viernes, 4 de mayo de 2012

EXORCISMO – LIBERACIÓN – SANACIÓN


INTRODUCCIÓN

Desde el momento de la creación, vemos como la serpiente o demonio empezó su trabajo de tentación engañando a nuestros primeros padres, haciéndoles desconfiar de la Palabra de Dios, tentándoles a ser como dioses, hecho que les llevó al pecado, la expulsión del Paraíso y la muerte.

Dios en su gran designio ha permitido que el demonio esté cerca de nosotros para probar nuestra fidelidad a su Palabra y para demostrarnos el Poder de su Misericordia Infinita.

El demonio no puede hacer que pequemos, tan solo puede tentarnos a pecar, así que finalmente nosotros somos responsables de nuestras acciones ante Dios.

El precio del pecado es la muerte (Romanos 6:23), pero nuestra redención y salvación es el regalo de la gracia de Dios que nos da el perdón y la vida eterna en Cristo Jesús (Efesios 2:5).

Jesús vino al mundo para morir por el perdón de nuestros pecados y para darnos la vida eterna, también vino para darnos su testimonio como Hijo de Dios para que creyendo en El, nosotros podamos ser salvados y disfrutar de los regalos de Dios el Padre (Juan 3:16).

Jesús también vino a demostrarnos el Poder sobrenatural de Dios con sus milagros: transformación del agua en vino, multiplicación de los panes y los peces, ordenándole a la tempestad que se calmase, sanaciones físicas, mentales y espirituales, expulsión de demonios, resurrección de los muertos, su propia resurrección y la promesa de nuestra resurrección.

Un último y máximo milagro es el regalo de su cuerpo y sangre en el pan y vino consagrado por sus apóstoles y seguidores, el cual debemos todos de comer y beber si queremos ser salvados.

Jesús tuvo su primer encuentro con el demonio después de recibir su bautismo en el río Jordán y ayunar por cuarenta días y noches.

El maligno le presentó allí los tres enemigos del alma: el mundo, el demonio y la carne.

Lo tentó usando la palabra de Dios escrita en la Biblia de la siguiente manera: en la carne al sugerirle que transformara piedras en pan para que calmara el hambre de su ayuno, pero Jesús le dijo “está escrito, no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Luego el demonio lo llevó a lo más alto del templo sugiriéndole que si se tiraba de allí los ángeles no lo dejarían perecer, pero Jesús le contestó, también está escrito que no hay que poner a Dios a la prueba. Finalmente se manifestó tentándolo con todas las riquezas del mundo si Jesús le adoraba.

Jesús le dijo vete de aquí Satanás porque está escrito adorarás al Señor tu Dios y le servirás a El solamente.

Este fue su primer exorcismo expulsando al tentador fuera de su vida y demostrando su poder. Este poder de resistir al demonio lo tenemos todos por naturaleza, puesto que tenemos la opción de ser tentados y caer en el pecado o podemos resistir el malvado por la gracia de Dios.

Nuestro objetivo al tratar este tema es el de aprender a orar con humildad y en obediencia a la Iglesia, para desatar así el poder de Dios logrando que los malos espíritus sean arrojados de nosotros y de aquellos que sufren su influencia o dominio.


EXORCISMO, LIBERACIÓN Y SANACIÓN son resultados del mismo proceso de arrepentimiento, oración, y entrega a Jesús. Nadie puede ser exorcizado, liberado o sanado de la influencia del demonio excepto en el nombre y por el poder de Jesús. Nadie puede recibir ningún favor divino excepto a través de la bondad y gracia de Dios en respuesta a la oración.

EXORCISMO es el acto de ordenar al demonio o espíritus malignos que salgan de una persona, lugar o situación ordenándole por el Santo nombre de Dios el Padre, Hijo o Espíritu Santo.

Jesús como hijo de Dios o como Dios el Hijo tiene toda la autoridad de Dios Supremo, poder que usó durante su ministerio de tres años y que delegó a sus discípulos, apóstoles y creyentes.

