sábado, 15 de octubre de 2011

OTRA VEZ EL ENCUENTRO SATÁNICO



Después que me bautizaron en las aguas, una madrugada me levanté a orar y de repente sentí que todo mi cuerpo se estaba paralizando.

En la habitación se sentía un ambiente muy pesado. Mi corazón empezó a latir muy fuerte. Traté de acostarme en la cama y cuando pude lograrlo, mi cuerpo quedo inmóvil. La lengua se me pego al paladar; solo podía pensar con la mente y decía: ¿Señor que me esta pasando?.

De repente vi a un personaje alto, moreno, vestido completamente de negro, el cual se estaba aproximando a mi cama. No pude verle el rostro, porque su cabeza estaba cubierta con un manto negro. Todo lo que se veía en él era tiniebla. Encima de sus hombros tenia un cuervo. Él se paró frente a mi cama y me observó por algunos segundos, creo que si hubiera durado más tiempo mi corazón no lo hubiera resistido porque su presencia era muy fuerte.

Ese demonio que me visitó era el mismo que yo veía cuando era pequeña, (San Elias - el varón del cementerio). Al principio de su visita yo creí que estaba alucinando o que me estaba volviendo loca.

Pensaba que todo era producto de mi imaginación y decidí irme a dormir con mi abuela. Para mi sorpresa el varón del cementerio fue a buscarme a la habitación de mi abuela. Desde que él llegaba su presencia me despertaba. Cuando abría mis ojos ahí estaba el mirándome. Muchas veces las mecedoras de la casa se movían solas, y los platos en la cocina los tiraban al suelo, aquello parecía una película de terror. La orden que Satanás le había dado al varón del cementerio era de matarme o volverme loca si yo no le servía.

Un domingo al llegar a la iglesia mi pastor me estaba esperando y me dijo: Sandy he sentido de parte de Dios que te vayas por unos días a mi casa para que le hagas compañía a mi hija. Yo acepté con mucho gusto sin imaginar que todo era un plan de Dios para mantenerme salva y segura en la casa del pastor. Cuando llegué a la casa del pastor no pude dormir la primera noche porque sentía que me estaba asfixiando. El demonio que me atormentaba no podía entrar a la casa del pastor, pero la influencia maligna contra mi era tan fuerte que desde afuera quería asfixiarme.

Yo me desesperaba... hasta casi no poder respirar; pero el pastor, su esposa y su hijos oraban fuertemente por mi. Muchas veces casi amanecían despiertos, velando para que no me pasara nada malo. En la misma semana que estaba en la casa del pastor hubo una convención evangelística en la ciudad de Samana, fui a esa convención con la familia pastoral y los hermanos de la iglesia. Durante los días de la convención me sentía muy bien, pero la ultima noche de la convención evangelistica sentí cuando algo espeso como una neblina negra me cubrió de la cabeza a los pies, mi cuerpo y mi mente quedaron como transformados, me sentí poseída por algo extraño.

Esa noche me dio un fuerte dolor de cabeza provocado por la influencia maligna. Estuve a punto de enloquecer y casi de morir. Al día siguiente regresamos otra vez a la casa del pastor, y el dolor de cabeza seguía mucho más fuerte, por un momento pensé que me moría; me enferme, no comía, casi no me bañaba, y fue entonces cuando los demonios tomaron ventaja de la situación y tomaron el control de mi cuerpo y de mi mente. Ellos hablaban a través de mi, y decían que yo le pertenecía y que sin mi no podían irse.

Doy gracias a Dios, y a los pastores que me soportaron y me cuidaron durante todo el tiempo que los demonios me atormentaron. El Señor envió a la ciudad de Nagua a un Evangelista llamado José Ismael Colón a dar una campaña a la iglesia de Dios. Yo no conocía a José Colon pero los demonios que habían en mi lo conocían. Ellos le decían al pastor a través de mi que Jose colon iba para Nagua a dar una campaña, y que cuando el llegara, ellos lo iban a destruir porque él siempre perturbaba sus planes.

El día que Jose Colón llegó a la casa del pastor, yo me encontraba sentada en la sala de la casa, y de repente oí una voz que dijo: “¡Buenas tardes! Dios le bendiga”. Yo no miré a ver quién saludó, porque los demonios que habían en mí me impulsaron a salir corriendo. No soportaron la presencia del hombre que había llegado el cual era José Colón. Los demonios son mentirosos. Ellos tiemblan ante la presencia de un hombre y una mujer lleno del poder de Dios.

El diablo no le teme a un hombre o una mujer por los años que tenga en el evangelio ni por las cantidades de títulos que pueda tener. A él no le asusta saber que usted es un Reverendo, un Obispo, o un Apóstol. A él le asusta y le preocupan aquellas personas que están dispuestas a negarse a ellos mismo para hacer la voluntad de Dios. Aquellos que se han propuesto ser verdaderos adoradores e intercesores delante la presencia de Dios. El enemigo le teme a un guerrero de oración. Él sabe que lo que no puede conseguir un ejercito de soldados en una guerra, lo puede conseguir un hombre o una mujer de rodillas en oración.

El primer día de campaña del evangelista en la iglesia no sucedió nada conmigo. Yo me encontraba en un estado deplorable y recuerdo que la esposa del pastor se puso en ayuno y oración y le dijo al Señor: Señor por favor salva a Sandy o llévatela para que no sufra más. Dios escuchó su clamor, y el segundo día de campaña me llevaron a la iglesia. Me sentaron en el primer banco de la iglesia. Mientras él predicaba, yo oía voces que me decían: Sal afuera y tírate encima del primer carro que encuentres. Yo intente pararme para salir y obedecer lo que las voces me decían, pero cuando intente salir, no podía mover mis pies porque estaban como amarrados, sólo podía moverme para caminar hacia el altar.

