitiría una inmensa «llamarada radiante» que transmitiría esa radiación a la Tierra y al resto del sistema solar. Este evento precedería al comienzo de un nuevo ciclo cósmico.

Según su cómputo, habrían tenido lugar ya 5 ciclos de 5.125 años, completando una serie de 25.625 años, periodo muy próximo al de «la precisión de los equinoccios», conocido como «Año Platónico» o «Gran Año Egipcio», correspondiente a un ciclo completo formado por 12 eras astrológicas (25.920 años).

Según los mayas, en la Tierra cada ciclo de 5.125 años habría sido el escenario de la aventura de una Humanidad - «una raza» en su concepto - y habría acabado con su destrucción, seguida por la regeneración que trae el siguiente ciclo o «Sol». Al comienzo de éste se produce una sincronización de la «respiración» de todas las estrellas, planetas y seres.

El 11 de agosto de 3.113 a.C. los mayas fijaron el nacimiento del «Quinto Sol» - la era actual - cuyo final llegaría en 2012. La Era del Agua habría acabado con el Diluvio, la posterior a ésta con un diluvio de fuego y la nuestra, llamada «del Movimiento», finalizaría con violentos terremotos, erupciones volcánicas y huracanes devastadores.

La mitología de las culturas antiguas más diversas recoge la memoria de inundaciones catastróficas que tuvieron lugar hace unos 12.000 años y de misteriosas lluvias de fuego, hace algo más de 5.000 años, que investigadores como Maurice Cotterell asocian a un gran cometa que rozó la atmósfera terrestre.

La predicción maya también describe los 20 años anteriores al primer día del «Sexto Sol» con cierto detalle. Este ciclo menor, que ellos denominaban Katum, ya ha consumido casi dos tercios de su duración total. Ello nos permite verificar hasta qué punto se han cumplido sus profecías hasta este momento y, en consecuencia, decidir si su nivel de aciertos merece suficiente credibilidad como para prestarles atención.

El último Katum - denominado por ellos «el tiempo del no tiempo» - habría empezado en el año 1992 de nuestro calendario, después de un eclipse de Sol que esta cultura pronosticó para el 11 de julio de 1991 y que se cumplió puntualmente. En el concepto maya se trataría de un periodo de transición, caracterizado por profundos cambios cósmicos, telúricos e históricos.

Es curioso observar que en septiembre de 1994 se produjeron fuertes perturbaciones en el magnetismo terrestre, con alteraciones importantes en la orientación de las aves migratorias y cetáceos, e incluso en el funcionamiento de la aviación.

En 1996, la sonda espacial Soho descubrió que el Sol no presentaba ya polos magnéticos sino un único campo homogeneizado. En 1997 se produjeron violentas tormentas magnéticas en el Sol. Y en 1998, la NASA detectó la emisión de un potente flujo de energía proveniente del centro de la galaxia que nadie supo explicar.

Otra fecha importante de las profecías mayas fue el eclipse total de Sol del 11 de agosto de 1999, que también se verificó puntualmente. Según el Chilam Balam - un libro sagrado maya -, siete años después del inicio del último Katum (1999) comenzaría una era de oscuridad y las convulsiones de la Tierra - sismos, huracanes, erupciones volcánicas - aumentarían sensiblemente.

El 15 de septiembre de 1999, sólo un mes después del mencionado eclipse, una misteriosa explosión proveniente del espacio eclipsó durante horas el brillo de algunas estrellas. Las radiaciones de ondas radio, rayos gamma y rayos X multiplicaron su intensidad por 120. Astrónomos como Richard Berendzen y Bob Hjellming, del Observatorio Radioastronómico de Nuevo México (EE UU), calificaron este fenómeno como un enigma «digno de una investigación detectivesca».

EL RAYO Y LA LLAMARADA RADIANTE.
Ante estos hechos objetivos cabe preguntarse: ¿podría ser esa misteriosa e inexplicada radiación de 1999 el rayo proveniente del centro de la galaxia que, según los mayas, alcanzaría al Sol antes del año 2012, cuando se dispararan los fenómenos sísmicos? ¿No resulta también evocador de «la llamarada radiante» que, según los mayas emitiría el Sol después de recibir ese «rayo», la igualmente enigmática y anómala explosión solar del 20 de enero de 2005, que ha dejado perplejos y sin respuestas a los científicos?

El eclipse del 11 de agosto de 1999 que precedió a la fuerte radiación proveniente del espacio del 15 de septiembre de 2005 inauguró un periodo de cataclismos naturales.

El día 7 de ese mismo mes se produjo un terremoto de 5,9º (escala Richter) en Grecia, con 218 muertos; el 8, inundaciones catastróficas en China, con miles de muertos; el 17, un terremoto de 7,4º en Turquía, con 15.000 muertos; el 20, un terremoto de 7,6º en Taiwan, con 2.000 muertos; el 22, una cadena de terremotos menos destructivos - entre 2º y 5,2º - en todo el planeta; el 30, un terremoto en Oaxaca (México), seguido de grandes incendios debidos a explosiones de gas, con más de 100 muertos; y el 10 de octubre las lluvias produjeron 300 muertos y 500.000 damnificados, también en México.

No se trata de una lista exhaustiva de catástrofes ni mucho menos, sino sólo de una muestra de algunos fenómenos muy destructivos, ocurridos tan sólo en los dos meses que siguieron al eclipse de agosto. Incluir los conflictos humanos que estallaron en esos dos meses y otras catástrofes naturales requeriría un abultado volumen.

En este mismo número se recogen otros datos sobre el aumento espectacular de los seísmos, erupciones volcánicas y meteoros violentos. La comparación de la intensidad y la cantidad que estos fenómenos tuvieron en los últimos años con periodos anteriores revela que experimentaron un incremento espectacular en este periodo que los mayas denominaron «el tiempo del no tiempo».

Después de la potente y anómala radiación emitida por el Sol el 20 de enero del 2005 se han disparado las erupciones volcánicas, que ya habían experimentado un incremento notable después del eclipse de 1999. En todo 2004 se registraron 31 erupciones significativas.

Sólo entre enero y abril de 2005, se han detectado 21. Y si sumamos los informes sobre nueva actividad de los volcanes que experimentaron erupciones significativas desde 1999, la cifra asciende a 43 para los 4 meses iniciales de este año.

A esta confirmación de las predicciones mayas debemos añadir otras.

Según dichas profecías, a partir del eclipse de 1999 se incrementarían las guerras y la destrucción.
EL APOCALIPSIS DE LOS MAYAS (3)

Continuamos con el relato de los resultados de los estudios astronómicos que hicieron los Mayas, y que viene a coincidir, con gran perplejidad por parte de los científicos, con los acontecimientos y fenómenos naturales que se están produciendo en los últimos años.

