lunes, 27 de junio de 2011

UN EREMITA ME RESPONDE (y IV)



La última pregunta que a modo de entrevista le hice a mi amigo eremita era si seguía interesado de algún modo en el acontecer social, político de su tiempo.

(Ver anteriores en este mismo blog)

Ésta fue su respuesta literal: Le diré que de política no he tenido nunca una conversación con nadie en los 62 años que tengo y que tal como esté, el contexto coyuntural de la praxis del statu quo de la política en España, me produce un rechazo total y una total repugnancia".

"Somáticamente, la bilirrubina se me sube; el colesterol se me dispara; las bilis se me ponen del color del arco iris; el azúcar se me baja; la presión arterial me fluctúa; las transaminasas, se me alteran y los glóbulos rojos, se me ponen de color verde. Entonces no me queda otra cosa que rezar porque me quedo en estado catatónico(Este párrafo indica el sentido del buen humor que goza mi amigo eremita, envidiable en muchos aspectos de los que enferman a causa de la política).

“¿De dónde nos vendrá el auxilio?. El auxilio nos viene del Señor que hizo el cielo y la tierra, como dice el salmo 120. Copio de un libro: Gracias a la fe, conocemos que los hombres son sólo en apariencia los protagonistas de la Historia; pero que en realidad el principal protagonista es Dios. La presencia de Dios en la historia concierne, tanto a los acontecimientos relacionados con la política, como a los asuntos sociales, económicos, familiares y profesionales. Él está presente en todas partes. De Él depende todo. En sus manos están tanto los destinos de cada uno de nosotros, como el destino de las naciones y del mundo. Todo esto lo conocemos gracias a la fe. La fe genera en nosotros la paz interior, la paz que surge de la fe, de la conciencia de que aquel que es el poder y el amor infinitos, tiene todo en sus manos llenas de misericordia y que es Él quien lo lleva todo hacia su objetivo final, con infinita sabiduría y amor. La fe nos da un sentimiento de seguridad y de paz y el convencimiento de que el amor de Dios siempre nos abraza”:

Con estas preciosas palabras pone punto y final a su charla, rubricada con otra para no olvidar por los lectores. Mi mundo acaba (se refiere al mío) donde empieza el mundo de los demás”. Como dice S. Pablo: Alegres en la esperanza, constantes en la tribulación y perseverantes en la oración”.

Si algún lector desea contactar por escrito con este eremita, amigo mío, con gusto le puedo proporcionar sus señas, siempre que se busque con total respeto y sinceridad el bien espiritual de cada persona.

Miguel Rivilla San Martin

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