viernes, 18 de mayo de 2012

DIOS ES AMOR Y VERDAD


EL AMOR, es el Hijo de Dios nuestro Señor Jesucristo manifestado a los hombres… (Juan 4, 7-10)

¿A dónde vais a ir a buscar el Amor verdadero…?

¡A ninguna parte, hijos míos! nos dice así nuestra Madre Santísima por medio del hermano Antonio de Sevilla (España). En ninguna parte encontraréis un Amor, puro y verdadero, puro y generoso como el que os da mi Hijo y os ha dado a todos gratuitamente, buscando solo vuestro bien y felicidad eterna…

Reflexión: por lo tanto en saber unir el amor y la verdad a la vida, es la felicidad más grande que se puede hallar en esta vida. ¿Pero que es el Amor? ¿Cómo funciona?

Nuestra vida tiende en última instancia a descubrir el amor, a recibirlo y a darlo, no es una ciencia, no es una filosofía, si bien es la de Dios, porque el Amor es una persona como la Verdad, es Jesucristo el Hijo de Dios Altísimo.

Es el Amor de Dios, lo único que da verdadero sentido a nuestra vida en toda circunstancia y actividad. Copiemos pues, estudiemos la filosofía del mismo Dios, su forma de ser y de pensar manifestado a través de las Santas Escrituras, a veces bondadoso, misericordioso pero también un Dios iracundo. ¿Porqué…? La misericordia y la bondad, todos sabemos son atributos de Dios, pero la ira.

Para entender hay que saber que la ira no debe ser contraria al amor. Un padre, por ejemplo tiene a veces que reprender con ira a su hijo precisamente porque lo ama. Y no cumpliría con su obligación y su deseo de amar si por ponérselo más fácil al otro y también así mismo, no interviniera a veces críticamente en su vida, no lo corrigiera.

Sabemos que, a menudo los niños malcriados, a los que se les ha consentido todo, al final no logran salir adelante en la vida, porque esta les trata de otra manera y no han aprendido a disciplinarse a sí mismo, por lo que todo ello de padres e hijos es una filosofía de fracaso, al salirse del bien de la verdad y la justicia, que es la filosofía de Dios y su Reino Eterno, que nos enseña el error, el peligro y nos muestra el camino correcto

Por ejemplo, si por querer ser amable con un drogadicto, yo le proporcionara las drogas que anhela en lugar de apartarle de ellas (lo que sería muy duro para él), eso no sería un verdadero acto de amor. Dicho de otra manera: El verdadero amor no consiste sencillamente en ceder siempre, en ser blando, en la mera dulzura. En este sentido, un Jesús o un Dios dulcificado, que dice a todo que sí, que siempre es amable, no es más que la caricatura del verdadero amor. (1)

(1)Del Papa Benedicto XVI, en el libro: DIOS Y EL MUNDO.

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