miércoles, 2 de mayo de 2012

EL ANACORETA Y EL VERDADERO AMOR



El joven seguidor exclamó:
- ¡Dios es amor! Luego todo es amor.

Rio el Anacoreta y dijo:
- Dios es Amor, pero no todo amor es Dios.

Como siempre le ocurría, el joven se quedó pensativo ante la respuesta del anciano, y con la mirada pedía una explicación a su maestro. Tras un silencio, el Anacoreta prosiguió:
- Los griegos tenían tres palabras para nombrar el amor: eros, philía y agapé. Eros es el amor entre hombre y mujer; un amor que no es racional. Philía es el amor de amistad. Y agapé era una palabra en desuso. Quizá por eso, al traducir la Biblia al griego, para indicar que el Amor de Dios era algo diferente, lo tradujeron por agapé.

Entonces el joven seguidor repuso con preocupación:
- O sea, que eros y philía son falsos amores.

Volvió a reír el Anacoreta antes de responder:
- No es eso. Son incompletos. Se trata de que agapé enriquezca a eros y a philía.

Movió la cabeza el joven y preguntó:
- ¿Qué es lo que aporta agapé?

Miró el anciano a su seguidor y respondió:
- Podría darte una definición, pero prefiero explicártelo con ejemplos. El problema de eros y philía es que ambos son posesivos. Ambos dicen: "si quieres ser mi amado, si quieres ser mi amigo, has de ser como a mí me gusta, como yo quiero que seas. Si no, dejaré de quererte." En cambio agapé dice: " te dejo ser como quieras. Te amo por que eres tú, no un reflejo mío..."

Hizo una breve pausa y añadió:
- Eros y philía, si no están alimentados por agapé, se vuelven posesivos y destructores. Amo por el placer que me das. Amo porque sirves a mis intereses y respondes a mis expectativas. No nos dejan ser nosotros mismos. Mientras que agapé es donación, aceptación, unión... Ese es el verdadero amor cristiano.

Suspiró y dijo para concluir:
- ¡Qué lejos estamos de él!...

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