viernes, 27 de enero de 2012

EGOÍSMO DECENTE


Leía esta mañana en una meditación de Pagola, que Karl Rahner escribió que se puede vivir
decentemente siendo un egoísta.

Todos vemos con claridad al egoísta "indecente". La persona que, para su provecho, pasa por encima de todo y de todos, y cree que todo le está permitido si puede sacar de ello un beneficio.
Pero existe en nuestra sociedad un tipo de egoísmo solapado, oculto, difícil de percibir, que nos va invadiendo poco a poco.

En ese egoísmo partimos de que no hacemos daño a nadie. Amuncian una maratón o una
campaña solidaria y somos capaces de contribuir con nuestro dinero. Firmamos cartas de protesta contra las injustícias a los inmigrantes, la violencia de género, el derroche energético, la falta de libertades... Incluso puede que dediquemos una tarde a la semana a hacer un voluntariado. Pero todo esto no cambia absoltamente nada en nuestra vida. Seguimos malgastando energía.

Gastamos dinero en caprichos inútiles. Nos molesta que pongan una mezquita en nuestro barrio o que vengan a vivir unos subsaharianos en un piso de la escalera de nuestra casa. Con este egoísmo decente, lo único que hemos hecho, es acallar nuestra conciencia con una serie de actos puntuales, pero seguimos pensando tan sólo en nosotros mismos y en nuestro provecho.
Seguimos paseando por nuestras calles sin mirar a los que piden, murmurando qué hacen estos
"moros" y "negros" aquí. Hasta lo comentaremos en la sala de espera del ambulatorio con nuestro vecino, culpándoles de los problemas de la sanidad pública...

Mientras la solidaridad, el Amor, no llenen toda nuestra vida, no la cambien, aunque sea poco a poco, seguiremos siendo unos egoístas. Eso sí, muy decentes...

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