viernes, 25 de enero de 2013

SALIÓ DOS VECES DEL ARMARIO: UNA POR LESBIANA Y LA OTRA POR DEJAR LA VIDA GAY Y HACERSE CRISTIANA


Charlene Cothran

“Cuando miro hacia atrás veo que el demonio me ha engañado a mí y a miles de personas más haciéndonos creer que se puede ser feliz con una vida homosexual. Que es un orgullo ser homosexual”. Quien afirma esto es Charlene Cothran, la directora de la revista Venus, una publicación destinada a la comunidad homosexual afroamericana de Estados Unidos y Canadá, y que con una tirada de más de 40.000 ejemplares es uno de los referentes más importantes para este grupo de personas.

"La vida homosexual no hace feliz a nadie"

Charlene ha tenido que salir dos veces del armario. La primera para explicar que era lesbiana; la segunda para explicar que dejaba de serlo y que lo hacía porque era lo que Cristo quería de ella y porque la vida homosexual no hace feliz a nadie. Con una vida pública firmemente comprometida con la causa homosexual, ¿qué iba a pasar con su revista Venus? Charlene responde claramente: “El público será el mismo, pero la misión ha sido renovada: nuestra nueva misión es animar, educar y asistir a todos aquellos que quieren cambiar, pero no han encontrado una salida”.

Defensa de la causa gay

“Cuando fundamos la revista Venus, la idea era demostrar que había un gran comunidad negra de gays y lesbianas –ha explicado Charlene recientemente. La idea era poner un pie en la puerta para poder entrar hasta el final. O hacer una pequeña defensa de los trabajadores gays para que no fueran echados de los colegios por su condición de homosexual. En realidad, lo que verdaderamente queríamos era tomar el control de todo el sistema escolar, tal y como se ha visto en estos 15 años”. La estrategia es colarse un poco para que cuando haya un grupo suficiente de homosexuales se pueda hacer un trabajo más grande.

El lobby gay controla los mas-media en Estados Unidos

Esto se ve, por ejemplo, en los antiguos colaboradores y periodistas de Venus. Ahora están trabajando en Bloomsburg o el New York Times: “Es una realidad que los gays y lesbianas de este país controlan los medios de comunicación. Son ellos los que toman las decisiones. Un ejemplo fácil de ver es el hecho de que en cada programa de entretenimiento deba participar un personaje homosexual. Todo esto –denuncia la exactivista- es porque los homosexuales saben que los medios hablan a la mente, y así puedes cambiar la de los más jóvenes”.

Comprar un mausoleo y ponerse a pensar…

Sin embargo estando en la cima de su exitosa carrera profesional murió su madre. En ese momento Charlene llevaba una vida muy activa con reuniones, entrevistas, conferencias, estrategias políticas para la agenda homosexual y, además, llevaba 10 años conviviendo con otra lesbiana.

La muerte de su madre fue el comienzo del cambio. Tuvo que encargarse de su abuela, enferma de Alzheimer, y llevarla a su casa. Además se vio obligada a comprar una sepultura para enterrar a su madre. Optó por un mausoleo con tres nichos: uno para su madre, otro para su abuela y un tercero… para ella.

¿Un nicho también para ella? Sí. Charlene, que no iba a la iglesia ni a reuniones religiosas, se puso pensar que ese agujero iba a ser su destino final. La cosa le inquietó: “Esto me ayudó a ver de forma diferente mi vida homosexual. Me di cuenta que la gente no se preocupa de la vida después de la muerte. La gente evita pensar en ello. Yo nunca quise ir a una iglesia para homosexuales. Sabía que eso no era sensato”.

A pesar de tu vida, Dios te ama

El visualizar su muerte le planteó cuestiones fundamentales: “Me preguntaba si podría volver a ser libre de la carne y poder ver una mujer sin desearla”.

Cuando estaba con estas inquietudes, una pastora conocida suya la llamó y le preguntó cómo estaba su relación Dios: “Mi espíritu –confiesa Charlene- quería compartir con ella mis luchas, pero me dije: ‘Si le cuentas estas cosas a la pastora te colgará el teléfono y nunca más volverá a llamarte”. Pero no fue así, ella no le colgó el teléfono. Hablaron y hablaron.

A medida que la conversación avanzaba, a Charlene le afloró el orgullo y comenzó a contarle todo el éxito que había logrado, todo lo que había publicado y viajado, el dinero que había ganado con la revista… Al final, la pastora le radiografió el alma: “Puedo ver que quieres regresar a Cristo. Que tú sabes cómo llegar a ser libre pero no sabes cómo mantenerte, y que tú crees que Dios no te puede aceptar porque has tenido una vida pública de lesbiana. Sin embargo, con todo, has de saber que Dios te acepta”.

