lunes, 26 de noviembre de 2012

ADVIENTO: EL CENTINELA


Entramos en la última semana del año litúrgico. El próximo domingo, 2 de diciembre, se inicia el año litúrgico con el primer domingo de Adviento.

El Adviento se nos representa con una serie de símbolos muy ricos, que iremos comentando estos días. Hoy empezaremos con el centinela.

El centinela de la noche, que espera la aurora. Ese centinela que lucha en la oscuridad y que su alegría aumenta a medida que el horizonte se va iluminando con las primeras luces del día.

Adviento va unido a esperanza. Aunque la liturgia le atribuya el color morado como en la Cuaresma, señalando que es tiempo de preparación, su verdadero color es el verde de la esperanza. El centinela que nos sugiere Adviento es un centinela esperanzado. No es el mendigo de "Esperando a Godot" que espera inútilmente, que está condenado a esperar indefinidamente, inútilmente. Nuestro centinela sabe que la mañana ya despunta en el horizonte.

El Adviento nos señala que el Amado se acerca. No es una esperanza ilusa. La mañana no es sólo luz. Con el amanecer aparecen los trabajos, los problemas, puede llover, granizar... Pero es que la espera no es un fin, la aurora no es una meta, es una rampa de lanzamiento, un dinamismo que nos invita a vivir:

"La espera constituye la misma trama de la vida. Es su fuerza y su debilidad. Impaciente y serena, la espera es compañera de la vida en sus búsquedas y encuentros. Contiene sus secretos. A veces es su freno y su trampolín de lanzamiento, su memoria y el latido de su corazón...La espera es de algún modo nosotros mismos, con nuestras cualidades y defectos, con nuestras certezas y nuestros interrogantes, con nuestras necesidades y nuestros deseos."(E.Debuyst)

El centinela es el hombre que otea el horizonte bajo fríos y calores, lluvia, nieve y escarcha...Pero que está seguro de que Él vendrá, porque sabe, que en realidad, Él ya está aquí, en su corazón y en el de sus hermanos...

Joan Josep Tamburini

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