Dice un comunicante que tenemos las profecías bíblicas, y que con ellas nos bastan. Es cierto, pero Dios se comunica con quien quiere, como quiere y cuando quiere. Tenemos el ejemplo de los Magos de Oriente que descubrieron a Dios observando los astros. Quiero dejar claro que con estas publicaciones no quiero atemorizar a nadie, solo exponer objetivamente algo que está ocurriendo, y que una civilización ya extinguida había anunciado, desde la misma ciencia, que iba a ocurrir. Estamos en manos de Dios, y Él sabrá lo que nos espera para el 2012, o para cuando sea.

Según dichas profecías, a partir del eclipse de 1999 se incrementarían las guerras y la destrucción.

El cono de sombra de este eclipse se proyectó precisamente sobre Medio Oriente, Irak, Irán, Afganistán, Paquistán e India, señalando un área sacudida por los conflictos más sangrientos y la amenaza permanente de una confrontación entre Paquistán e India, ambos con arsenal nuclear.

Al acercarse el 2012 una ola de calor aumentaría la temperatura del planeta, produciendo cambios climáticos, geológicos y sociales sin precedentes, con una rapidez asombrosa. Estamos inmersos en dicha dinámica. El acelerado derretimiento de los glaciares en todo el mundo y la aparición de zonas verdes en la Antártida es ya un hecho confirmado científicamente. También anunciaron los cambios inesperados de la actividad del Sol que los científicos están verificando.

Las profecías mayas pronostican la aparición de un cometa, con alta probabilidad de un impacto contra la Tierra. Curiosamente, también en el Apocalipsis de San Juan se predice la llegada de este cometa llamado «Ajenjo» como signo del «Final de los Tiempos».

Otra coincidencia llamativa es que el 11 de agosto de 1999, no sólo tuvo lugar el último eclipse total del milenio, sino la formación de una configuración astrológica muy rara: la Gran Cruz Cósmica, formada en los signos de Tauro, Leo, Escorpio y Acuario, por el Sol, la Luna y tres planetas (AÑO/CERO, 102).

Esta Cruz también nos remite al Apocalipsis porque evoca a «los cuatro vivientes custodios del Trono».

El primero es descrito como «semejante a un león» (Leo), el segundo «semejante a un toro» (Tauro), el tercero «con semblante humano» (Acuario, el Aguador) y el cuarto semejante a un águila (Escorpio).

Estamos ante un simbolismo complejo que encaja con las profecías mayas del comienzo del «Sexto Sol»: una nueva era que, según su predicción, supondrá «el final del tiempo del miedo» y una Humanidad renovada cósmicamente, que construirá una civilización superior a la actual.

Esta convergencia de expectativas, independientes unas de otras, que avalan las profecías mayas es otro hecho a tener en cuenta.

Resulta inevitable recordar a maestros como Sri Aurobindo que, junto a su compañera Madre y su discípulo Satprem, promovieron una transformación fisiológica, convencidos de que, en un ser humano superior, debería producirse «el despertar» del cuerpo a nivel celular e incluso de los átomos.

UNA EVOLUCIÓN PROGRAMADA.
Aurobindo enseñó que se produciría «un descenso de la luz superior a las partes más bajas de la naturaleza», que favorecería el acceso del ser humano a un nivel de conciencia más elevado que el actual.

¿Podría este cambio ser activado o favorecido por ese gran evento cósmico que anunciaron las profecías mayas? ¿Podría ese salto vibracional del Universo, transmitido por el Universo al Sol y por éste a la Tierra, estar impulsando «la gran transformación» que, según los mayas, llegará definitivamente a nuestro planeta el sábado 23 de diciembre de 2012?

En cualquier caso, todas estas profecías son muy elocuentes respecto a dicho salto cualitativo en la evolución de la conciencia.

El cambio cósmico crea las condiciones, pero la transmutación interior sólo puede ser el resultado de una decisión libre y de un trabajo interior individual.

En este final del último Katum del calendario maya el Cielo nos pone ante una encrucijada: autodestrucción o transformación. Nos hallamos, por tanto, en una especie de «tierra de nadie»: una fase definitiva que ya no pertenece a la vieja era, pero tampoco a la que amanecerá dentro de cinco años, cuando se abra «la puerta» cósmica de un tiempo renovado.

En cualquier caso, nos parece evidente que los hechos corroboran las profecías mayas lo suficiente como para tomarlas en serio y examinarlas sin prejuicios a la luz de lo que sabemos del mundo. ¿La evolución biológica y psicoespiritual responde a una programación cósmica inteligente?

Este es, sin duda, el gran misterio que se nos plantea.
Los mayas fueron muy precisos al señalar el inicio del ciclo actual. ¿Podrían haber sido igualmente precisos al señalar su final? Los antiguos precolombinos interpretaban el paso de los cometas como un anuncio de desastres.

Ahora bien, el reciente final del segundo milenio ha sido testigo de un aumento exponencial de la actividad solar y del paso espectacular de dos cometas, el Hayakutake y el Hale-Bopp.

Asimismo, el último cataclismo de Indonesia, el tsunami de diciembre de 2004, el mayor que haya registrado nuestra civilización, fue precedido por el paso del cometa Macholz ¿Se trata del cometa que, según sus profecías, estaría asociado a fuertes movimientos telúricos?

El tránsito de Venus.
La fecha del 2012 indicada en la profecía maya coincide con el pico del próximo máximo de la actividad solar previsto y con la segunda parte del tránsito de Venus.

El sabido que el ciclo de las manchas solares de 11 años de duración tiene múltiples efectos sobre la Tierra y los seres humanos. Pero ¿existe una relación entre el calendario maya y la profecía del 2012 con el ciclo de las manchas solares y el tránsito de Venus?

Si examinamos los documentos históricos para verificar si existe dicha relación, el resultado produce asombro. Por ejemplo, un tránsito de Venus tuvo lugar entre el año 1518 y el 1526.

Estas fechas fueron fundamentales para la conquista de México por parte de los españoles. ¿Cómo pudieron 300 conquistadores derrotar al imperio azteca?

La clave parecía estar en una profecía que anunciaba el regreso del dios Quetzalcóatl en el año 1 Caña (1518). Este dios estaba asociado con Venus y se decía que se manifestaría como un hombre blanco con barba.

A los occidentales esto nos puede parecer un mito pintoresco, pero tuvo el impacto de un apocalipsis en los aztecas, cuando un extraño navío llegó a Yucatán.

El emperador guerrero Moctezuma quedó bloqueado por la confusión espiritual. Los aztecas ya estaban espantados por otras señales que habían anunciado la llegada de Cortés, entre ellas la erupción del Popocatepetl.

Además, ocurrieron una serie de sucesos, como el avistamiento de extrañas luces en el cielo e inundaciones en la capital. Los sacerdotes aztecas habían profetizado un final terrible para su cultura y, de hecho, Cortés puso fin a la última civilización de las pirámides a finales del segundo trecho del tránsito de Venus, en 1526. El ciclo siguiente del tránsito de Venus de 8 años tuvo lugar entre 1631 y 1639.

