martes, 26 de marzo de 2013

TRAIDORES Y COBARDES


"Habiendo dicho estas cosas, Jesús, profundamente conmovido, añadió con toda claridad:
– Os aseguro que uno de vosotros me va a traicionar.
Los discípulos comenzaron a mirarse unos a otros, sin saber a quién se refería. Uno de sus discípulos, al que Jesús quería mucho, estaba cenando junto a él, y Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara a quién se refería. Él, acercándose más a Jesús, le preguntó:
– Señor, ¿quién es?
– Voy a mojar un trozo de pan –le contestó Jesús–, y a quien se lo dé, ese es.
En seguida mojó un trozo de pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en su corazón. Jesús le dijo:
– Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
Pero ninguno de los que estaban cenando a la mesa entendió por qué se lo había dicho. Como Judas era el encargado de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Jesús le decía que comprara algo para la fiesta o que diera algo a los pobres.
Judas tomó aquel trozo de pan y salió en seguida. Ya era de noche.
Después de haber salido Judas, Jesús dijo:
– Ahora se manifiesta la gloria del Hijo del hombre, y la gloria de Dios se manifiesta en él. Y si él manifiesta la gloria de Dios, también Dios manifestará la gloria del Hijo del hombre. Y lo hará pronto. Hijitos míos, ya no estaré mucho tiempo con vosotros. Me buscaréis, pero lo mismo que dije a los judíos os digo ahora a vosotros: No podréis ir a donde yo voy.
Simón Pedro preguntó a Jesús:
– Señor, ¿a dónde vas?
– A donde yo voy –le contestó Jesús– no puedes seguirme ahora, pero me seguirás después.
Pedro le dijo:
– Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy dispuesto a dar mi vida por ti!
Jesús le respondió:
– ¿De veras estás dispuesto a dar tu vida por mí? Pues te aseguro que antes que cante el gallo me negarás tres veces."
 
El evangelio de hoy nos muestra un traidor y un cobarde. Judas ya ha vendido a Jesús y este lo sabe. El fervor de Judas se ha ido apagando. Posiblemente el creía en un movimiento violento que expulsaría a los romanos de Israel y se ha encontrado con un Jesús que habla de perdón y misericordia.
 
Pedro, aunque ahora le jura fidelidad hasta la muerte, lo abandonará aquella misma noche cuando vengan prenderlo y luego lo negará tres veces.
 
El primero acabará suicidándose. El segundo llorando amargamente.
 
Nosotros también somos Judas y Pedros. Somos Judas, cuando tergiversamos el evangelio y lo transformamos en una herramienta de dominio y de poder, en vez de un camino de amor, misericordia y perdón. Somos Pedro, cuando lo negamos cobardemente y no nos atrevemos a confesarlo públicamente.
 
¿Somos capaces de reconocer nuestro error y anunciar con nuestra vida, sin miedo alguno, el camino de perdón, amor y misericordia, que es el camino de Jesús?

No hay comentarios: