miércoles, 26 de septiembre de 2012

CARTA DE UN HERMANO DE YUCATAN



Martes 25 de septiembre de 2012 20:57


Estimado Hermano José, antes que nada te felicito por tu blog, y por ese ánimo de dar de tu tiempo para el Señor.

Y precisamente por haber encontrado tanta cosa interesante que has escrito además de ser enriquecida con otros comentarios, es que me animé a contactarte y ahora en comentar un tema.

El ser humano, como muchos sabemos, en estos tiempos ha alcanzado logros tremendos, como llegar a la Luna o a los abismos más profundos del mar. Conoce ya mismo de su propio cuerpo, e incluso hasta gráficos puede hacer del mismo mediante la resonancia magnética, y ya ni que decir de los logros en genética. Y me podría pasar horas hablando de las maravillas, logros y descubrimientos del hombre. Sin embargo, pienso, que hay algo en lo que aún estamos en pañales, en que aún no logramos comprender y entender. Ese algo, para mí, es una de las mayores fuerzas que existen sobre el planeta Tierra, y ese algo se llama LA SEXUALIDAD DEL SER HUMANO. De verdad hermano José, de verdad, yo aún me sorprendo, y por más que me rompo la cabeza no logro comprender los misterios de las sexualidad de los humanos. Veo situaciones que me dejan perplejo.

Yo creo que aún Dios se preguntará como es que puso eso en la humanidad, ese poder tan grande, esa atracción tan fuerte por la cual se perpetua la raza humana y se da la reproducción.

Psicólogos, antropólogos, psiquiatras, luchas incesantemente para tratar de comprender la sexualidad y no lo logran.

Son tantos temas relacionados con la misma, por citar un simple ejemplo, la homosexualidad, sea femenina o masculina. Que si se aprende, que si viene en los genes, que si es el mismísimo satanás quién la siembra, que es un vicio, una maldición, etc, etc, etc, y yo solo veo como millones de hermanos sufren por la discriminación que hay hacia ello.

Es más, puedo citarme yo mismo como un caso. Yo recuerdo que a mis seis años comencé a despertar a mi sexualidad, y me di cuenta de que el tocarme o tocar a otra persona causaba placer, o el hecho de ver a alguien desnudo, y sin que nadie me lo haya enseñado, digamos que fue nato en mí. Es más, al grado de que llegué a pensar que esas cosas solo las hacíamos los niños, pues eran travesuras o cosas malas, pues los adultos para mí se portaban bien y no hacían "cochinadas", y obviamente uno se escondía, pues escuchabas decir a los adultos que todo lo que tuviese que ver con tu sexualidad había que ocultarse, guardarse, luego entonces llegabas a la conclusión de que era malo.

Es más, cuanto se ha dicho y hablado de los "Pervertidores de menores", y yo recuerdo a un compañerito que acosaba a un señor para pedirle que le mostrara su pene, pues tenía curiosidad de ver como lo tenían los grandes, y mi amiguito me dijo que ese señor era malo pues se negaba a mostrarle su pene. ¡Y TENÍAMOS COMO 7 AÑOS DE DAD! ¡O sea, el acoso era de un menor a un adulto! ¡Hágame usted el favor! Yo recuerdo todas estas cosas perfectamente bien.

Por otro lado, cuanto caso de hermanos nuestros que son sacerdotes, que la tentación sexual los vence. Sin irnos a los extremos y entrar en el espinoso tema de nuestros hermanos sacerdotes que caen en la pederastia, por los que yo pido mucho, porque sé que el corazón del hombre es duro, y sin ver la viga que tienen en el ojo, quieren sacar la paja en el ajeno, y simplemente señalan y juzgan de la forma más dura a estos hermanos. Vamos a lo más light, el típico caso, y se de uno en concreto, de un excelente sacerdote, una réplica de Cristo, con obras inimaginables de bondad, pero sin embargo, esa energía que se llama sexo, no la pudo brincar, y pues tuvo mucho cariño hacia una viuda la cuál ayudaba, y de ese cariño nació amor y tuvieron relaciones sexuales. Y muchos se rasgan las vestiduras y se escandalizan, y aquí su servidor, al contrario, yo le doy gracias a Dios que tengamos sacerdotes muy humanos y pecadores, pues de ese modo nos comprenden mejor y nos pueden ayudar mejor.

Y lo que hago es pedir por ellos, para que Dios los ayude en su tribulación pues obviamente han de vivir un conflicto.

Hermano José, nos podríamos pasar horas con este tema, pero en conclusión como le dije, es un verdadero misterio. Ya el ser humano no busca que hacer al respecto. En algunos países han bajado la mayoría de edad, por otro lado otros la mantienen a los 18 años. Por otro lado, ni el mismísimo SIDA ha logrado detener el que muchos estén teniendo una vida sexual activa o varias parejas, o sea, ¿NO CREES QUE AÚN NO ENTENDEMOS NUESTRA SEXUALIDAD? ¿DE QUE AÚN HAY MUCHO MISTERIO EN ESTO?

Me gustaría saber su opinión. Porque yo solo veo como muchos hermanos viven en conflicto, porque por un lado, quieren tener el amor de Jesús, quieren llevar su catolicismo, van a misa, luchan por ser buenos cristianos, pero se entristecen a ver que nuestra Iglesia ve a la sexualidad como algo solo para reproducirse y para que los esposos se amen. Y se preguntan, ¿por qué mi cuerpo me pide a gritos que yo me masturbe? por citar un ejemplo. ¿Y cómo decirle a una mujer o a un hombre que por la situación que nos está tocando vivir hoy en día y por lo mismo llegan a los 35 años sin casarse, ¿QUE NO PUEDEN TENER NINGUNA RELACIÓN SEXUAL HASTA QUE SE CASEN? Hermano, esto, es prácticamente imposible. Así como hay sacerdotes que son célibes toda su vida, no todos logran ese celibato, hoy más que nunca lo sabemos. Luego entonces, si un sacerdote con toda su preparación y que tiene a Cristo no logra vencer esa fuerza interna, ¿qué podemos esperar de una persona común?

Bueno hermano, no le quito más de su tiempo, solo quería platicar con usted un poco sobre esto que me hace pensar, pensar y pensar.

Le mando un fuerte abrazo desde Yucatán.

Sinceramente, su hermano en Cristo, MANUEL.

TE RESPONDO

Pídele a Dios que detrás de cada sacerdocio santo haya siempre un sacerdote santo.

No te preocupes mucho por la sexualidad, esta nace con el ser humano y en todo lo que existe en nuestro planeta, sino no existiría el mundo… pero como pensantes que somos, la debemos controlar, así como controlamos muchas cosas en nuestra vida. El sexo no es malo, pero abusar de él, como abusar del alcohol, de las comidas, etc, es malo. Dios nos dio libre albedrio… no nos dio libertinaje, en eso convertimos nosotros a la verdadera libertad. Es bueno y saludable, de vez en cuando, decirle a nuestro cuerpo que no puede hacer lo que le dé la gana, que, por favor deje descansar a nuestro cerebro, que tiene un millon de cosas mas importantes en que preocuparse. 

Bendiciones por casa.

Hno. José.

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