Inmediatamente después las manchas solares desaparecieron durante 70 años. Este periodo es conocido como la "pequeña glaciación". El ciclo de las manchas solares reapareció en 1720 y los niveles de actividad crecieron, con un pico en 1960. Desde entonces se ha producido un aumento las erupciones volcánicas, terremotos, huracanes, etc., cuyo número ha venido creciendo sin pausa en los últimos 45 años.

Ha habido sólo 2.119 terremotos registrados en todo el siglo XIX. Un reciente informe geológico del gobierno de EE UU indica que ha habido 4.139 sólo en 1970. Los más intensos se han producido todos después de 1960.

El mayor tuvo lugar a finales del 2004 en el Océano Índico. Y vemos que esta tendencia se refuerza con el aumento en la frecuencia de las erupciones volcánicas a gran escala, violentas tormentas, huracanes y tifones. El Popocatepetl ha empezado nuevamente a tener erupciones en la década de los 90.

En realidad, ha habido muy pocas en la primera mitad del siglo pasado. Pero muchos volcanes que estaban inactivos han empezado a despertar y su actividad ha sido intensa en los últimos 15 años.

El aumento por decenios, y hasta por años, del número de tornados es igualmente significativo. Ha habido 13 en 1996 y 28 en 1998. Según un informe publicado el 17 de diciembre de 2004 por la UNISDR (Agencia de las Naciones Unidas para la Reducción de los Desastres), se está produciendo un aumento espectacular de las catástrofes naturales.

El citado documento de la ONU sostiene que más de 254 millones de personas han resultado afectadas por "desastres naturales" en 2003, triplicando las cifras ya altas de 1990 Según las estadísticas del Centro de Investigación sobre los Desastres de la universidad de Lovaina, en Bélgica, "la tendencia a largo plazo en la década pasada es a un continuo aumento del número de víctimas".

Según la Zurich Re, la mayor compañía aseguradora del mundo, "los desastres naturales están en expansión desde 1960". Nos estamos aproximando al año 2012 y la Tierra tiembla, oscila, escupe nubes de cenizas, gas ardiente y lava.

Es importante advertir que las erupciones volcánicas pueden disparar el efecto invernadero y el cambio climático. Un aumento sorprendente de dicha actividad se inició el 22 de junio de 2003, un día después del tránsito de Venus, cuando se activó el volcán Ijen, en Java (Indonesia).

El 29 de junio entró en erupción el Bezymianny, en Rusia. En julio se registraron ocho reactivaciones volcánicas en todo el mundo, desde Japón hasta América Central. En agosto tuvieron lugar erupciones en el Océano Atlántico meridional, en Papúa Nueva Guinea y en Indonesia.

El aumento de la frecuencia de estos fenómenos siguió intensificándose en septiembre. Una impresionante cantidad de volcanes (15) mostró un aumento de actividad, desde ligeros temblores hasta erupciones pequeñas y medianas.

Sólo en ese mes, el Etna en Italia, el Mauna Loa en Hawai y el Monte Kiki en Japón, entraron en actividad, junto con otros en Colombia, Alaska, Indonesia, Congo y Rusia. La tendencia continuó en octubre, cuando se sumó el Mount Saint Helen y el Mount Rainier, en EE UU. El 5 de octubre, otros 10 volcanes despertaron.

Terremotos y huracanes.
Los grandes terremotos están experimentando una tendencia similar (los últimos en Indonesia e Irán). Además, se ha incrementado la violencia de los huracanes. Los datos indican que la intensidad y la frecuencia de las catástrofes naturales no ha dejado de aumentar desde 1960 y esta tendencia al alza se mantiene firme.

Esta mayor actividad se ajusta con las predicciones de los sacerdotes mayas y debería culminar entre el año 2010 y el 2012. Todos saben que algo está ocurriendo, aunque nadie sepa a qué debemos atenernos.

Los físicos solares fueron testigos de una imprevista explosión solar, con un breve periodo de intensa actividad y tormentas continuas.

Ese fenómeno no tendría que haber sucedido, porque acabábamos de atravesar un ciclo de manchas que duró desde 1999 a 2001 y el Sol debía haberse "calmado", ya que se encuentra próximo a su ciclo mínimo de actividad (2005-2006).

Sin embargo, dicha actividad está oscilando de forma anómala, coincidiendo con las previsiones de los antiguos sacerdotes mayas, quienes afirmaron que así ocurriría precisamente al final del "Quinto Sol".

¿Estamos realmente asistiendo al final de una era y al inminente comienzo de una nueva? Si es así, en breve debería tener lugar un cambio profundo en la Tierra y en la historia humana. Pero, ¿en qué puede consistir? ¿Cuál es el signo del tiempo que nos tocará vivir desde ahora hasta el año 2012 y el del futuro que nacerá en ese momento?
Juan García Inza

ORACIÓN DE LOS FIELES


ORACIÓN DE LOS FIELES, NO DE LOS LECTORES (1)

Llevo tiempo con ganas de escribir sobre la Oración de los fieles, llamada también Oración universal.

Las confusiones son tales, y los abusos tan llamativos, que hay que iluminar y poner orden: basta comprobar, por ejemplo, la mala realización de esta Oración de los fieles en una novena, en una Confirmación, en unas Primeras comuniones o en cualquier Misa que tenga carácter especial.

La Oración de los fieles es la intercesión que hacen los bautizados (los fieles cristianos), a propuesta del diácono que indica la intención por la que orar. Es decir, el diácono señala el motivo de oración a todos los presentes y entonces los fieles oran juntos por esa intención: “Señor, escucha y ten piedad”, “Te rogamos, óyenos”, “Escúchanos, Señor”, “Kyrie, éleison. Esto es oración de los fieles porque, en primer lugar, la hacen todos los fieles (no un lector) y, en segundo lugar, porque se dirigen directamente a Dios. Esa respuesta de todos es la verdadera Oración de los fieles”.

De los fieles”:
Vayamos a las definiciones porque nos dan el sentido de las cosas. En la Introducción General del Misal Romano se nos explica esta oración universal:
En la oración universal, u oración de los fieles, el pueblo responde en cierto modo a la Palabra de Dios recibida en la fe y, ejercitando el oficio de su sacerdocio bautismal, ofrece súplicas a Dios por la salvación de todos. Conviene que esta oración se haga de ordinario en las Misas con participación del pueblo, de tal manera que se hagan súplicas por la santa Iglesia, por los gobernantes, por los que sufren diversas necesidades y por todos los hombres y por la salvación de todo el mundo (n. 69).

Y unas Orientaciones pastorales de la Comisión Episcopal de Liturgia (que están al principio del libro La oración de los fieles y que es un subsidio litúrgico presente en cualquier parroquia) desarrolla más aún el sentido y el valor de esta Oración universal:
Se da el nombre de Oración universal o de Oración de los fieles a la súplica o intercesión que la asamblea de los fieles dirige a Dios, después de la invitación hecha por el ministro idóneo, para pedir principalmente por las necesidades de la Iglesia y de todo el mundo. Mediante esta súplica el pueblo ejercitando su oficio sacerdotal, ruega por todos los hombres, de modo que, completando en sí mismo los frutos de la liturgia de la Palabra, pueda hacer más adecuadamente el paso a la liturgia eucarística.

