domingo, 18 de marzo de 2012

ESTUPOR EN ITALIA POR LA SENTENCIA SOBRE «FAMILIAS» HOMOSEXUALES


Las afirmaciones apodícticas del Tribunal Supremo italiano sorprenden incluso a los
psiquiatras.

Según la sentencia del Tribunal Supremo italiano, aunque las parejas homosexuales "no pueden hacer valer el derecho a contraer matrimonio" según la Nactual legislación del país, tienen el "derecho a la vida familiar" y a "vivir libremente una condición de pareja" con la posibilidad, en presencia de "específicas situaciones", de un "tratamiento homogéneo al que asegura la ley a
una pareja casada".

Salvo al lobby gay, feliz ante esta resolución, la opinión pública italiana está consternada por lo apodíctico del fundamento de esta sentencia: "Ha sido superada radicalmente la concepción según la cual la diferencia de sexto es un presupuesto indispensable, por así decirlo naturalístico,
de la existencia del matrimonio".

"Perdón, pero, superada ¿por quién? ¿Quién propone esta tesis?", se pregunta Eugenio Borgna,
psiquiatra del Hospital General de Novara, atónito: "Ésa es una afirmación apodíctica, no justificada, ni explica la forma en que se ha llegado a ella, ni Naporta argumentos ni explicaciones históricas y psicológicas. Es una opinión extraña, nada unívoca y sobre todo irracional, Nporque da por descontado lo que nadie da por descontado".

Entrevistado por el diario L´Avvenire, el doctor Borgna es muy claro:
"El matrimonio nace de la Nintegración de dos psicologías distintas, la femenina y la masculina,
con sus problemas y disonancias, pero también con sus armonías y amalgamas de dos horizontes diferentes, de los que nacen la riqueza de las relaciones, el intercambio, la creatividad. Las relaciones que prescinden de esta integración Nfemenina/masculina se mueven en un campo diverso al matrimonio y a laN institución de la familia, sin que eso implique discriminar a nadie: son realidades profundamente distintas".

Borgna critica también que el Tribunal Supremo italiano haya utilizado la expresión "naturalística", que implica una "degeneración de lo natural".

Aunque, en ese sentido, sí dice estar de acuerdo con los jueces: "La necesidad de que los cónyuges sean hombre y mujer no es ‘naturalística’, en efecto... es natural".

ReL

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