LIBERACIÓN es el resultado del trabajo de Dios en una persona a través de oraciones o de un exorcismo, que le saca del estado de influencia maligna.

SANACIÓN FÍSICA es el resultado milagroso de las oraciones hechas en gran fe que manifiestan un milagro de Dios.

SANACIÓN ESPIRITUAL es el resultado de renunciar el pecado, entregarse totalmente a Jesucristo y recibir el regalo de la paz.


En el principio Dios existía en su Gloria rodeado por los ángeles, espíritus puros creados como una emanación de su Presencia. Existía uno que estaba adornado con atributos especiales y brillaba por encima de los demás, su nombre era Lucifer, que quiere decir lleno de luz o portador de luz (Ezequiel 31:3-11) (Ezequiel 28:13-19)

Dios le anunció a los ángeles que iba a crear en el orden del tiempo criaturas quienes también participarían en su Reino, y que también él iba a participar de la naturaleza humana en la carne para ser su Amo y para liberarles de la maldad.

Lucifer en su orgullo desafió la Voluntad Divina y junto con una tercera parte de todos los ángeles desaprobó la creación del hombre, rehusando darle adoración a Dios en forma humana y a la Mujer que tendría el privilegio de ser exaltada por encima de toda la raza humana volviéndose su Madre y la Reina de toda la creación. (La Virgen María)

Una gran batalla espiritual comenzó entre aquellos ángeles fieles a Dios, guiados por El Arcángel Miguel, quienes en humildad sintieron vergüenza por el desafío de Lucifer y comenzaron a adorar a Dios diciendo “¿Quien puede ser como Dios?”

Lucifer fue arrojado del Cielo como relámpago (Ezequiel 28:17) (Lucas 10:18), y recibió su castigo volviéndose el monarca de la oscuridad por haber opuesto a Dios quien es Luz. (Isaías 14:12-15)

Dios permitió que la creación humana existiera al lado de los ángeles de la oscuridad para poder ponernos a la prueba y de cierta manera para llenar en el Cielo los puestos vacantes de los ángeles reprobados por aquellos seres humanos que consiguen la Salvación Eterna.

El nombre Satanás quiere decir obstáculo, también se conoce en Hebreo como Abadón, en Griego como Apolión que quiere decir destructor. Otros nombres que se le dan son príncipe de la oscuridad, adversario, acusador, engañador, dragón, mentiroso, leviatán, asesino, serpiente, atormentador y dios de este mundo.

En la batalla final de los ángeles como está revelado en el Apocalipsis, San Miguel Arcángel derrotará a Satanás para siempre, quien será arrojado al lago eterno de fuego con todos sus ángeles malignos y sus seguidores.

Como seres humanos nuestra pelea con estos espíritus es muy desigual puesto que nosotros caemos fácilmente en el pecado y automáticamente ya le damos territorio al enemigo. Para poder luchar contra el, tenemos que ser gente de Dios, vencerle primero personalmente como lo hizo Jesús en el desierto y después junto con el resto de la Iglesia luchar espiritualmente a través de nuestra oración para poder ser liberados de este enemigo mortal.

SAN PABLO NOS HABLA DE LA BATALLA ESPIRITUAL EN EFESIOS 6:12-18:

12 Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas.

13 Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes.

14 ¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza,

15 calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz,

16 embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno.

17 Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios;

18 siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos,

SAN PEDRO EN SU PRIMERA CARTA 5:8-9

8 Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.

9 Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los mismos sufrimientos.


Hemos sido creados en la imagen y semejanza de Dios. Somos templos vivientes del Espíritu de Dios. La vida que corre por nuestras venas no es nuestra, es un regalo divino, un pequeño aliento de Dios que nos sostiene.

Por esta razón debemos vivir nuestra vida con gran reverencia ante nuestro creador, pues en el vivimos, nos movemos y tenemos nuestra existencia.