La Oración universal tiene su puesto en la Misa y en otras acciones litúrgicas, y también en los ejercicios piadosos. Al realizarla, la Iglesia reunida expresa su fe en la comunión de los Santos y en su vocación universal como intercesora en favor de todos los hombres. El pueblo de Dios ejerce su sacerdocio real de manera eminente al participar en los sacramentos, pero también cuando realiza esta oración. De suyo, esta plegaria pertenece solamente a los fieles, no a los catecúmenos. Los neófitos han de participar en ella de manera activa, una vez que han alcanzado la dignidad del sacerdocio real
(n. 1).

Por tanto, Oración de los fieles es la respuesta orante de todos al Señor a una intención que un diácono o un lector van proponiendo a todos. No confundamos los términos: no es oración de los fieles cada una de las peticiones que se señalan porque son simplemente moniciones, indicaciones; ni es oración de los fieles entendiendo que cada petición (a veces en un lenguaje no de monición, sino directamente dirigido a Dios, no a los fieles) la haga un lector distinto. La Oración de los fieles es la plegaria común que todos realizan: “Te rogamos, óyenos”.
DE LOS FIELES. SENTIDO DE LA ORACIÓN UNIVERSAL (2)

Vayamos a las definiciones porque nos dan el sentido de las cosas. En la Introducción General del Misal Romano se nos explica esta oración universal:
En la oración universal, u oración de los fieles, el pueblo responde en cierto modo a la Palabra de Dios recibida en la fe y, ejercitando el oficio de su sacerdocio bautismal, ofrece súplicas a Dios por la salvación de todos. Conviene que esta oración se haga de ordinario en las Misas con participación del pueblo, de tal manera que se hagan súplicas por la santa Iglesia, por los gobernantes, por los que sufren diversas necesidades y por todos los hombres y por la salvación de todo el mundo (n. 69).

Y unas Orientaciones pastorales de la Comisión Episcopal de Liturgia (que están al principio del libro La oración de los fieles y que es un subsidio litúrgico presente en cualquier parroquia) desarrolla más aún el sentido y el valor de esta Oración universal:
Se da el nombre de Oración universal o de Oración de los fieles a la súplica o intercesión que la asamblea de los fieles dirige a Dios, después de la invitación hecha por el ministro idóneo, para pedir principalmente por las necesidades de la Iglesia y de todo el mundo. Mediante esta súplica el pueblo ejercitando su oficio sacerdotal, ruega por todos los hombres, de modo que, completando en sí mismo los frutos de la liturgia de la Palabra, pueda hacer más adecuadamente el paso a la liturgia eucarística.

La Oración universal tiene su puesto en la Misa y en otras acciones litúrgicas, y también en los ejercicios piadosos. Al realizarla, la Iglesia reunida expresa su fe en la comunión de los Santos y en su vocación universal como intercesora en favor de todos los hombres. El pueblo de Dios ejerce su sacerdocio real de manera eminente al participar en los sacramentos, pero también cuando realiza esta oración. De suyo, esta plegaria pertenece solamente a los fieles, no a los catecúmenos. Los neófitos han de participar en ella de manera activa, una vez que han alcanzado la dignidad del sacerdocio real (n. 1).

Por tanto, Oración de los fieles es la respuesta orante de todos al Señor a una intención que un diácono o un lector van proponiendo a todos. No confundamos los términos: no es oración de los fieles cada una de las peticiones que se señalan porque son simplemente moniciones, indicaciones; ni es oración de los fieles entendiendo que cada petición (a veces en un lenguaje no de monición, sino directamente dirigido a Dios, no a los fieles) la haga un lector distinto. La Oración de los fieles es la plegaria común que todos realizan: “Te rogamos, óyenos.

Y la Tradición de la Iglesia lo tenía muy claro. Terminada la Liturgia de la Palabra, el diácono despedía a los penitentes y a los catecúmenos (Catecúmenos, podéis ir en paz) tal como podemos leer, por ejemplo, en las Constituciones Apostólicas. Cuando se habían marchado, los fieles, aquellos que habían recibido el Espíritu Santo en la Iniciación cristiana y son hijos de Dios, pueden orar al Padre. El acento recaía entonces en lo que los fieles los bautizados!) iban a realizar, no en el número de lectores que proponían las intenciones sino en la oración de todos los bautizados intercediendo ante Dios”.
Javier Sánchez Martínez

LA JUBILACIÓN DE LOS CURAS OLVIDADOS


Como pasaba con el cementerio de libros olvidados que Carlos Ruiz Zafón nos hizo imaginar en La sombra del viento, hace un par de domingos pasado descubrí que también en nuestras ciudades existen lugares donde se atesoran las personas y los recuerdos de nuestros curas retirados, de quienes ya pocos tienen memoria.

Fue gracias a un amigo sacerdote de mi edad que estaba de visita en Madrid, y paraba en la Residencia Sacerdotal San Pedro, ubicada en la madrileña calle de San Bernardo, donde conviven curas transeúntes(que están de paso) con sacerdotes ya jubilados.

Me invitó a comer con ellos, y fue para mí toda una sorpresa encontrarme en un lugar donde el que menos nos sacaba treinta años, cuando no cincuenta e incluso más.

La comida fue de lo más interesante, pues nos tocó compartir mesa con un obispo de Guinea y un sacerdote de Mondoñedo (ambos aún en activo), un diácono permanente de Huelva y un sacerdote madrileño de ochenta y siete años, lleno de ingenio y de ganas de hablar.

Este sacerdote mayor estaba en nuestra mesa, la de los visitantes, porque vivía sólo aunque iba a comer a la residencia todos los días, a buen seguro que en busca de un poco de compañía humana y compadreo con sus colegas sacerdotes, retirados como él.

Sordo como una tapia y extrovertido como un adolescente, la comida transcurrió entre chascarrillos de unos y otros, intercalados con conversaciones más o menos serias, donde nuestro decano de mesa hablaba del Concilio Vaticano como si hubiera sido antes de ayer.

Yo estaba fascinado, de ver los rostros de los sacerdotes que llenaban el comedor, que sería igual que el comedor de cualquier residencia geriátrica, de no ser por ese algo tan especial que destilaba el ambiente.

Mi imaginación bullía pensando en cuántas historias interesantes habrían vivido, cuántas personas habrían ayudado, cuántos cientos de miles de misas habrían celebrado. Algunos eran escritores, periodistas, otros párrocos, coadjutores, secretarios, vicarios, jueces eclesiásticos, y mil oficios más, comprendidos dentro de su labor de ser sacerdotes.

