jueves, 26 de enero de 2012

EL ANACORETA Y LA TAZA LLENA


Desayunaban.

El joven seguidor se estaba sirviendo la leche, pero algo le distrajo, no se dio cuenta de que la taza ya estaba llena y la leche empezó a rebosar... Le advirtió el Anacoreta a la vez que le dijo riendo:
- Me haces recordar un cuento Zen. Es la historia de un profesor universitario, que fue a
visitar a un maestro Zen, para aprender sobre ello. Nan-in, que es como se llamaba el maestro, lo recibió y le invitó a tomar té. Llenó la taza de su visitante, pero siguió vertiendo té en la taza. Al observar el profesor cómo el líquido se derramaba exclamó:
"¡La taza rebosa, no cabe ni una gota más!
El maestro Zen le dijo entonces:
"A semejanza de esta taza, usted está lleno de sus opiniones y especulaciones. ¿Cómo voy a enseñarle Zen si antes no vacía su taza?

El Anacoreta sonrió pícaramente y explicó a su joven seguidor:
- En nuestra formación espiritual cometemos a menudo este error. Creemos que se trata de
llenarnos de ideas y de conocimientos. Leemos, hacemos cursos, nos gastamos nuestros ahorros en masters...y no queda espacio para Dios...

Miró alegremente a su seguidor y concluyó:
- Si queremos avanzar en nuestra vida espiritual, lo primero que hemos de hace es vaciarnos. Así, ayudados por la meditación, el apoyo de la comunidad y nuestro amor activo a los demás, Dios irá penetrando poco a poco en nuestro interior...

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