sábado, 8 de diciembre de 2012


Las manifestaciones de violencia son en el fondo signos de debilidad. Los mansos poseerán la tierra. Primero se poseerán a sí mismos, porque no serán esclavos de su mal carácter; poseerán a Dios porque su alma se halla siempre dispuesta a la oración, y poseerán a los que los rodean porque han ganado su cariño.

Hemos de dejar a nuestro paso el buen aroma de Cristo (2 Corintios 2, 15): nuestra sonrisa, una calma serena, buen humor y alegría, caridad y comprensión. Contemplar al Niño Jesús nos ayudará a ser humildes.

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