Charlene explica que Dios la silenció en ese momento, no podía habar, y lo único que hizo fue llorar: “Yo quería ser libre”.

En esos momentos, Dios le habló: “Tienes que elegir hoy a quien vas a servir: estuve contigo amándote, protegiéndote, sacándote de situaciones, ayudándote…” Y es verdad, “Él había hecho esto por mí –reconoce-, Dios me ha abierto caminos. Sabía que era Dios quien había hecho esto cuando mi madre murió. Y lo hacía por amor y compasión”.

Dios siguió hablándole a su alma: “Si me escoges, te haré muy feliz. Voy a emplear todos tus dones para mi gloria. Pero si me dices que ‘no’, voy a permitirte que hagas lo que quieras, pero será un camino de condenación”.

Llamada a confirar en Dios

Ella escogió, y escogió a Dios y, ¡claro!, el demonio también entró en liza: “¿Qué va a pasar con tu salario? Ya no vas a poder publicar la revista gay. ¿Qué será de tus gastos, la casa, el coche…?”.

La que estaba a punto de dejar su vida homosexual no sabía cómo iba a solucionar todos estos problemas, pero tenía que escoger y confiar en Dios. En dos semanas, ella tenía un compromiso público, pues tenía que participar en una mesa redonda convocada con motivo del día del orgullo gay. Entonces el demonio aprovechó la ocasión: “Pero ¿qué va a pasar con el compromiso de New York? Ya te lo han pagado. Tú no puedes presentarte como una mujer salvada por Cristo ese día ante toda la comunidad homosexual”.

Ella no sabía cómo lo iba a hacer, pero que allí estaría como una persona salvada, eso era seguro.

Su relación con la pastora continuó y en dos ocasiones, incluso, llegó a preguntarle si quería darle un “sí” a Cristo. Las dos fueron insistentes: una en preguntar y la otra en decir que no. Pero llegó una tercera ocasión: “Y le dije que sí, y el Señor vino a mi corazón ese día” y entregó su vida a Cristo.

Pasó el tiempo, y llegó el encuentro del orgullo gay. Nadie conocía el cambio que estaba operando Dios en su vida. Cristo mismo le hizo ver que no debía preocuparse y que le daría la palabra perfecta en el momento idóneo: “Pero yo me decía en mi interior: conozco a la comunidad de homosexuales y lesbianas, y ¡van a enfadarse conmigo!”. Tenía mucho miedo.

Llegó el momento de la verdad

La directora del la revista Venus participaba en un mesa redonda con otros comunicadores, gente que ella conocía y con la que había trabajado mucho. Cada uno de los participantes respondía algunas preguntas sobre cómo habían comenzado con sus publicaciones, cómo conseguían lectores, etc. Finalmente el presentador les preguntó acerca del futuro de sus revistas: “En ese momento me di cuenta que era el momento de hablar: ‘La dirección de la revista Venus va a cambiar 180 grados -explicó. Tenemos otra misión. Hasta ahora les hemos dicho que lo tomen con valentía y que se sientan orgullosos de ser gays, que salgan del armario, que se lo digan a sus padres… Pero ahora vamos a tomar otra dirección. Vamos a informar a la comunidad gay que no es esto lo que Dios quiere de ellos”.

Se hizo un silencio total en el auditorio. Se podía escuchar la caída de un alfiler: “Traté de no mirar a mis amigos y continué: ‘Esto no es lo que Dios quiere, y la revista Venus va a informar a la gente sobre cómo pueden salir de su homosexualidad. Pero como no podemos salir solos, es necesario que nos sometamos a una relación con Dios, y esto es lo que Él ha hecho conmigo”.

El moderador no salía de su asombro, todo era silencio y finalmente, tras un minuto en el que nadie dijo nada, cogió fuerzas para presentar al siguiente invitado.

Nadie puede acusarme de discriminación

Una vez acabado el evento, había un cóctel al que Charlene no osaba ni presentarse: “Vete de aquí, no vayas, corre al coche y vuelve a New Jersey lo antes posible, no respondas preguntas. Sólo sal de aquí”, se dijo a sí misma. Pero el Señor intervino: “Ésta es tu misión, aquí es donde tú empiezas; te vas a quedar y vas a hacer lo que tengas que hacer”.