Cuando optamos por llevar una vida desobediente, despreciamos el espíritu de Dios que mora en nosotros, no escuchamos la voz de la conciencia y escogemos desafiar a Dios con nuestro pecado.

En este momento autorizamos al enemigo, quien sutilmente nos hace caer en el pecado y poco a poco nos quita el temor de Dios hasta hacernos dudar de su existencia. Dios nos ama tanto que ha enviado a su hijo a perdonarnos los pecados con su muerte en la cruz, por el precio de su sufrimiento y de su preciosa sangre.

Cuando endurecemos nuestro corazón y resistimos el llamado de Dios, o sentimos apatía por El o por las cosas o personas consagradas, le cerramos completamente la puerta al Espíritu Santo y se la abrimos ampliamente al enemigo quien empieza a influenciar nuestra vida de tal manera que terminamos siendo gobernados por el.

Desde entonces ya no podemos decir que somos templos del Espíritu santo sino templos de Satanás. Allí empieza el gran problema espiritual de cual pocos logran salir triunfantemente.

Claro que en el caso de víctimas inocentes de influencia o posesión, no existe ninguna culpabilidad en la persona, sino que se nos presenta un caso ante el cual podemos ejercer nuestra misericordia como hijos de Dios y viene allí nuestro empeño en orar por la liberación de aquellos que sufren este mal espiritual.


Según la información del Nuevo Testamento, el demonio tomaba posesión de una víctima y en algunos casos causaba locura, ceguera o mudez. No quiere decir que todos los locos, ciegos o mudos estaban poseídos por el demonio, sino que en algunos casos el demonio causaba estas enfermedades.

Muchas enfermedades mentales no tienen que ver absolutamente nada con influencia demoníaca, por esta razón hay que mirar otros síntomas que son comunes en las personas influenciadas o poseídas por el demonio.

Muchas posesiones demoníacas suceden en personas inocentes que son víctimas de la maldad de otras personas, inclusive familiares. En otros casos de influencia y posesión demoníaca, la víctima ha contribuido a su estado por causa de su desobediencia a las leyes de Dios y a su curiosidad en lo oculto.

Posesión. Es común en casos de aquellos que están poseídos el tener ciertos signos supernaturales tales como el producir una voz grotesca de tono bajo imposible de ser imitada por seres humanos, suelen mostrar fortaleza superior a cualquier ser humano, conocen los pecados de las personas presentes si no han sido confesados, conocen el futuro, leen la mente y muestran mucho orgullo al hablar, pueden hablar cualquier idioma con total facilidad.

Los poseídos por el demonio, se llenan de odio y blasfemia por todas las cosas santas, emiten sonidos furiosos, se mueven y actúan con conducta muy extraña, tienden a herir su cuerpo o a mutilarse, entran en periodos de trance, vomitan y hacen funciones biológicas como si fuesen animales, se vuelven una amenaza para los familiares y aquellos alrededor, pues pierden su contacto con la sociedad. En otras palabras reciben el nombre de locos y generalmente la gran mayoría terminan en un sanatorio mental donde son dopados de por vida sin ninguna ayuda espiritual.

Tanto la influencia demoníaca, como la posesión por malos espíritus pueden suceder por varias causas.

Maldiciones de los padres muchas veces desde el vientre de la madre.

Casos de incesto o de abuso sexual en la niñez. Víctimas de hechizos, brujerías, odios, mal ojo, vudú, etc. Participación en cultos de satanismo, brujería, espiritismo, magia, yoga, guija, clarividencia, adivinaciones, supersticiones, amuletos, encantaciones, cristales, nueva era, literaturas, cines y exhibiciones impuras, violentas o satánicas, etc.

Influencia demoníaca. Es un estado mas leve de posesión demoníaca. Aquel que sufre la influencia del demonio, resulta haciendo cosas malignas sin explicación, puede resultar blasfemando de Dios sin saber porqué lo hace, puede escuchar voces que le llevan a hacer cosas indeseables, puede obsesionarse con el suicidio y terminar matándose o matando a otra u otras personas.

