miércoles, 20 de julio de 2011

LA FE BUSCA ENTENDER (FIDES QUAERENS INTELLECTUM)



Afirmamos que la fe no es inoperante y sin fruto, sino que ha de progresar por medio de la investigación. No afirmo, pues, que no haya que investigar en absoluto.

Está dicho: «Busca y encontrarás» (cf. Mt 7, 7; Lc 12, 9)... Hay que aguzar la vista del alma en la investigación, y hay que purificarse de los obstáculos de la emulación y la envidia, y hay que arrojar totalmente el espíritu de disputa, que es la peor de las corrupciones del hombre.

Es evidente que el investigar acerca de Dios, si no se hace con espíritu de disputa, sino con ánimo de encontrar, es cosa conducente a la salvación. Porque está escrito en David: «Los pobres se saciarán, y quedarán llenos, y alabarán al Señor los que le buscan: su corazón vivirá por los siglos de los siglos» (Sal 21, 27). Los que buscan, alabando al Señor con la búsqueda de la verdad, quedarán llenos con el don de Dios que es el conocimiento, y su alma vivirá. Porque lo que se dice del corazón hay que entenderlo del alma que busca la vida, pues el Padre es conocido por medio del Hijo. Sin embargo no hay que dar oídos indistintamente a todos los que hablan o escriben... «Dios es amor» (1 Jn 4, 16), y se da a conocer a los que aman. Asimismo. «Dios es fiel» (I Cor 1, 9; 10, 13), y se entrega a los fieles por medio de la enseñanza. Es necesario que nos familiaricemos con él por medio del amor divino, de suerte que habiendo semejanza entre el objeto conocido y la facultad que conoce, lleguemos a contemplarle; y así hemos de obedecer al Logos de la verdad con simplicidad y puridad, como niños obedientes. «Si no os hiciereis como esos niños, no entraréis en el reino de los cielos» (Mt 18, 3): allí aparece el templo de Dios, construido sobre tres fundamentos, que son la fe, la esperanza y la caridad. (Clemente de Alejandría. Stromata. V, 11, 1ss).

¿Pensamos que la fe es inoperante y pasiva? ¿Quizás esperamos sentados a que Dios nos resuelva los problemas? Ciertamente la fe nos mueve, pero ¿A qué nos mueve? Nos mueve a comprender, sentir y actuar.

Tal como nos indica Clemente, para entender la fe es necesario que nos familiaricemos con el amor de Dios. La fe no trata de creer algo que no se ve, sino de creer en aquello que se nos revela. Indudablemente tenemos que aceptar lo revelado, contemplarlo y comprenderlo. Acercarnos a nuestra verdadera naturaleza mediante la humildad de sabernos limitados y falibles. Sólo así podremos actuar con la pureza de los niños. Solo actuando como niños podremos ver a Dios en todo lo que nos rodea.

Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios. (Mt 5,8)

Tan simple y tan complicado para el ser humano de nuestros días. El ser humano se siente poseedor de todo el poder y el conocimiento, además se siente capaz de delimitar por si mismo qué es el bien y el mal. En la sociedad actual, más que negar a Dios, nos afanamos en olvidarle o recluirle de manera controlada en espacios y momentos delimitados. Lugares y tiempos cuanto más profanos mejor, a fin de evitar sentirnos fuera de lugar.

El tiempo y el espacio sagrado ya no se comprenden como algo vivo, por lo que se alojan en museos. El mundo penetra en nosotros para alejarnos de Dios y de su verdadero objetivo. Al olvidar a Dios hacemos imposible su búsqueda.

Entendiendo la búsqueda, no como una teodicea, sino como la capacidad abrir a Dios nuestro corazón, ya que El siempre llama primero a la puerta.

Néstor Mora Núñez

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