martes, 22 de febrero de 2011

SIETE FUNDAMENTOS DE UN GUERRERO ESPIRITUAL


Las Escrituras nos permiten descubrir características especiales de hombres y mujeres que, en la autoridad de Jesucristo, libran batallas contra el mundo de las tinieblas

La conferencia, excelente. Ramiro mismo estaba sorprendido de su elocuencia. Se bebió un trago de agua y siguió con la exposición, haciendo acopio de la presentación que se proyectaba en tamaño gigante en la pantalla, visible para todos, con gráficos coloridos y llamativos.

Habló de Guerra Espiritual, de Intercesión, de Liberación de endemoniados. Términos contundentes. Una que otra cita bíblica.
-Es un hombre muy versado en el tema” - comentó uno de los participantes. Su compañero asintió con el cabeza, totalmente identificado con su percepción.

El problema surgió dos días después cuando lo llamaron a media noche. Se encontraba sumido en un sueño profundo, con escenas paradisíacas de una playa idílica en un atardecer nostálgico. Miró el número que identificaba el celular. Definitivamente no lo conocía, así es que contestó de mala gana.

Al otro lado de la línea, un hombre desesperado quería saber qué hacer con su hija adolescente.
-“Grita como loca y emite chillidos horrorosos - decía atropelladamente.
Él se limitó a recomendarle que fuera donde su párroco o pastor. Terminada la comunicación, se encogió de hombros y dio vuelta en la cama para proseguir su sueño. Muy en lo íntimo, no sabía a ciencia cierta cómo responder en un caso así.

A kilómetros de allí, el pastor Rosendo estaba orando, casi al filo de la madrugada. Clamaba, postrado. La noche anterior había sido bastante intensa. Cuando iba a mitad de su charla, el demonio se manifestó en una adolescente aficionada a la música heavy metal. El predicador se limitó a interrumpir el mensaje y, mirando fijamente a la joven, ordenó al espíritu que moraba en ella, que la dejara libre. La chica gritó fuerte, se contorsionó y finalmente quedó en el piso, exhausta, como muerta. ¡Era libre!

No es asunto de conocimiento sino de autoridad.

Con frecuencia me abordan y escriben personas con interrogantes alrededor de los secretos que encierra la liberación de una persona endemoniada. Mi respuesta es directa:
-“Primero, no hay tales secretos y, segundo, ministrar liberación no es asunto de gritarle al demonio ni tampoco de zapatear creyendo que así saldrá huyendo. Ante todo es cuestión de ejercer la autoridad de Cristo”.

Hace siglos nuestro amado Señor Jesús dijo a sus discípulos: Los setenta regresaron con gozo, diciendo: Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y El les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad, os he dado autoridad para hollar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada os hará daño. Sin embargo, no os regocijéis en esto, de que los espíritus se os sometan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos (Lucas 10:17-20, La Biblia de Las Américas)

Lo invito para que lea detenidamente el texto. Los seguidores del Maestro estaban exultantes de gozo porque dominaban sobre el mundo de las tinieblas, pero el Señor Jesús les dijo que no sólo podían hacer eso, sino nada les haría daño. Es decir, aunque Satanás y sus huestes librara ataques contra ellos - y contra nosotros hoy - no podría causarles daño ni en lo material ni en lo espiritual.

En este punto es importante que nos preguntemos: ¿Estamos ejerciendo nuestra autoridad en Cristo? Ya descubrirá por qué es necesario formularnos este interrogante… Satanás sabe quién es quien.

Ante el ambiente sensacionalista que gravita en torno a los guerreros espirituales, hombres y mujeres que batallan en el poder de Jesucristo y ministran liberación espiritual y física, abundan quienes posan de ser miembros del Ejército de Cristo”. Incluso, hay quienes buscando reconocimiento y admiración, se atreven a alborotar avisperos, como solemos decir en Latinoamérica, rentando el mundo de maldad.

Esa actitud un tanto irresponsable no es nueva. La Biblia relata que Algunos judíos que andaban expulsando espíritus malignos intentaron invocar sobre los endemoniados el nombre del Señor Jesús. Decían: «¡En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica, les ordeno que salgan14 Esto lo hacían siete hijos de un tal Esceva, que era uno de los jefes de los sacerdotes judíos. Un día el espíritu maligno les replicó: «Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo, pero ustedes ¿quiénes son Y abalanzándose sobre ellos, el hombre que tenía el espíritu maligno los dominó a todos. Los maltrató con tanta violencia que huyeron de la casa desnudos y heridos”. (Hechos 19:13-16, Nueva Versión Internacional).