Cuando el predicador terminó comenzó a ministrar, y alguien me llevó altar. Cuando el evangelista puso sus manos en mi cabeza, caí al suelo y los demonios se manifestaron a través de mi. El Señor permitió que ellos hablaran, y ellos repetían que yo les pertenecía, y que sin mí no podían irse. Esa noche se manifestaron varios demonios, entre los cuales estaban: Anaisa pies, Santa Marta, San Miguel, Belie del can, Metrecili, y el varón del cementerio, el Señor lo reprenda. Ellos hicieron que me como una culebra por todo el piso. Me cuentan los testigo presentes que me agarraron como cinco hombres y no pudieron sujetarme.

Muchos de los hermanos de la iglesia creían que el predicador no podía echar fuera a esos demonios, porque salía uno de mi cuerpo, y se manifestaba otro, pero como Dios conoce las intenciones del corazón, levantó a una anciana desde el ultimo banco donde ella estaba sentada, y habló a través de ella por el Espíritu y dijo:No piensen ustedes que mi siervo no tiene potestad de echar fuera a estos demonios. Mi siervo tiene potestad de echarlos fuera y aún a muchos más, pero esta noche quiero darle una lección a la iglesia. y no piensen que mi sierva está endemoniada porque estaba en pecado. No, ella esta así, porque cuando era una niña hicieron un pacto diabólico con su vida, y Satanás la reclama, pero ella es mía”. Esas palabras las decía el Señor por medio de su sierva Ramoncita Minaya, la cual ya se encuentra en la presencia del Señor.

Después que el Señor habló, la iglesia se humilló y comenzó a interceder. Esa noche el Señor me liberto, pero me advirtió que no me descuidara, porque de lo contrario los demonios volverían, y que mi vida dependía de ayuno y oración. Yo quedé como muerta, pero estaba tan libre como una paloma. Esa noche fue la primera vez que me enteré del pacto que habían hecho conmigo, y fue cuando pude comprender, por que había recibido tantos ataques de parte del enemigo.

Después de la liberación, empecé a orar y ayunar, sabía que no podía descuidarme, porque el enemigo no se iba a dar por vencido. Durantes algunos días todo fue paz y tranquilidad, pero la guerra estaba a punto de comenzar otra vez. La palabra del Señor dice que tenemos que ser sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar. 1 Pedro 5:8.

Sabemos que el enemigo está derrotado y su poder es limitado. Él no es omnisciente ni omnipresente, o sea no puede estar en todas partes a la misma vez ni puede saber los pensamientos nuestros, pero aun así, él buscará todas las maneras de hacernos daños. Pero nosotros tenemos las armas más poderosas en Dios, para defendernos en contra de las asechanza del enemigo. La arma más poderosa, es la Palabra de Dios. Cada vez que el enemigo te lance un dardo para hacerte daño, tírele usted un misil con la Palabra de Dios.

No olvide que la obediencia es muy importante. Cuando obedecemos la Palabra del Señor y la pone por obra recibimos grandes bendiciones, y a la misma vez le damos al enemigo por donde más le duele. Una de las cosas que más le duele al enemigo es cuando obedecemos la Palabra del Señor, porque él sabe que cuando andamos en obediencia, todas las puertas están cerrada para él.

Uno de los propósitos del enemigo es provocarnos a desobedecer la Palabra de Dios, porque él sabe que la desobediencia es pecado, y que el pecado trae a nuestra vida grande consecuencias negativas, perdemos muchas bendiciones, y sería una puerta abierta para que él tome ventaja de la situación.

El enemigo no puede hacer nada en nuestra contra a menos que el Señor se lo permita como sucedió en mi caso, pero si andamos en desobediencia a la Palabra de Dios, es como abrirle la puertas al enemigo y darle la bienvenida a nuestra vida.

Ahora ¿cómo podemos cerrar cualquier puerta que les hayamos abiertos al enemigo? ¡Muy sencillo! La Biblia dice que si confesamos nuestros pecados, el Señor es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1Juan 1:9), quizás el enemigo tratará de hacerte sentir avergonzado, y hacerte creer que Dios no te perdonara. Eso es una vil mentira. Si tú no le confiesas tus pecados al Señor, ni te apartas de hacer lo malo, él no te perdonará y tu vida será una ruina total. No tendrás éxitos en nada de lo que emprendas. Porque lo único que el Señor no puede hacer es perdonar al hombre si no se arrepiente.

Pero tenemos buenas noticias, la Biblia dice: El que encubre sus pecados no prosperara; más el que los confiesa alcanzará misericordia". Proverbio 28:13. Si en estos momentos te preguntas: ¿por qué el enemigo me ataca tanto? Es porque Dios tiene planes maravilloso con tu vida y te quiere usar como canal de bendición para su obra. El enemigo sabe esto, y su propósito es detener la obra de Dios en tu vida, para que los propósitos de Dios no se cumplan en ti. Pero no te preocupes, tú ha sido escogido por el Dios del cielo. Y ningún diablo derrotado podrá detener los propósitos de Dios para tu vida. Recuerda que si andamos en obediencia, fiel es el Señor, que os afirmará (fortalecerá) y los guardará del maligno. 2 Tesalonicenses 3 : 3.

Personalmente reconozco que fui muy desobediente al Señor, pero también era una joven con muy poca madures, tenia solo 12 años de edad. Aunque pagué muy caro cada desobediencia, me siento muy agradecida del Señor Jesucristo porque en todo momentos su amor y su misericordia fueron real en mi vida. Y todas esas pruebas y tribulaciones fueron permitidas por el Señor para que su nombre sea glorificado. No hay nadie como Él. ¡A mi Dios sea toda gloria honra y honor!.

Sandy Bergman

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