De pronto vi a don Serafín, un sacerdote que durante años atendió la parroquia de Nuestra Señora del Carmen en Pozuelo de Alarcón, de quien ni siquiera recuerdo su apellido.

Yo le veía siempre confesar y decir la misa a diario, muy santo y ensotanado y todo serio, imagen me que me había formado de él sin conocerle, pues aquella no era mi parroquia. Hasta que un día le conocí por alguna cosa de la vicaría y pude ver también que tenía un gran sentido del humor y una humanidad muy cercana.

Siempre me pareció un cura de otra época, y me llamaba la atención la perseverancia con la que se arrodillaba ante el sagrario cada vez que pasaba delante del mismo, incluso durante la Misa, lo cual me parecía cada vez más admirable conforme se iba haciendo más mayor.

Me conmovió encontrarlo allí, retirado y apartado de todo oficio, y empecé a pensar en lo rápido que olvidamos a los sacerdotes cuando se retiran, pues nunca me había preguntado qué habría sido de él.

La gente normal tiene hijos y nietos o familiares que en condiciones normales se acuerdan de ellos y los honran, haciendo de su vejez algo llevadero, colmándoles de ilusiones nuevas en una edad en la que es tan fácil dejarse ir por el cansancio y los años.

Los sacerdotes, que han sido padres, hermanos, amigos y compañeros; que han gastado sus horas en atender enfermos, pecadores, moribundos, solitarios, necesitados, y también algún que otro pesado, son de esa raza de gente que no se retira hasta que no pueden más.

¿Cómo retirarse de un trabajo como el de ser sacerdote?.
Eso lo puede hacer un ingeniero, un abogado, un empleado, un maquinista o un comerciante; un día se cansan de su trabajo, y deciden disfrutar de su pensión y de su familia. Al final su trabajo no era más que un medio de vida, por más que coincidiera con su pasión, o al menos les sirviera de entretenimiento u ocupación.

En cambio los sacerdotes, son su trabajo, y su trabajo son ellos; porque su persona y su trabajo son una misma cosa, sin que venga a cuento hablar de pagas, salarios o jubilaciones, porque hay cosas que no se pagan por dinero, como la de trabajar a sueldo y en la nómina de Jesucristo, siendo eso, Jesucristo entre los hombres, “alter christi”, persona de Cristo.

Pensaba yo en todo eso mientras comía, y me sentía apenado, a la vez que orgulloso, de esa comunidad de santos y joviales locos, que lo habían dejado todo por Cristo hacía décadas, y ahora estaban retirados, viviendo en la humildad y el anonimato que da el que no se acuerden de uno.

A buen seguro que muchos tienen aún familiares, amigos y alguna que otra ocupación furtivacomo decir Misa a algunas monjitas, o escribir ese tratado de espiritualidad para el que nunca tuvieron tiempo cuanto estaban activos, de tanto que trabajaban.

Son gente que, con sus defectos y sus virtudes, han corrido la carrera, y han perseverado en la gracia y vocación recibida, siendo bendición para muchísimos, sin pedir nada a cambio.

Quizás ninguno de ellos le toque trabajar hasta el final como a nuestros papas, ni sea un cardenal de los que votan en los cónclaves hasta los ochenta años. Quizás no salgan en la prensa, ni tengan ya fuerzas para escribir libros de madurez, ni puedan atender a los necesitados porque ellos necesitan ahora ser atendidos.

Lo que es seguro es que poca gente, siendo tan olvidada de todos, será tan especial para Jesucristo, que un día los llamó amigos y los hizo partícipes de su ministerio.
José Alberto Barrera

CUANDO LAS APARIECIAS ENGAÑAN


¿Qué se parece más: una aceituna a un olivo o una aceituna a una piedrecita de tamaño y color similar a una aceituna?

Lo lógico es responder que se parecen más la aceituna y la piedra. Aparentemente es así, pero si lo pensamos detenidamente, la aceituna se parece más al olivo que a la piedrecita.

Esto es así porque la aceituna tiene la misma sustancia que el olivo, mientras que la piedra sólo se le parece en lo accidental, en la forma, ya que pertenece al reino mineral, en tanto que la aceituna pertenece al reino vegetal, que es también el del olivo. El olivo ha sido aceituna y la aceituna puede convertirse en olivo.

Pues esto es lo que pasa en el Bautismo: ¿entre quiénes hay más diferencias: entre un ángel y un bautizado o entre un bautizado y un no bautizado?

Hay más diferencia entre un bautizado y un no bautizado, que entre un ángel y un bautizado. Porque el ángel y el bautizado pertenecen al reino sobrenatural, mientras que el no bautizado pertenece sólo al reino de lo humano. No es hijo de Dios, sólo criatura de Dios.

Viene esto a cuento de lo que decíamos el otro día de que por el Bautismo se entra en la Iglesia. ¡Y de qué manera!

También viene a cuento de todos esos pobres tontos que no bautizan a sus hijos con la excusa de que es para que de mayores puedan elegir. Esos padres que les dan la vida a sus hijos, les imponen una nacionalidad, una lengua, unas costumbres, unas normas morales y sociales, un horario…; les eligen dónde vivir, la guardería, el colegio, el ballet, el judo, las clases de piano y el inglés Y estos mismos padres hacen una excepción, ¡una sola!: “En cuanto a religión, que mi hijo elija cuando sea mayor.

Está claro que esos padres no saben lo que se traen entre manos.
Aramis

DIOS VISITA LAS CÁRCELES (3)


La Misa secreta.
El Padre Franz von Tattenbach logró arreglárselas para establecer contactos con mi inmueble, a pesar de las enormes dificultades y riesgos de tal empresa. Hizo verdaderos prodigios, y a ello se debe que todos los prisioneros de Moabit - y yo especialmente - pudiésemos disfrutar de largas horas de beneficios del cielo.

Sucedió así: un día un ciclópeo carcelero arrojó con desprecio un paquete sobre mi camastro. Estaba furioso y profería insultos que no llegué a entender. Cuando desapareció de allí, abrí el paquete. Era ropa, ¡ropa limpia! Dios mío, ¿era posible? Entre nosotros había generales, ministros, gente de elevada posición, que durante meses y meses tenían que llevar la misma camisa, y lavarla pobremente en agua fría. ¡Ropa limpia! Entonces me di cuenta por vez primera qué mal acostumbrados estábamos en casa, sin darnos cuenta.

Contemplaba cada pieza con atención. ¡Anda!, un papel:
-En casa todos bien. Ninguna residencia confiscada. Podemos trabajar. Su familia no está detenida. Muchos saludos y abrazos. Rezaremos mucho.