Estas personas se pueden especializar en cometer cualquiera de los pecados capitales que son: orgullo, avaricia, envidia, ira, lujuria, glotonería, y pereza. Esto lo hacen influenciados por el malvado, como un escape a su frustración, y por la pérdida del temor de Dios. En otras palabras todavía pueden darse cuenta por su conducta de que algo está mal y que pueden hacer algo al respecto. En algunos casos pierden el coraje al tratar de obtener liberación porque sienten que el enemigo los maltrata y no los deja en paz. Algunos van a la confesión, pero aún no llevan el arrepentimiento suficiente para poder orar por ellos mismos y ser liberados. Otros son personas del mundo que no conocen a Dios.

La influencia demoníaca puede empezar por interés en lo oculto, consultas de horóscopo, leída de las manos, predicciones del futuro, tabla de guija, brujería, hechizos, mal de ojo, maldiciones de otras personas, odios, espiritismo, magia, yoga, péndulo, comunicación con espíritus a través de medios, clarividentes, cartas, adivinaciones, supersticiones, amuletos, encantaciones, cristales, nueva era, literaturas, cines y exhibiciones impuras, violentas o satánicas, etc.

LIBERACIÓN DE INFLUENCIA O POSESIÓN.

El poseído pierde finalmente control de sus facultades mentales en cuanto a llegar a una espiritualidad que le permita orar por si mismo, pues el demonio ha recibido dominio de esta persona totalmente. Tan solo la oración profunda de liberación hecha por otras personas creyentes o un exorcismo oficial de la Iglesia le puede liberar.

Aquel que está siendo influenciado por el demonio todavía tiene oportunidad de orar por si mismo o de pedirle a otros que oren por el, primero que todo tiene que arrepentirse de su pecado, ir a la confesión con un corazón contrito y rogar la misericordia divina a través de la Preciosa Sangre de Cristo y del Poder del Santo Nombre de Jesús que ha garantizado liberación en su nombre.

Mucha preparación, oración y lucha se requiere para superar al demonio, pero no es imposible, bendito sea el Señor que nos ha dado los medios para librarnos de la maldad del enemigo.

En este tratado sobre exorcismo, liberación y sanación encontramos la solución a estos problemas espirituales.


Jesús fue tentado tres veces en el desierto. En todas estas tentaciones el venció al demonio con la santidad que nos da la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras. Esta misma autoridad, la tenemos todos los seres humanos cuando rechazamos el pecado y escogemos la gracia, este regalo divino continúa en cada uno de nosotros, es el derecho de usar nuestro libre albedrío o voluntad propia para decidir entre el bien o el mal.

Durante su ministerio de tres años Jesús demostró su poder sobre espíritus malignos como podemos ver en ciertos pasajes bíblicos:

Mateo 8:16 Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos.

Mateo 8:28-32

28 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino.

29 Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?»

30 Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo.

31 Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a esa piara de puercos.»

32 Él les dijo: «Id.» Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas.

Mateo 12: 22 Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le curó, de suerte que el mudo hablaba y veía.

Mateo 17:14-20

14 Cuando llegaron donde la gente, se acercó a él un hombre que, arrodillándose ante él,

 15 le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua.

16 Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido curarle.»

17 Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo acá!

18 Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño desde aquel momento.

19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?

20 Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: "Desplázate de aquí allá", y se desplazará, y nada os será imposible.»

Marcos 1:23-27

23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar:

24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»

25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.»

26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él.

27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»


Jesús dio autoridad a los apóstoles, discípulos y creyentes según vemos en el Nuevo Testamento. Esta autoridad fue recibida primero por los Apóstoles y discípulos directamente de Cristo. Después del descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en forma de lenguas de fuego, la autoridad fue pasada a los nuevos creyentes a través de la palabra y de la imposición de manos por aquellos que tenían el Espíritu Santo.