Es un pasaje que siempre llama poderosamente mi atención ya que pone al descubierto que Satanás sabe quién es quien. Él más que ninguno sabe si usted ejerce autoridad en Cristo o si por el contrario, fanfarronea con un poder espiritual que no posee.

Buscando en las Escrituras encontramos por lo menos siete fundamentos que deben identificar a un Guerrero Espiritual, los cuales comparto con usted:

1. Sometimiento a Dios.
Solamente cuando nos rendimos a Dios, sometiéndonos en la totalidad de nuestro ser, consagrados a Él, nos afianzamos en autoridad espiritual. El apóstol Santiago lo explicó de manera contundente al escribir:Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. (Santiago 4.7, Nueva Versión Internacional)

¿Cómo podemos representar y obrar en nombre de Aquél a quien no estamos consagrados? Imagine por un instante a un guardia de tránsito que, en su motocicleta y justo en una intersección vial peligrosa, se pasa un semáforo en rojo. ¿Tendría autoridad? Por supuesto que no.

El evangelista internacional, Carlos Annacondia escribe: Ninguno de nosotros puede desarrollar un ministerio eficaz si no rendimos toda nuestra vida a Él. Dios no solo busca capacidad o sabiduría, sino consagración y entrega a Él. Lograr esto no es fácil, requiere luchas y demanda de nosotros una total entrega y muchas otras cosas que nos cuesta ceder Si no hay una entrega total en nuestra vida, Él no nos puede usar. (Annacondia, Carlos.Oíme bien, Satanás”. Editorial, EE.UU. 1997. Pg. 44, 45)

2. Resistir al diablo, sin temor.
A Satanás hay que resistirle. Bien lo anotaba el apóstol Santiago, como acabamos de leer. Hay que echarlo fuera, sin temor. Él huye, porque sabe muy bien cuando se encuentra frente a un hombre o una mujer de Dios.

3. Consagración a la obra.
Resulta lamentable que al iniciar en el ministerio de Guerra Espiritual, muchos hombres y mujeres manifiestan entusiasmo; no es para menos, despiertan a una dimensión sobrenatural en la que antes no se habían desenvuelto. Todo resulta novedoso, atrayente y deslumbrador. Sin embargo, pasado un tiempo, dejan de orar y su desenvolvimiento ministerial se torna mecánico.

El apóstol Pablo en su primera carta a su discípulo Timoteo le instruyó: , pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. (2 Timoteo 2:3-5, Reina Valera 1960)

Puede que haya muy buenos programas en la televisión o que quizá tengamos una invitación a un evento de integración ministerial o familiar; pero usted y yo, en nuestra condición de Guerreros Espirituales, tenemos claro nuestro compromiso con Dios y obligatoriedad de consagrarnos a Él. Por eso es en Su presencia donde debemos permanecer.

Comparto con usted la respuesta de Cindy Jacobs cuando le preguntaron cuánto tiempo oraba. Su respuesta me admiró y debe ser sin duda, la respuesta que debemos dar: Oro cuanto más tiempo pueda. (Cf. 1 Tesalonicenses 5.17)

4. Una vida de oración.
Lo comparto en todos los escenarios a los que me invitan a dar conferencias: No concibo un Guerrero Espiritual que no pase tiempo en oración. El autor lo expresa en sencillas palabras: Se necesitan hombres de corazón íntegro para guardar los mandamientos de Dios y lo mismo para buscar a Dios. Estos son los que se consideran bienaventurados”. Sobre éstos descansa la aprobación de Dios”. (Bounds, E.M. Los fundamentos de la oración. Editorial Clie. España. 198. Pg. 14)

Nuestro amado Salvador Jesucristo instruyó a sus discípulos y a nosotros hoy: Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo...” (Marcos 13.33). Esa fue una de sus múltiples recomendaciones a pasar tiempo en la presencia del Padre celestial. El apóstol Pablo, por su parte, exhortó: Orad sin cesar”. (1 Tesalonicenses 5:17)

Pregúntese ahora, ¿Cuánto tiempo pasa en oración? ¿Cuánto fue la última vez que fue al lugar secreto a estar en la presencia del Padre celestial? Insisto: no concibo un Guerrero Espiritual que no ore

5. Conocer al enemigo.
Usted y yo no podemos hacer frente, eficazmente, hasta tanto no conozcamos los sutiles pero certeros mecanismos que utilizan Satanás y sus huestes. En criterio del apóstol Pablo, una vida consagrada a Dios debe ir de la mano con mantenernos alerta “…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones. (2 Corintios 2.11)

Al Adversario espiritual no podemos ni debemos mirarlo de lejos, porque él se mantiene actualizado, procurando cómo hacernos daño. Hay que conocerlo para enfrentarlo.

6. Ejercer autoridad en fe.
Nuestro amado Salvador delegó en nosotros la Gran Comisión, y para ejercerla, nos dio autoridad. Él dijo a sus discípulos y a nosotros hoy: Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado. Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud>>”(Marcos 16.15-18. Nueva Versión Internacional)

Ese poder de Dios, lo ponemos en evidencia por fe. Cuando nos paramos frente a un endemoniado o tenemos evidencia de un ataque directo de Satanás, le ponemos de manifiesto nuestra autoridad. Es fe. Tener la certeza de que Dios la proveyó para usted y para mi, para hacer más eficaz nuestro desenvolvimiento como Guerreros Espirituales.

7. Pasar tiempo en la Palabra.
Así como reviste singular importancia que pasemos tiempo en oración, es esencial que estudiemos las Escrituras. Escudriñarla, edificarnos, alimentarnos con ella.

Dios enseñó sobre el particular a Josué, a las puertas de entrar a la tierra prometida: Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el SEÑOR tu Dios te acompañará dondequiera que vayas».” (Josué 1:8, 9)

Cuando aprendemos el Plan de Dios para nuestra vida, y lo interiorizamos, podemos actuar con mayor contundencia. Satanás y sus estratagemas quedan al descubierto y aprendemos qué hacer en cada caso.

Es hora de prepararnos para la batalla.
La guerra que se libra contra el mundo de las tinieblas no solo es enconada sino que, además, demanda que estemos preparados para dar la batalla. Estos siete fundamentos, algunos de los muchos que sin duda aprenderemos en nuestro ministerio - caminando de la mano del Señor Jesús --, son esenciales para obtener la victoria en cada batalla.

Mi sincero deseo es que se fortalezca cada día en Dios y desarrolle una íntima dependencia de Él en oración. Recuérdelo siempre: la victoria está asegurada por el poder y la autoridad que nos dio Jesucristo.

Oración: un principio de victoria sobre el mundo físico y espiritual.

-Estoy rodeada por tres brujas - relató Irma en un correo que me llegó a primera hora de la mañana, cuando recién encendía el computador y el teléfono no comenzaba a repicar insistentemente, ocupándome en las labores cotidianas.

A pocos metros de su apartamento, en un piso inferior y en otro superior, tres mujeres - de distinta familia y que incluso no mantenían una relación amistosa -, practicaban abiertamente el ocultismo. Como consecuencia, Irma sentía una pesadez enorme y, por momentos, fuertes dolores de cabeza la molestaban; incluso, en un área de su habitación sentía un frío tremendo, como nieve pertinaz en una noche de invierno.

-Estoy desesperada - me dijo cuando hablamos por teléfono - ¿Qué puedo hacer? Decirles váyanse, resulta imposible. ¿Qué hacer entonces?”
-Lo que hace un guerrero espiritual, orar - respondí para encontrarme con un prolongado silencio.

Era evidente que la mujer no daba crédito a mis palabras.

-Pensé que igual, hacer riegos o tal vez, colocarles un crucifijo o por qué no, echar agua bendita…” - musitó, después de un buen rato.
-Nada de eso, Irma. Sería incursionar en el terreno del ocultismo en el que están moviéndose estas personas. Oración. Ese es el punto clave - le expliqué.

La batalla no fue fácil. Las señoras la insultaban, sin razón aparente aun cuando usted y yo sabemos que estar metidos con Dios, prendidos de su mano, nos convierte en enemigos del mundo de las tinieblas; no debemos sorprendernos si viene la oposición.

Tal vez usted enfrente una situación similar. Mi recomendación en todos los casos: dar la batalla en oración.