Por tanto, ¡no era verdad lo que la Gestapo me repetía en todos los interrogatorios, no era verdad! Ahora ya podían fastidiarme lo que quisieran; ya estaba al corriente de todo e informaría también al Hermano Moser. Desdoblaba con precaución cada pieza. Había unos pañitos doblados como pañuelos con una crucecita roja en el medio. ¡Toma! Si son purificadores. Encontré igualmente una palia, unos corporales, un vasito de vidrio y una caja de crema. Me alegré al verla, pues la crema vendría bien para muchas cosas, y en primer lugar para los enfermos. Pero mi sorpresa fue mayúscula al abrir la caja: había unas cuantas hostias grandes y pequeñas y la advertencia sin consagrar escrita con lápiz en el interior de la tapa. Faltaba lo más importante, el vino, y lo encontré también: un frasquito dentro de unos calcetines enrollados. ¡Qué buenos mis hermanos! ¡Qué bondadoso el Señor! Ya en 1939 el Papa nos había concedido por medio del P. General: Si la persecución impide a los Padres decir la Misa en las iglesias y capillas, tienen facultad para celebrarla donde puedan, aun sin ornamentos sagrados, siempre que dispongan de vino y hostias verdaderas.

El mismo día recibí por medio de mi buen amigo el médico - y de una procedencia completamente distinta - un Misal del P. Schott. Cuando el Señor me ayudaba de aquella manera por medio de aquellos valientes colaboradores y pasando por encima de tan graves peligros, no había dificultad que me pareciese insuperable para impedirme celebrar la Santa Misa en plena penitenciaria de las S. S. Confiaba en la protección del ángel de la guarda.

Ya en la noche siguiente, cuando todo estaba en silencio, me puse a decir la Misa en el ángulo muerto de la celda, entre el camastro y el muro de la ventana. El taburete me servía de altar. Con mucho, con muchísimo temor de que me pudiesen luego profanar el Santísimo Sacramento - lo que pudiera muy bien haber ocurrido -, pero con mucha mayor ansiedad y alegría interior, comencé el Santo Sacrificio. Durante la epístola y el evangelio me paseé de un lado al otro de la celda por si los centinelas me estaban espiando por la mirilla. Todo se concluyó sin contratiempo. Aquella consagración no la olvidaré mientras viva. Después del último evangelio recogí todas las cosas y las oculté debajo de una tabla del piso que no ajustaba. Tranquilo, emocionado, lleno de santa paz, hice mi acción de gracias.

Un colaborador insospechado.
Me sobresaltó el ruido de la llave en la cerradura y el cerrojo de la celda al descorrerse. En el marco de la puerta se destacaba un guardián que me examinaba con atención y observaba también la celda. Él fue quien rompió el silencio:
-“¿Ha enviado usted correo?”
-“¡Gracias, Dios mío! Parece que no ha visto nada - pensé en mi interior.
-No”.
-“¿Por qué?”
-Porque no puedo escribir”.
-“¿No tiene usted permiso para escribir?”
-No”.
Me trataba de usted, cosa que solo hacían los guardianes que tenían buen corazón.
-“¿Tampoco puede fumar?”
-“Tampoco, pero eso no me importa”.
-“¿Y leer?”
-Tampoco, y eso ya es más costoso.
-Y diga usted: ¿trabajar tampoco?”
-Tampoco.
-“¿Pues quién es usted para que le traten tan severamente?”
-Soy sacerdote católico”.
-“¿Párroco?”
-No. Un Padre, religioso
-“¿De qué orden?”
-Jesuita
-“¡Bueno!, ahora comprendo. ¿De dónde es usted?”
-De Baviera, de Munich.
-También yo soy de Baviera, y católico. Mis hijos son acólitos en la parroquia. Yo era aduanero y acaban de destinarme aquí. ¡Cuándo podré volver a Baviera! Tengo que hacer una ronda, pero vuelvo enseguida”.
Efectivamente, al cabo de un rato lo tenía otra vez delante. Le pregunté:
-“¿Cómo va la guerra?”
-Perdida. Todo está perdido”.
Me daba lástima el pobre hombre.
-Oiga - le dije - conmigo puede usted hablar así. Pero tenga en cuenta que hay detenidos que…”
-“Ya lo sé. Ya tengo cuidado
-“¿Qué va usted a hacer cuando caiga Berlín?”
-No tenemos escape. Estamos perdidos”.
-“¡No! – repliqué - Atiéndame: usted es padre de familia. Usted no quiere ser de las S. S. Tráigame papel y lápiz y le daré una dirección para que cuando todo esté perdido pueda usted encontrar ropa de paisano y un refugio. Quiero ayudarle.
-“¿Usted quiere ayudarme a mí? ¿Y usted mismo?”
-Dios sabe lo que será de mí”.
Se marchó sin más que entornar la puerta y regresó con papel y lápiz. Escribí unas líneas para Odilo y se las entregué. Fue entonces cuando se atrevió a preguntarme en voz baja:
-“¿Qué puedo hacer por usted?”
-Yo solamente deseo una cosa. Pero como es muy peligrosa para usted…”
-“¿De qué se trata?”
-Si le es posible me gustaría que me trajese de la ciudad, hostias y vino de Misa.
-“Bueno, pero ¿para qué?”
-Para celebrar aquí la santa Misa
-Pero, ¿usted se ha vuelto loco?”
-No. ¿Por qué?”
-Decir misa en una penitenciaría de las SS. ¿Cómo se le ocurre? Eso es completamente imposible. Si le sorprenden le esperan los más duros castigos: las celdas del sótano yBueno, sépalo, no puedo traerle eso. Es imposible”.
Yo le contemplé amistosamente, pero con firmeza, y le pregunté:
-Usted no traiciona nunca, ¿no es verdad?”
-No, nunca”.
-Pues entonces le diré que esta mañana he celebrado la santa Misa en esta misma celda”.
-Pero, ¡por amor de Dios! Cómo Bueno, le ayudaré y tendré en ello una gran alegría. Pero le pido una cosa. Ofrezca mañana la misa por mí y por los míos de Baviera, para que podamos encontrarnos después de la guerra”.
Se lo prometí, nunca me falló. En lo sucesivo fue siempre él el que me procuró hostias y vino de Misa, y me protegió también en los momentos más difíciles. Así pude seguir diciendo Misa hasta los días que precedieron a mi salida de la penitenciaría, y repartir innumerables comuniones a muchos compañeros de prisión, católicos, sanos, enfermos y moribundos.

Volvían los carismáticos tiempos de las catacumbas.
Jorge López Teulón

DIOS VISITA LAS CÁRCELES (2)


Mi extraño campo de operaciones.
Por fin me sacaron, por primera vez, al patio de la prisión para pasear. Ansioso de respirar aire puro y de poder caminar llegué allí antes que los demás. A los pocos instantes divisé al Hno. Moser, y sin que el centinela se percatase logré colocarme tras él en la fila de paseo. Por fin, podríamos vernos y hablarnos.
-“¿Pasó ya algún interrogatorio?”, le pregunté.
Hizo que sí con la cabeza y murmuró hacia atrás:
-“¡Cómo mienten!”