Apóstoles. Mateo 10:8 Jesús envió a los doce apóstoles a predicar la Buena Nueva que el Reino de los cielos está muy cerca, les comisionó para que sanaran a los enfermos, curaran leprosos, resucitaran muertos y expulsaran espíritus malignos.

Discípulos. Lucas 10:17 Los setenta y dos discípulos regresaran al Señor comentándole como habían expulsado malos espíritus en su Nombre.

Creyentes. Marcos 16:17 Estos signos acompañarán a los creyentes, en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas extrañas, podrán recoger serpientes y si beben su veneno no les hará daño, impondrán sus manos sobre los enfermos quienes se recuperarán.

Los creyentes mencionados en Marcos 16:17, quienes abarcan las categorías de fieles, discípulos y apóstoles de Cristo, compartían algo en común en la Iglesia primitiva, el fuego del Espíritu Santo estaba en ellos y los signos que les acompañaban eran la profecía, la sanación de los enfermos, el hablar en lenguas extrañas, el discernimiento, la fe en el Nombre de Jesús, el don de arrojar fuera espíritus malignos, el don de predicar la palabra de Dios, etc.

Estos signos aún continúan en nuestro propio tiempo, su manifestación es notable en el movimiento carismático. Sin embargo, la Iglesia ha prohibido el uso de exorcismos o de dar órdenes al enemigo en el nombre de Dios.

Debido a esta restricción impuesta por la jerarquía de la Iglesia a los creyentes que desean liberarse o hacer oraciones en contra de Satanás, la única solución que nos permite actuar, permaneciendo fieles a la fe Católica, es la oración de liberación que podemos hacer todos los fieles, cuya fórmula es explicada mas adelante.


Marcos 9:17-29 Los apóstoles aún con la autoridad impartida sobre ellos no pudieron expulsar un demonio fuera de un poseído, Jesús tuvo que hacer el exorcismo personalmente y luego le explicó a los apóstoles que algunos malos espíritus solo se pueden arrojar fuera a través de oración y ayuno.

Actos 19:13 –17 Algunos Judíos y los siete hijos de Sceva trataron de hacer exorcismos en el nombre de Jesús quien era predicado por Pablo el apóstol, pero para su desencanto, el hombre poseído se lanzo sobre ellos dándoles tal paliza que salieron corriendo desnudos y sangrando.

Primero que todo vemos que exorcizar es un trabajo aun difícil para los mismos apóstoles autorizados por Jesús personalmente. En cuanto a aquellos que no son creyentes, tratar de darle órdenes a un espíritu maligno es un riesgo muy grande que puede causar que el espíritu tome posesión de ellos o de los que estén allí presentes.

AUTORIDAD PARA HACER EXORCISMO DADA POR LA IGLESIA CATÓLICA

Solamente sacerdotes autorizados por un Obispo pueden hacer el rito solemne de Exorcismo a personas que después de ser examinadas psicológicamente son aceptadas como poseídas y en necesidad de un exorcismo.


SOLEMNE. Se dice que un exorcismo es solemne cuando es hecho oficialmente bajo la autorización de la Iglesia Católica a una persona poseída por malos espíritus. Un riguroso examen psicológico debe hacérsele a la víctima, para establecer si en realidad existe un caso de posesión, si es solo influencia demoníaca o si es un fraude.

La víctima debe mostrar signos típicos que acompañan a los poseídos, entre ellos conocimiento de otras lenguas, predicción del futuro, blasfemia y aborrecimiento de las cosas santas tales como el agua, la sal o el aceite benditos, fuerza sobrenatural, levitación etc.

Solamente un sacerdote autorizado lo puede hacer siguiendo el rito oficial expedido por la Iglesia. El demonio o demonios presentes en el poseído recibe órdenes del exorcista de salir y no volver mas en el nombre de Jesucristo y de la Iglesia en general la cual recibió de Cristo la promesa de que las puertas del Infierno no prevalecerían contra ella (Mateo 16:18).