Respecto a Irma le diré que la batalla duró alrededor de dos meses, pero después de ese tiempo y de manera inexplicable- aunque usted y yo sabemos que el poder de Dios hace posible lo imposible - dos de ellas se mudaron de barrio y una, la más radical en sus prácticas ocultistas, terminó recibiendo a Jesucristo como Señor y Salvador.

Otro caso cercano fue el de un negocio de aparente legalidad en un sector residencial al oriente de Santiago de Cali, que amparaba prácticas de prostitución, incluso con mujeres muy jóvenes. Algunos decían incluso, que menores de edad.

Antes que pelear con los propietarios del establecimiento, un grupo de cristianos se dio a la tarea de orar. Poco tiempo después, sellaron ese lugar. ¡El poder de Dios hizo posible lo imposible!

La oración, un arma importante.
¿Sabía usted que una vez tenemos plena conciencia de qué ocurrió con nuestra vida al recibir a Jesucristo como Señor y Salvador, es necesario adoptar tres Principios de Victoria? Se preguntará, ¿de qué se trata todo este asunto? Es sencillo. Para asegurar crecimiento en nuestra vida cristiana, hay tres elementos fundamentales que debemos aprender. ¿Quieres saber cuáles son? Los describimos a continuación:
1.- El principio de la oración.
2.- El principio del estudio de la Palabra de Dios: la Biblia.
3.- El principio de congregarse con otros creyentes en Jesucristo.

Estos tres elementos son esenciales. Cuando alguien se convierte a Cristo, Satanás tratará de impedir que se mantenga en fidelidad al Hijo de Dios; y si se trata de un creyente, nuestro adversario Satanás procurará poner tropiezos en todo momento, propiciando el que - si no estamos firmes en Dios - tornemos a la mundanalidad.

Principio de la Oración.
¿Cuál es el significado de orar? ¿Qué significa para usted? ¿Cómo hacerlo? Es probable que tenga ideas preconcebidas, las mismas que le forjaron desde la iglesia tradicional a la que asistíamos, en la cual orar era no era otra cosa que una concatenación de frases, muchas veces sin mayor trascendencia para nosotros, conocidas como oraciones, novenas y letanías.

El primer paso entonces es determinar qué es oración. He aquí una descripción sencilla: La oración es un diálogo con nuestro amado Dios bajo la certeza de que Él nos escucha”.

No concibo a un guerrero espiritual que no pase tiempo en oración delante de la presencia de Dios.

-“¿Qué debo leer o cómo ser eficaz en las batallas espirituales?” - me preguntó desde Montevideo la directora de un ministerio de una iglesia cristiana.
-Oración - fue mi respuesta y lo será siempre. Batallamos contra Satanás y sus huestes, pero en oración.

Quien está en el ministerio de liberación y anhela poder en su guerra contra el mundo de las tinieblas, debe pasar tiempo - el que más pueda - en oración e intercesión.

El Señor Jesucristo pasaba tiempo en oración.
¿Desea aprender del Señor Jesús? Sin duda que sí. Una de sus motivaciones era la oración. ¿Lo sabía? Es lo que aprendemos en las Escrituras: En aquellos días se fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos, a los cuales llamó también apóstoles...” (Lucas 6:12, 13).

El texto nos enseña tres aspectos importantes:
1.- La oración formaba parte fundamental de las acciones diarias del Señor Jesús.
2.- Pasaba largas horas delante de Dios el Padre en oración.
3.- No tomaba ninguna determinación - como aquella de escoger a sus discípulos - sin antes orar.

El Evangelio también registra el hecho de que el Señor Jesús comenzaba su jornada diaria con oración. También apreciamos en la Biblia que terminaba sus actividades cotidianas yendo a la presencia del Padre: "En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo(Mateo 14:22, 23).

¿Ha comprendido la enorme importancia de la oración? Ahora es probable que tenga un interrogante. ¿Por qué cosas debemos pedir?

Una pregunta de suma importancia. Si bien es cierto, en la Escritura encontramos que Dios conoce cuáles son sus necesidades y las mías, no estamos exentos de ser específicos en nuestras oraciones. Pueden ser por crecimiento espiritual, salud, provisión financiera, paz para nuestro ser, la conversión de un familiar y que el Señor te revele cuál es Su plan para tu vida, entre otras.

