viernes, 22 de junio de 2012

ORACIÓN EN SANACIÓN


A - ORACIÓN EN COMUNIDAD

Jesús prometió: “Yo les aseguro que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” Mt 18, 19-20.

La oración comunitaria tiene un poder especial concedido por el mismo Dios. Esto lo hemos experimentado ampliamente en nuestro ministerio. Por esta razón siempre nos gusta orar en comunidad. En comunidad el discernimiento se enriquece ya que uno puede tener una visión, otro un mensaje, aquel una palabra de conocimiento y todos oramos en lenguas.

Sobra decir que el momento comunitario por excelencia es durante la celebración Eucarística. Allí las sanaciones se multiplican.

Desgraciadamente hay gente mal acostumbrada que después de una oración comunitaria le gusta que se ore en privado por ella. Nosotros generalmente nos negamos ya que eso significaría que la oración que acabamos de hacer no tuvo valor.

Existe una tremenda diferencia entre una oración comunitaria y la oración personal por cada enfermo. En cada uno de los retiros que he tenido en estos diez años ha habido sanaciones físicas en todos y cada uno. Mientras que orando individualmente por sanación no he visto el mismo fruto. En cambio, en la oración de curación interior existen mas frutos orando en cada caso en particular, pero siempre es una comunidad la que ora por esa persona.

En conclusión, pienso que hay pocas personas con don de curación, pero existen muchas comunidades con ese carisma.

De un campo vecino vinieron quince personas a una de las dos reuniones de oración de Pimentel. Venían cantando, alabando a Dios y rezando el Rosario. Realmente era una peregrinación y su oración se prolongó todo el camino.

Al regresar otra vez a su campo comenzaron a compartir lo que el Señor había hecho y se dieron cuenta que los quince habían sido curados de algo. Entonces daban testimonios juntos.

Yo anhelo el día en que en una oración por los enfermos se pueda afirmar como en el Evangelio: todos fueron curados.

B - ORACIÓN DEL ENFERMO

Conviene que el enfermo también ore. Es muy cómodo solamente pedir oración a otros como quien manda lavar su ropa sucia a otra parte y él no se ocupa de nada. Estas personas están buscando un alivio rápido y cómodo que no les exija ningún esfuerzo de su parte. La sanación profunda sólo se da en la medida que entramos en comunión permanente con el Dios que purifica y santifica.

¡Qué maravillas vemos en las personas que oran! Si creyéramos en el poder de la oración estaríamos más dispuestos para hacerla y le daríamos prioridad sobre otras actividades. Muchos dicen que se pierde el tiempo orando porque no se hace nada, y no se dan cuenta que lo mas importante no es lo que nosotros hacemos sino lo que Dios hace en nosotros durante la oración.

Había una persona que siempre, en todo tiempo y lugar, nos asaltaba para que oráramos por ella. Cuando yo me la encontraba ya hasta le sacaba la vuelta, pues  era muy insistente. Un día vino una persona de Estados Unidos a impartir un retiro. Al terminar la charla, como de costumbre, la señora se le acercó y le pidió que orara por ella. Esta persona primero se puso en la presencia de Dios y sintió una voz interior que le decía: “no ores por ella, pues sólo está cansando a mis servidores”.

Qué diferente es este caso que al sucedió en el Congo: en la misa de clausura de Brazzaville el Señor realizó muchas curaciones maravillosas. Mientras el sol se ocultaba la gente salía feliz como si bajara del Monte Sinaí después de haber experimentado la gloria del Señor.

Después de que todo el mundo abandonó el Estadio alabando a Dios, el guardián cerraba las puertas y apagaba las luces. Ente las gradas vacías se había quedado una mujer en oración; junto a ella su hijo de seis años sentado en medio de dos muletas.

El guardián le dijo:

-Señora, ya váyase. Ya todo terminó y voy a cerrar las puertas.

- No, no puedo irme porque mi hijo todavía no se cura, voy a seguir orando…

El cuadro era tan conmovedor que el guardián le permitió permanecer allí más tiempo. Ella perseveró en oración más de dos horas. A las 8:15 p.m. el pequeño se levantó y comenzó a caminar sin muletas ante la luz de la luna que con su palidez plateada hacia mas bella y tierna la escena.

Era la perseverancia en la oración de la que habla el Evangelio (Lc 11, 5-8)

P. Tardif

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