PRIVADO. Los fieles de la Iglesia pueden hacer oraciones de liberación, en las cuales se solicita la intervención divina para arrojar la influencia demoníaca de cualquier persona, sitio u objeto. Debido al extremo peligro que se puede presentar debido a la falta de conocimiento sobre el enemigo, es necesario conocer mas a fondo todo lo concerniente al demonio y sus ángeles, por esta razón la Iglesia no permite hacer exorcismos sino por un sacerdote debidamente calificado y autorizado por un Obispo.

1 Pedro 5:8-9 San Pedro la cabeza de la Iglesia nos exhorta a tener disciplina y mantenernos alerta, puesto que como un león rugiente nuestro adversario el demonio ronda en busca alguien a quien devorar. Nos dice que tenemos que resistirle permaneciendo firmes en la fe.

Armémonos pues de mucha fe en Dios, y crezcamos en la oración para que Dios escuche nuestras oraciones de liberación.


El arma que se usa para arrojar un espíritu maligno de una persona influenciada o poseída por el demonio es únicamente el santo nombre de Dios, ya sea el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo Y la Preciosa Sangre de Cristo.

El arma en los casos de liberación es la oración que se le hace a Dios el Padre en el nombre de Jesús y por el poder de su Preciosa Sangre, las peticiones de intercesión hechas por la Virgen María en respuesta a nuestras oraciones, especialmente el santo rosario, y también las oraciones dirigidas a San Miguel el Arcángel, a los ángeles y a los santos.

De acuerdo al canon 1172 del Código de la ley Canónica de la Iglesia, los fieles no pueden hacer exorcismos.

¿Cómo podemos entonces los fieles de la Iglesia hacer uso del Santo Nombre de Cristo sin desobedecer a la Iglesia? ¿Cómo podemos tener recurso al Santo nombre de Cristo, cuando somos tan afectados por malos espíritus? La respuesta es “nuestra oración de liberación”.

El Apostolado del Trabajo de Dios presenta la solución a esta situación, y actuando en obediencia a la Iglesia presenta oraciones que han producido resultados efectivos.

No hagamos ningún exorcismo, es decir, no le demos ordenes al demonio, ni entremos en diálogo con el de ninguna manera, para no tener que padecer las consecuencias, dejemos que el Santo Nombre de Cristo obtenga de Dios el Padre el poder para expulsar a Satanás de nuestro mundo, invoquemos la preciosa sangre de Cristo para que nos cubra y proteja en todo momento, dejemos que nuestra fe florezca en alabanza y súplica ante el único Dios que nos ha ofrecido su protección.

Debido a las restricciones impuestas sobre los creyentes por la autoridad de la Iglesia para exorcizar, estamos restringidos a hacer oraciones de liberación en las cuales podemos pedirle a Dios el Padre en el nombre de Jesús, por la intercesión de la Virgen María y de los santos y por el poder de San Miguel el Arcángel. No por esto vamos a perder nuestra batalla, por el contrario vamos a dejar que el Señor luche por nosotros con la seguridad de la victoria, como cuando Moisés le dijo a los Israelitas antes de cruzar el Mar Rojo.

Éxodo 14:14 El Señor peleará por vosotros.

El arma de nuestra liberación es nuestra propia fe, de la misma manera que Cristo resistió el enemigo en el desierto, ahora nos encontramos en el desierto de la vida donde solo tenemos un arma poderosa que es el Santo Nombre de Jesús. A través de su santo nombre nos llenamos de poder ante el enemigo, no en forma directa sino buscando refugio en la protección que Cristo nos da y de las promesas que nos ha hecho.

Mateo 7: 7’8

7 Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.

8 Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

Mateo 18:19 –20 En verdad os digo que si dos aquí en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier petición, así será hecho por mi Padre en el Cielo. Porque donde hay dos o mas reunidos en mi nombre, allí estoy yo entre ellos.

Juan 14:13-14

13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

José de Jesús y María

Apostolado del Trabajo de Dios

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