Aquí hay tres elementos que debes conocer. Se trata de los tipos de oración:
1.- Oración general.- Cuando tú hablas con Dios y le refieres todo lo que concierne a tu vida, tus necesidades y la petición que tienes de ayuda. También puede estar orientada a expresar gratitud a Aquél que todo lo puede.
2.- Oración de intercesión.- Cuando nuestras oraciones son a favor de otras personas: por su conversión a Cristo Jesús, por sanidad física, por provisión financiera etc.
3.- Oración de guerra espiritual.- Se trata de un elemento trascendental. Cuando hacemos Guerra Espiritual a través de la oración, resistimos a Satanás, atamos su poder y recobramos el territorio que nos ganó por causa del pecado del hombre. No es otra cosa que extender el Reino de Dios con poder. También, mediante ese tipo de oración, procuramos que Dios nos fortalezca cuando vienen tentaciones y asedios de parte de nuestro enemigo espiritual: Satanás.
4.- Oración de clamor.- Cuando nos humillamos delante del Señor para elevarle una petición específica. Oramos intensamente hasta tanto vemos una respuesta. En algunas ocasiones nuestras oraciones van acompañadas con ayuno.

¿Qué cosas estorban nuestras oraciones?
¿Has escuchado frases como: “A pesar de mis oraciones parece que Dios no me escucha?” Sin duda que sí. En tales casos pueden estarse manifestando impedimentos a la oración. Te preguntarás, ¿por qué ocurre? Hay varios aspectos que describimos a continuación.
1.- La falta de santidad.
2.- No perdonar a quienes nos provocan mal. La Biblia dice: Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda(Mateo 5:23, 24).
3.- Una mala relación matrimonial tal como advierte el apóstol: Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas (la esposa) sabiamente, dando honra a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo (1 Pedro 3:7).
4.- La vana repetición de palabras. Para que nuestras oraciones sean eficaces, no es necesario abundar en palabras floridas, tratando de impresionar a Dios: “Y orando, no uséis de vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería, serán oídos. No os hagáis, pues, semejante a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros se lo pidáis” (Mateo 6:7, 8).

Revise una y otra vez estos aspectos, que no puede ni debe siquiera pasar por alto.

¿Cuántas veces debemos orar?
Tal vez te preguntarás, ¿cuántas veces sea necesario orar? Tal como lo aprendemos en las Escrituras: También les refirió una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar (Lucas 18:1). ¿Te das cuenta? No desmayar implica perseverar, que es una palabra clave cuando clamamos.

El apóstol Pablo recomienda: Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias(Colosenses 4:2). Y más adelante exhorta: "Orad sin cesar(1 Tesalonicenses 5:17). ¿Lo observa? No existe basamento Escritural para asegurar que con orar una vez, basta. Es necesario perseverar, persistir, no desmayar hasta tanto veas la respuesta de Dios.

Sin duda usted es de las muchas personas que me escriben a diario pidiéndome orientación sobre cómo lograr eficacia en la Guerra Espiritual. La respuesta está en la oración. Clamar con insistencia. Batallar de rodillas, sabiendo que con clamor e intercesión, estamos despojando a Satanás de su botín y regresando a Dios, todo aquello que le pertenece.

¿Por qué los riegos, amuletos y ritos ocultistas desatan ruina, enfermedad y muerte?
El Mundial de Fútbol de Johanesburgo, Sudáfrica, se encontraba a las puertas de comenzar. Afiches, publicidad, propaganda radial y televisiva y mensajes que iban y venían en todos los teléfonos celulares. En la ciudad así como en muchos rincones del planeta, no se hablaba de otra cosa que del balompié y el certamen que iniciaba. Será todo un acontecimiento”, comentaban todos. Expectativa. Entusiasmo. Alegría.

En medio de un tumulto, en la puerta principal de acceso al Estadio Soccer City, un grupo de curanderos tradicionales. Vestían sus atuendos coloridos, pero su rostro reflejaba la trascendencia que daban a la ceremonia. Lucían atentos. Uno de ellos, con la misma concentración de un cirujano, aplicó el puñal con fuerza en el cuello de un buey.
-“¿Qué ocurre?” - preguntó un periodista del diario The Star Mandla Qeleqele.
-Estamos bendiciendo el mundial” - respondió uno de los sacerdotes participantes.