Ella pensó que “me van tratar muy duro, me van a separar del grupo, estaré sola”. Pero la realidad fue, una vez más, muy diferente: uno a uno acudieron a ella los asistentes y le explicaban sus experiencias personales: “Yo iba antes a la iglesia y hoy no soy feliz. También quiero dejar la homosexualidad”.

Otra mujer le dijo: “Yo era ministra y caí. Esa es la razón por la cual ando en esta vida gay”. Le agradecían sus palabras: “Gracias por compartir esto conmigo, por decir lo que dijiste y tener la valentía para decirlo en esta reunión”. Ella se dio cuenta del valor de su testimonio: “Conmigo no podrán decir que estoy discriminando a los homosexuales, porque ellos saben muy bien que estuve en la misma situación que ellos están ahora; saben que yo estaba atrapada en la misma lucha carnal, pero ahora soy libre”.

No se puede ser cristiano y homosexual a la vez

En el templo al que acude, se canta una canción que proclama: “El Señor está en este lugar, ¡oh, alma mía! Él está en este lugar”. No hace referencia al edificio, sino al alma: “Hoy puedo decir que Cristo vino y llenó este lugar vacío, porque quien no tiene a Cristo en su vida, tiene un lugar vacío –explica Charlenne. Cristo es un caballero, Él no va a entrar en tu vida si no lo invitas. Pero sólo entra a lugares limpios. Hay gays y lesbianas que creen que se puede ser homosexual y cristiano al mismo tiempo. Pero esto es una mentira del demonio para tener a la gente atrapada. El Señor me ha enviado a denunciar esta mentira. Cristo y la oscuridad no pueden vivir juntos”.

El demonio usa otra mentira para tener atados y bien atados a los homosexuales. Es el hecho de no poder cambiar y abandonar esa situación que tantísimo dolor les produce: “Tú no puedes cambiar. Nunca vas a cambiar porque has sido gay y vivido como gay más de treinta años”.

Pero como aclara la exlesbiana: “Yo soy una evidencia de que el Espíritu Santo puede cambiarte si tú le das todo tu corazón. Cuando ores, ora para que Dios venga y cambie todo tu corazón, no sólo para que te quite el deseo homosexual. Esto no funciona así. Tienes que entregarte completamente. Así Él obrará en ti”.

Tengo una paz que los demás no tienen

Al poco de su salida del armario cristiano, una mujer le escribió: “Estás muy equivocada, te aplaudo por los cambios que has hecho en tu vida, pero creo que Dios me ama tal y como soy”. Charlene le contestó: “Estoy de acuerdo contigo, Dios te ama” pero también sabes que eres una pecadora: “Dios te ama como eres, pero espera que lo ames así, como Él es: santo y sagrado. Dios ha creado su orden y nos guste o no es Su orden. Él está esperando que le amemos como Él es y cuando lo elijas, porque nos dio libertad para elegir, elije amar a Dios tal y como Él es, y simplemente sigue su orden y su palabra. Entonces, Él entrará en tu vida y te cambiará, te dará paz y regocijo. Eso es lo que yo tengo y la gente no entiende. Una paz que no tenía antes y que la gente que conozco quiere tener”.

Salir del lesbianismo

La directora de Venus puso su propio testimonio en la portada de la revista: “Recibí cartas de lectores muy enfadados. Recuerdo la de una mujer que me decía que cómo podía hacer esto a nuestra comunidad”. Sin embargo, dos años más tarde, la misma mujer le escribió y le dijo: “Nunca imaginé que un día te iba a escribir para decirte que he salido del lesbianismo y decidido entregar mi vida a Jesús”.

Un decálogo para iniciar el cambio

Charlene Cothran ha redactado un decálogo titulado “Redímete. 10 formas de salir de la vida gay, si quieres salir” . Es todo un itinerario de salvación. Se resume en lo siguiente:
1) Establecer y aceptar para uno mismo que la Palabra de Dios es cierta tal cual fue dicha

2) Buscar la verdad en las escrituras acerca de la homosexualidad

3) No rechazar la llamada de Dios en tu vida

4) Saber con certeza que eres amado por Dios

5) Decir sí

6) Hacer real tu salvación, no ocultarla, pues con ello el enemigo intentará que vuelvas a tu antigua vida

7) Experimenta el paraíso AHORA

8) Camina con cuidado para mantener el espíritu limpio y fresco

9) Haz amistad con personas creyentes, siempre hay gente que está dispuesta caminar con nosotros

10) Estate en contacto con la revista y compártenos tu testimonio.

Fernando de Navascués / ReL

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