Los interrogatorios pretendían engañarnos. Decían:
-“¡Vamos, sea sincero y confiese de una vez! Tal y cual han declarado ya todo y han suscrito. Tenemos preso al P. König y ha declarado todo lo contrario. El P. Delp ha sido expulsado de la Orden y ahora tiene un alto puesto entre nosotros; mañana les interrogará él mismo - (La verdad era precisamente todo lo contrario, aunque nosotros lo ignorábamos entonces: el P. Delp había pronunciado en la prisión sus votos solemnes de religioso y al P. König no le habían localizado) - Hemos suprimido ya todas las casas de jesuitas y encerrado a muchos de ellos. Aquí están las declaraciones de los otros: lea usted”.

Esta tortura mental, y el estar rumiándola día y noche completamente solo, sin ocupación, sin libros, sin breviario, sin nada, únicamente con las cadenas, estaba destinada a quebrantar nuestra firmeza.

El paseo era el tiempo de las grandes gracias espirituales, la ocasión para que los presos pudiesen confesarse. Pronto corrió entre todos que yo era sacerdote católico, jesuita. Por eso al formarse las filas de tres para el paseo, que se hacía en círculos concéntricos, se ponían en los primeros puestos cerca de mí, todos aquellos que querían confesarse. A veces era fatigoso, y siempre muy arriesgado, pero también indeciblemente consolador. Cuando acababa con los penitentes de una fila debía pasarme a la otra. Pero, ¿cómo lograrlo? Había un procedimiento: dirigirme sin permiso a uno de los vigilantes para preguntarle algo. Él se dirigía a mí como un energúmeno:
-“¡Alto! Vuelva a las filas, o si no…”
Y yo me volvía, pero no a mi sitio de antes, sino junto a aquel que quería confesarse. Naturalmente, no podíamos hablarnos mucho; pero la sola absolución les comunicaba una alegría, una paz y una fortaleza superior a toda ponderación.

Más tarde todo se hizo aún más sencillo. Los presos me enviaban por escrito a la celda furtivamente, por medio de los centinelas adictos, sus confesiones y una palabra en clave o una contraseña para el próximo paseo. De este modo en un solo paseo podía dar un gran número de absoluciones. Para entonces ya estaba todo organizado”.

Además, había algunas cosas en el ambiente exterior que mitigaba nuestras penas internas: por ejemplo, el espíritu de colaboración suscitado por nuestra común desgracia. Una vez estábamos paseando en círculo mientras 8 ó 10 transportaban arena. Al pasar oigo a uno de ellos, buen amigo, que me dice en voz baja:
-Padre, la absolución”.
-“¡, Dios mío!... Pero, ¿cómo juntarnos?”
Vi en el camino un enorme agujero lleno del fango y agua de las últimas lluvias, y sugerí rápido:
-Mete con fuerza la carretilla en el bache”.
Y seguí en el círculo. Al volver a pasar por allí, a la vuelta siguiente, sonreí abiertamente como quien dice: han cargado tanto el carretillo que no pueden sacar la rueda del agujero. Era el momento oportuno. Un compañero gritó en voz alta:
-Caramba, otra vez. A ver, alguno que venga a ayudar a sacar la rueda.
Y en un instante nos acercamos tres o cuatro, temiendo que los centinelas nos echasen para atrás. Pero no lo hicieron. Y de ese modo, mientras nos afanábamos en torno a la carretilla, dando la espalda al centinela oí sus confesiones. Teníamos la carretilla casi del todo fuera, cuando me dicen dos compañeros:
-Por Dios, Padre. Nosotros no hemos estado ahí dentro, y querríamos confesarnos”.
-“Bien - responde otro - Adentro con la carga.
Y volvió la rueda al hoyo enfangado. Cuando todos estuvieron despachados - me parece que tengo aún en los oídos aquel Gracias, Padre; ahora somos increíblemente felices”-, la carretilla se puso definitivamentea salvo. Y lo más curioso fue que el centinela que nos vigilaba, que era uno de los más chinches, comentaba mientras volvíamos del agujero:
-Eso está bien. Eso es compañerismo.
Y el mayor cómplice había sido el Señor, Jesucristo, que socorría la necesidad de sus ovejas.

Los extraños oficios de un cuarto de baño.
Un día se abre la puerta de mi celda, y uno de los carceleros, que entretanto se había hecho buen amigo mío, me dice a bocajarro:
-Padre, ¿quiere tomar un baño caliente?”
Yo no acababa de entender: un baño, un baño caliente en la penitenciaría de las SS, ¡un baño! Debí poner tal cara de tonto. Y repentinamente me grita, lleno de cólera:
-“¡Fuera con él!”
Y añadía en voz baja:
-Tráigase la toalla y jabón.
Le obedecía como un sonámbulo y salí de la celda tras él. Volví a la realidad en un segundo: tenía delante de mí a diez de los más temibles agentes de las SS.
-“¿Dónde va ese?” - preguntó uno de ellos al carcelero, mientras me señalaba con el dedo.
-Al buró - (expresión que entre los carceleros quería decir tanto como al interrogatorio, a recibir una paliza, a la tortura) - Eso le irá bien. Espero que tengamos hasta bien entrada la noche”.
Eran, todo lo más las 9,30 de la mañana. El carcelero me ordenó con desdén:
-“¡En marcha! De prisa, de prisa”.
Cuando los de las SS ya no podían oírnos, se apresuró a decirme:
-Padre, esos tipos son tontos. Sígame rápido, al sótano. Entre en la habitación donde oiga silbar... Todo estará listo para un baño”.
Y desapareció. Hice lo que me había dicho. Apenas entrado en el pasillo del sótano oigo silbar a alguien apenas perceptiblemente, y una voz en la oscuridad que me dice:
-Aquí, Padre.
Se abre una puerta:
-“¡Entre, de prisa!”
Ante mí había una figura enorme, casi gigantesca, con un rostro extraordinariamente bondadoso.
-“¡Alabado sea Dios! ¿Ha ido todo bien?”
¡Oh! ¡Cuánto tiempo hacía que no oía el alabado sea Dios”!, tan tradicional en mi país para saludarse. Contesté a su saludo y pregunté:
-“¿Dónde estoy?”
-En un cuarto de baño.
-“¿Quién es usted?”
-El encargado de los baños - respondió con pensativa sonrisa”
-Entonces, ¿no es esa su profesión?”
-No, Padre. Yo era director general de unas grandes minas de carbón.
-Y, ¿cómo ha venido usted aquí?”
-Como tantos otros. Quise proteger a los míos, alimentarles y tuve un lío con esos tiranos que viven en el derroche, y no quieren dar nada; me denunciaron y aquí me tiene”.
-“¿Desde cuándo?”
-Hace medio año”.
-“¿Tiene noticias de su esposa y sus hijos?”
-Solamente por medio ilícitos”.
Le expresé mi condolencia. Me dio la mano. Le temblaba la voz.
-Bien – dije - ¿Qué he de hacer?”
-Padre, usted merece algo bueno, un baño caliente.
-“¿Cuánto cuesta?” - le pregunté sonriendo (no había muchas cosas gratis en la prisión).
-Un puro o tres cigarrillos para el oficial encargado de todo esto. Se contenta con ello, y no le interesa quién se baña. Pero ya sé que usted no fuma, y su importe ya está pagado. Y mire, si se acerca la ronda de vigilancia, se esconde detrás de ese montón de carbón; hay un pasillo sin salida y se puede meter a rastras por él. Si el vigilante no trae perro, no le encontrará.
En la pieza de delante había dos bañeras, y en la de al lado las calderas y a continuación las carboneras.
-Vaya, un poco de paciencia, Padre, y en seguida tendremos agua caliente.
Llamaron a la puerta. Mi corazón empezó a latir con fuerza.
-Esté tranquilo, Padre. Los vigilantes peligrosos no llaman a la puerta. La abren sin llamar”.
Fue a abrir y entró un recluso, antiguo alumno de nuestro colegio “Stella Matutina”, de Feldkirch.
-“Alabado sea Dios, Padre.
-Por siempre.
-Parece que le extraña verme por aquí”.
-Así es. Me extraña un poco”.
-Yo también vengo a tomar un baño’. Pero antes, Padre, hay otra cosa. Mañana es la vista de mi proceso ante el tribunal popular. Me lo juego todo y debo estudiar bien cómo de he comportarme. Por eso le ruego que haga lo posible por ayudarme, qué tengo que decir y cómo.
Entonces empecé a darme cuenta por qué me habían llevado a la sala de baños. Recorrimos detenidamente su caso, comentándolo sentados en un pequeño escaño junto a la pared. Cuando acabamos, me dice el recluso:
-Bien, Padre. Y ahora, lo principal. No sé cómo irán mañana las cosas. Lo que Dios quiera. Me va la vida o la muerte. Usted, Padre, ayúdeme en lo principal: quisiera hacer una confesión general”.
Y comenzó:
-En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Cuando acabó me dijo:
-Padre, se lo agradezco mucho. Dio se lo pague. Ya estoy preparado para todo. He traído un poco de pan y de embutido: vamos a tomarlo juntos, y después podrá bañarse. Tendrá que estarse aquí todo el día hasta bien entrada la noche. Los de las SS piensan que está usted en el interrogatorio. Lo tenemos bien organizado. Vendrán una serie de reclusos católicos para confesarse; estamos en Cuaresma y pronto será Pascua. Que Dios le proteja.
Nos despedimos cordialmente. Debió salvarse. Era padre de cuatro hijos. La gracia de Dios, poderosa y suave, aliviaba nuestra prisión.