El encargado de aplicar el cuchillo entre los cuernos del animal, frente a unos dos mil curanderos especializados en medicina tradicional sudafricana, fue el guerrero septuagenario de la etnia xhosa Zakhele Sigcawu, que pertenece al clan Tshawe. Durante el ritual, unos 300 brujos o sangomas invocaron a los antepasados para que aportasen su energía y quemaron impepho, una hierba tradicional, reclamando a los dioses de sus antepasados, prosperidad el torneo mundial. Después de sacrificio, los brujos más antiguos entraron en el estadio y cantaron y bailaron con su vestimenta tradicional para bendecir también el interior del recinto.
-"Nuestros estadios están ahora oficialmente consagrados para el torneo, de acuerdo a nuestra cultura" - concluyó Mkhiva tras la ceremonia.

Dios es quien nos bendice y prospera.
Resulta sorprendente pero hoy día millares de personas en todo el mundo depositan su confianza para prosperar, enriquecer y conservar un estatus de comodidad alto, a partir de la utilización de riegos, amuletos y prácticas abiertamente ocultistas.

Hace muchos siglos Dios advirtió a los israelitas y a nosotros hoy, apartarnos de toda práctica que abra puertas al mundo de las tinieblas: Cuando entres a la tierra que Yahvé tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Yahvé cualquiera que hace estas cosas”. (Deuteronomio 18:9-12)

Asumir esos ritos nos separa de nuestro amado Padre celestial pero además, le otorga a Satanás y sus huestes el derecho legal para afligir nuestras vidas y traer ruina, enfermedad y muerte. Puede que no alcance a dimensionar el alcance del problema, pero es real.

-No puedo prosperar; cada vez resulta más difícil. Al comienzo, todo pareció marchar bien, pero hoy día no puedo con las deudas - confesó una mujer que acudía, todos los viernes, a una yerbatera en procura de preparaciones de plantas con las cuales se bañaba, para atraer la suerte.

Una conocida le recomendó ir donde un santero, y ahí si que se le complicó la vida. Muy tarde descubrió que estaba tratando con demonios, los cuales no solamente controlaban sus acciones sino que llegaron a dominar su mente, llenándola de temor y angustia permanentes. ¿Abrió puertas al mundo del ocultismo y enfrenta la ruina? Lo más probable es que su situación se tornará cada vez más insostenible.

¿Quién nos da labuena suerte”?
La buena suerte", como denominan algunos a la prosperidad en todos los órdenes de nuestra vida, no depende de los amuletos, rituales, riegos, consulta a adivinos o ceremonias con santeros. Por el contrario, lo que desata es ruina, enfermedad y muerte. Satanás destruye; esa es su naturaleza (Cf. Juan 10:10 a)

A diferencia de lo que opinan muchísimas personas, quien nos bendice y prospera es Dios y no los amuletos, rituales o amuletos que promueve el ocultismo. Recurrir a tales fetiches o tornarse partícipes de la ceremonia, no hace otra cosa que atraer maldición.

El rey Salomón enseñó que todo lo mejor, tanto en las dimensiones física como espiritual, provienen de Dios y de las fuerzas ocultas de las tinieblas: La bendición de Yahvé es la que enriquece, y no añade tristeza con ella. (Proverbios 10:22)

Desconozco cuál sea su necesidad o qué aspiración encierra. Lo que sí puedo asegurarle es que Dios es nuestra fuente de prosperidad, crecimiento y riqueza en todos los ámbitos.

No hay tal como suerte. Es nuestro amoroso Padre celestial quien trae lo mejor para nosotros, como describe el rey David: Yahvé es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte. Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado”. (Salmos 16.5, 6)

Téngalo presente siempre: Dios es nuestra fuente de prosperidad.

Es hora de renunciar al ocultismo.
Si alguna vez incurrió en alguna de estas actividades, abiertamente contrarias a lo que dispone Dios, es hora de que renuncie a todo pacto o compromiso con lo diabólico, reciba a Jesucristo en su corazón y lo declare - en adelante - como su Señor y Salvador.

Es en ese momento cuando Satanás pierde toda autoridad sobre su existencia y las cadenas que lo atan a la maldad se rompen. ¡Podrá disfrutar de la libertad! Tomados de la mano del Señor Jesús aseguramos que no volverán a doblegarnos esas ataduras. ¡Hoy es el día para ser libres!

A propósito, ¿Ya recibió a Jesucristo en su corazón como su único y suficiente Salvador? No deje pasar la oportunidad. Hoy es el día para hacerlo…
Por: Fernando Alexis Jiménez

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