jueves, 17 de febrero de 2011

APRENDE A ROMPER TECHOS


¿Sabes que si te animas a romper tus techos podrás tener cambios radicales en tu vida?

Cuando repetía la rutina histórica de su vida, es decir cuando se aprestaba simplemente a dormir, cansado ya de mirar por la pequeña ventana, el sendero polvoriento, llegaron los 4 amigos:
-¡Vamos, te llevaremos nosotros a ver a ese hombre!”.

Tomaron la camilla con el amigo paralítico, y virtualmente corrieron hacia la casa donde estaba aquel hombre que causaba una revolución, llamado Jesús. Grande fue la sorpresa al llegar, ya que había tanta gente agolpada a la puerta, que no tenían por dónde entrar; como no encontraban solución, hicieron lo más loco e increíble:
-“¡Subámoslo por el techo!” - dijeron, mientras apresuradamente lo hacían.

Llegando arriba, al no encontrar cómo entrar, tuvieron otra ocurrencia más loca aún, hacer un agujero en el techo, rompiéndolo para bajar a su apreciado amigo de esa forma.

¿Puedes imaginar la cara del dueño de casa? Además, la sorpresa de los que allí estaban; cuando tuvieron una abertura suficiente, bajaron la camilla de su amigo, poniéndolo frente a Jesús. La historia que el Evangelio según San Marcos nos relata, en el capítulo 2 versículos 1 al 11, que Jesús, al ver la fe de los 4 amigos del paralítico, le dijo:
-Hijo, tus pecados te son perdonados - como vio indignación y molestia en los hombres presentes, terminó diciéndole A ti te digo, levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa“.

¿Sabes que si te animas a romper tus techos podrás tener cambios radicales en tu vida? Quiero decirte un principio que te ayudará: Dios nunca cambia, el siempre está dispuesto a extender su mano, lo que cambia es nuestra disposición, los niveles de nuestra necesidad, y nuestra sensibilidad para obedecerle; algunos techos que puedes romper son:

1. El techo de la incredulidad.
Se levanta para que no recibas el milagro que Dios quiere hacer en tu vida; estos hombre no dudaron para romper ese techo - la mente racional se opone a todo lo que tiene que ver con la fe, tu corazón dice – ¡! - tu mente dice - ¡! - Si escuchas tu razón siempre, será un techo infranqueable que te impedirá ver un nuevo nivel.

2. El techo del orgullo.
Es el extremo opuesto de una necesidad: Yo soy inteligente, profesional, manejo las situaciones… ¿Sabías que la Biblia dice que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes? El orgullo es un verdadero techo que impedirá que Dios transforme tu vida, y comenzar como te dije, un nuevo tiempo.

3. El techo del rechazo.
Muchos hemos sido marcados en el pasado por el rechazo de otros, parientes, amigos, parte de una sociedad, y continuamos con ese sentir. Y cuando continúas tu vida con temor a ser rechazado siempre, también se convertirá en un techo que te impedirá recibir tu milagro. Necesitas aprender que más importante que lo que los demás piensan de ti, es lo que Dios piensa de ti.

Son sólo algunos, de muchos otros techos que se han formado, que quieren impedirte llegar a ser un hombre pleno, una mujer completa, y la persona que necesitan los que te rodean. ¿Qué situación tienes en este tiempo? Jesús está ahí, esperándote por tu bendición… ¡Atrévete a romper tus techos! Tu vida cambiará, y los que te rodean lo agradecerán.

Vivamos sobre la decadencia.
“…y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en lugares celestiales con Cristo Jesús”. (Ef. 5:2)

A través de generaciones, hemos sido víctimas de presiones y circunstancias que dañaron el ánimo, y la predisposición, provocando una sutil, pero creciente presión en nuestro interior, librándose una feroz batalla sin cuartel entre ese ánimo, y los mensajes que recibimos a través de nuestros sentidos, y nuestros sentimientos.

Cuando esto ocurre, piense lo siguiente: El apóstol Pablo, habló diciéndonos hasta estos días, “… Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas ayudan para bien…”. (Ro.8:28) – “…¿Qué pues diremos a esto? Si Dios es por nosotros ¿Quién contra nosotros?”. (Ro.8:31) – “…Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. (Ro.8:37).

El deseo de Dios es que usted esté arriba, y no debajo de las circunstancias; debe entender que el plan que el Señor tiene para su vida, incluye cada área: Espiritual, mental, emocional, física. A partir de aquí, hay algunas cosas que debe hacer:

1 – Edifique un concepto correcto de Dios.
Así como dedica tiempo para diferentes actividades, dedique tiempo para rediseñar su opinión de Dios… Porque seguramente requerirá los cambios, a partir de conocer su naturaleza, y su corazón, a través de sus principios.

2 – Reconozca las limitaciones de satanás.
Se lo voy a definir: Es mentiroso - engañador - limitado - manipulador - y además, un ¡PERDEDOR! Además de ser un ex - empleado del Cielo, quiero recordarle a usted que si tiene a Jesucristo en su corazón, el enemigo está bajo su autoridad (Ef.1:22). Esto implica que aún cuando Ud. Siente que está en lo más bajo… Aún está por encima de él! Nadie ha sido tan perdedor como él, ni lo será.

3 – Comprenda los ejemplos, y saque provecho de ellos.
Dos clases de personas recibían la atención de Jesús:
- Los que recibían su ministerio y sus obras.
- Los que lo ministraban a él (ej Marta y María – Lc.10:38)
Jesús nunca perdió tiempo con los fariseos, es decir con la gente religiosa… Los que no respetan su tiempo, tampoco respetan su sabiduría.

4 – Edifique una buena imagen de usted mismo.
Venimos condicionados por nuestros padres, por la escuela, por nuestra sociedad, y nos orientamos más a los problemas, que a las posibilidades. Comience a prestar más atención a lo que Dios dice y tiene para usted, que a lo que ocurre a su alrededor. (Ro.8:37).

¿Cuáles son los obstáculos que podría encontrar?
A – Un espíritu imposible de enseñar – Muchos rechazan una verdad transformadora y conductiva, sólo porque no están dispuestos a soltar la presa del pecado, y cambiar de vida.
B – Un corazón empecinado en no perdonar – no es una sugerencia, sino un mandato que va más allá de los sentimientos.

“… Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo”. (Pr.1:5)
Hay diferencia entre la experiencia (de los errores propios y sus consecuencias), y la sabiduría (escuchando y aprendiendo de la enseñanza, como también de los errores de los demás). Sólo cuando usted no tolere su presente, puede cambiarlo, y crear un futuro diferente. ¡Atrévase aprender, y dejar todo lo viejo, no mate de hambre a su corazón, puede usted aprender a vivir sobre la decadencia, con un espíritu superior!
Luis A. Núñez

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