La gracia de Dios triunfa en la cárcel.
La gracia de Dios se mostraba, una vez más, suave y eficaz en medio de los ataques aéreos. De nuevo habían vuelto a caer enormes cantidades de explosivos en las cercanías de Moabit. Esta vez en la estación Lherter. Tenía la ventana abierta, por fortuna había salido intacta, y descorrida también la cortinilla obligatoria para que la luz no se filtrase al exterior durante los ataques aéreos. En esto se abre mi celda y entra un hombre con un cesto de herramientas.
-“¿Es usted el Padre?”
Yo había aprendido a ser prudente. Con frecuencia se asesinaba a los detenidos durante los bombardeos, y luego se publicaba un parte diciendo que habían perecido durante el ataque. Así que me limité a preguntar:
-“¿Qué pasa?” - pero esta vez el temor era infundado.
-“¿Qué tal está su cortinilla?”
-“¡Perfectamente!”
-No, no está buena.
-“¡Caramba! Vaya si está buena. Si sabré yo”.
Antes de que yo hubiese acabado de hablar soltó la cortinilla e hizo en ella un agujero por el que hubiera podido meter la cabeza. Estuve a punto de encolerizarme y lanzarle de allí por las malas, pero algo había allí que me hizo contenerme y decirle sonriendo:
-Efectivamente. Ahora tiene usted razón. La cortinilla está defectuosa.
-Pero, Padre, ¿es posible? ¿No entiende? ¿No se da cuenta de que quiero hablar con usted? Solo puedo quedarme si tengo trabajo en su celda. Si no, tengo que marcharme. ¡Ay, Padre - añadió sonriendo -, qué malas entendederas tiene usted!”
Dios mío. ¡Mira que si llego a echarle de allí a cajas destempladas! Se me vuelve el buen remendón (que fuera de la cárcel había ocupado una importante posición), y me dice:
-“Padre, creo que vendrán por mí esta noche. Por lo tanto, estos son mis últimos momentos y quiero ponerme bien con Dios. Querría contarle todos los azares de mi vida y pedirle después la absolución. Escuche, Padre, la absolución. Soy protestante, pero quiero la absolución.
-Bien - repuse yo - comencemos; cuénteme usted todo”.
Estuvimos charlando un rato. De repente se levanta, sale de mi celda, cierra, regresa, abre, remienda el agujero - todo ello para no infundir sospechas a los guardianes por una permanencia excesiva - y para seguir teniendo trabajo y ganar tiempo hace otro desgarrón mayor mientras acaba su narración.
-Hemos tenido suerte. Todo ha ido bien. Deme la absolución de la Iglesia católica.
Nos pusimos juntos en oración, pidiendo al Señor fe, esperanza, caridad, perfecto arrepentimiento y resignación. El iba repitiendo mis palabras.
-Y ahora voy a darle la bendición, y quede completamente tranquilo. Usted ya ha hecho cuanto estaba en su mano, y Dios ya le ha concedido su gracia”.
-Padre, si usted quiere, también la bendición. Pero sobre todo la absolución. Por desgracia los protestantes han perdido la absolución; los hombres han echado por la borda los sacramentos. Cuando esta noche me toque morir, querré haber recibido la absolución.
Yo estaba profundamente conmovido. No sabía qué hacer. Le pregunté:
-“¿Está usted válidamente bautizado?”
-, pertenezco a una familia de arraigada fe religiosa”.
-“¿Cree usted en la Santísima Trinidad y en Jesucristo?”
-“, Padre.
-Cuando esta noche entre en la eternidad, ¿querría usted haber creído y obrado siempre conforme a la voluntad de Dios?”
-Por supuesto, Padre. Querría haber sido católico ya hace mucho tiempo. Pero ahora dese prisa, Padre, mucha prisa. Tenemos los minutos contados y yo no me voy de aquí sin la absolución”.
Se la di. Realmente había hecho todo cuanto estaba en su mano… debíamos evitar a toda costa que nos sorprendieran hablando de religión. ¡Qué contento y qué feliz salía aquel hombre de mi celda!
-Padre, ayúdeme a dar gracias a Dios. Ahora ya puede venir lo que quiera. A pesar del miedo, estoy tranquilo. Y si me sacan esta noche, me voy derecho al cielo.
Efectivamente, aquella noche fueron por él. Pero no le mataron. Más tarde fue puesto en libertad y cumplió su palabra.
Jorge López Teolón
(CONTINUARÁ)