miércoles, 27 de junio de 2012

¿PODREMOS ARREPENTIRNOS SIEMPRE?


Esto es, lo que todos equivocadamente pensamos, que siempre tendremos tiempo de arrepentirnos. Pero la realidad es otra muy diferente. El arrepentimiento es un acto de amor, un bien que pertenece al orden del espíritu y como todo bien espiritual, se posee en distintos grados de fuerza o incluso llega un momento en que es tan débil que incluso no se posee. Vamos a tratar este tema de una gran importancia para todos nosotros.

            Unos vivimos en gracia de Dios, sumergidos en las aguas de su amor, en unas aguas muy profundas, algunos tan profundas que, los que así viven, si saliesen a la orilla no sabrían como respirar, con el aire tan viciado que este mundo nos ofrece, pues lo suyo es respirar solo con el amor que el Señor les da. Otros viven también sumergidos en las aguas del amor de Dios, pero no en aguas tan profundas de forma que alguna vez hacen una escapada a la orilla y respiran alguna bocanada del aire viciado del mundo, pero enseguida se ahogan y vuelven a las profundas aguas del amor divino.

            Otros viven siempre habitualmente en la orilla y se han acostumbrado de tal forma a los placeres que les da el viciado aire mundano, que saben que un día han de ser llamados por el Señor y que cuando esto ocurra, si quieren no condenarse, han de estar en el interior de las aguas del amor de Dios, pero piensan que siempre hay tiempo de arrepentirse, pues aunque sea en el último momento, la misericordia de Dios es infinita y ya tendré tiempo de arrepentirme. Si, ellos ya saben, que no tendrán una gran gloria, sino que se va a salvar, si es que se salvan por los pelos y su vasija, esa vasija que todos construimos aquí con nuestras demostraciones de amor al Señor, para que esta sea grande y el Señor nos la llene arriba de gracias, ella será para esta clase de personas, una canija vasija, pero me es igual, se dicen ellos, porque; más vale pájaro en mano que ciento volando y en todo caso; que me quiten los bailado.

            Y aún tenemos una cuarta categoría de personas, que son las que viven en el interior y que nunca se han acercado ni siquiera a la orilla, por que lo suyo es negar: Negar la existencia de Dios y su amor, negar la existencia del mar de amor que el Señor nos ofrece, negar la existencia del infierno, negar inclusive en un inexplicable contrasentido la existencia del demonio, sobre el cual llegan a crear sectas en las que se le invoca, inclusivemente para su adoración.

            Dios creador absoluto de todo lo visible y de lo invisible, es un Ser cuya esencia es el amor, y el amor, todo el amor que existe en el universo visible y en el invisible a nuestros ojos corporales, aunque no a los de nuestra alma, emana siempre de Dios, porque Dios y tal como nos escribe San Juan evangelista: “Dios es amor, y el que vive en amor permanece en Dios, y Dios en É1”. (1Jn 4,16) Y todo lo que realiza el Señor es por razón de amor; por razón de amor nos creó y todo lo que hace por cada uno de nosotros o permite que nos ocurra solo tiene la finalidad de que vayamos a Él, a la búsqueda de su amor, a que ya en esta vida nos sumerjamos en las aguas de su amor. Por otro lado es de considerar aquí, una de las cualidades del amor cual es la reciprocidad. El amor actúa siempre con reciprocidad, nosotros amamos más a quien más nos ama, y el Señor en su amor también es recíproco, porque siempre ama más al que más le ama.

            Pero dicho lo anterior y entrando en la contestación al título de esta glosa, es de ver que no, que no siempre vamos a estar en posición y con la posibilidad de arrepentirnos y sin arrepentimiento no hay misericordia divina, ni posibilidad de salvación. Y ello es, por la sencilla razón de que el arrepentimiento en sí, es un acto de amor y si no hemos amado lo suficiente y seguimos menospreciando en esta vida el amor que el Señor continuamente nos está ofreciendo, sin darnos cuenta nos estamos cerrando las puertas de nuestra eterna salvación, por que al reducir nuestra capacidad de amar a límites negativos, estamos perdiendo nuestra capacidad de arrepentimiento.

            Son muchas las personas que viviendo lejos de las aguas del amor de Dios en el seco interior de tierra sin agua de amor alguna, y piensan que cuando llegue el momento ya tendrán tiempo de arrepentirse y lo que no saben, es que en esos finales momentos satanás echa toda la carne en el asador, para que no haya arrepentimiento posible, no sea que se le escape la pieza. Desgraciadamente son muchas las personas que como nunca han amado, no saben como arrepentirse y en esos momentos de debilidad corporal que se tiene cuando se esta muriendo, ya se encarga su demonio particular, en alejar de esa alma con un pie puesto ya en el infierno, las ideas de arrepentimiento y amor a Dios necesarias, para alejar al demonio. Porque hay un cierto principio que nos dice: Como si vive se muere.

            Ayer por la tarde, con el sol en lo alto, aparqué el coche al lado de un parterre de tulipanes, era una belleza verlos en distintas tonalidades, todos ellos con los pétalos abiertos al calor del sol. Esta mañana a la siete y media hacia frío y aparqué el coche en el mismo lugar, todos los pétalos de los tulipanes, estaban recogidos, formando unos capullos de diferentes colores, me quedé un rato contemplando esta simple belleza como otras muchas de las que el Señor, diariamente nos esta ofreciendo. Todos nosotros ahora, vivimos sumergidos en el amor de Dios y consideramos que es natural todo lo que vemos y que nos pasa. Es natural la belleza de las flores, de los árboles, de los pájaros, de las ardillas, de los animales, de los montes, de los arroyos, de los ríos…etc. Pero todo esto, fruto del amor del Señor a nosotros, pero solo podremos apreciarlo y saborearlo, en cuanto tengamos reciprocidad, aunque solo sea una poquita, y respondamos a ese amor que Dios nos da y nos permite arrepentirnos, porque arrepentirse es amar y si no amamos nunca podremos arrepentirnos.

            Tristemente esta es la razón por la que los condenados en el infierno jamás podrán salir de allí, porque han perdido la capacidad de amor que se les ha transformado en odio y no pueden arrepentirse.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Juan del Carmelo

No hay comentarios: