lunes, 27 de octubre de 2014

RECORDAR A LOS MUERTOS CON ESPERANZA, NO CON OSCURIDAD Y MIEDO


El día de los fieles difuntos la Iglesia recuerda a los creyentes fallecidos. Pareciera que este día es una fiesta de muerte, sin embargo el tenor más importante de esta fiesta es la esperanza en la resurrección y la vida inmortal. En este día recordamos nuestra mortalidad y también que estamos llamados a participar de la vida inmortal del Cristo.

Durante las fiestas en que se conmemora a los difuntos cristianos hay un ambiente de duda que muchas veces invade a los fieles. Pues, si Cristo ha vencido a la muerte ¿Por qué recordamos a los difuntos? ¿Acaso les damos culto y honramos su muerte? Para celebrar estas fiestas en honor de los fieles difuntos debemos tener en cuenta que ellas mismas no tienen sentido si no se festejan con esperanza en la vida inmortal y en la resurrección.

En la actualidad es muy fácil hablar de la muerte desde una manera superficial. Mucho se hace para entender la aceptación de la muerte propia y la de un ser querido. Sin embargo estos ejercicios no terminan por dar un argumento fuerte para creer en una vida inmortal después de este mundo. El hombre actual clama, muchas veces sin saberlo, por una razón que lo aleje del miedo de la muerte. Si ésta es el fin, entonces el horro de la nada se cierne sobre nosotros. Parece que no hay más que vacío ante el drama de la muerte.

La mejor forma de vida es la que nos prepara para la muerte, a fin de que podamos saber si nos está permitido esperar algo después de la muerte. ¿Es la muerte el límite de la existencia humana? La filosofía ha tratado de responder a esta pregunta desde sus comienzos hace 2500 años. Sin embargo también podemos tener una mirada hacia la verdad si ponemos nuestra fe en quien se dice ser la Vida misma y amante de los hombres. En los primeros años del cristianismo Jesús fue representado como un filósofo pues un hombre tal enseñaba a los otros el verdadero camino de la vida bienaventurada. Cristo nos muestra este camino a través de su sacrificio y su Resurrección.

El misterio central del cristianismo es la Resurrección de Jesús, en la cual él ha mostrado ser Dios y ha salvado y plenificado a los hombres, pues tomó la naturaleza humana y la puso cerca del Padre. Es por esto que las referencias a la muerte dentro del cristianismo se hacen casi siempre con referencia a la plenitud de la vida divina. Es decir, el cristianismo confía en un Dios que está vivo, y que para plenificar a su creatura, el hombre, asume su naturaleza mortal y muere en la cruz. Sin embargo, como Dios es vida en sí misma, y la vida deja de ser tal si acepta la muerte. Si Dios es principio de vida, entonces él mismo destruye a la muerte y plenifica la vida del hombre asumiendo su naturaleza y llevándola al resurgimiento. Por eso en Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre se ha mostrado la plenitud de lo humano glorificado por lo divino.

EL TRIUNFO DE CRISTO ES TODO NUESTRO

San Ambrosio solía decir: “Cristo es todo nuestro.” Y es por eso que el triunfo de Cristo es nuestro triunfo, pues la vida que ha recobrado es vida que trae a los hombres. Ahora bien, si Cristo resucitó, ¿por qué hay tantos hombres muertos desde el tiempo de Cristo? Sin duda todos queremos ver la resurrección de los muertos, sin embargo no podemos conocer si esta resurrección tendrá existencia en un punto del tiempo o si se hace de otro modo.

En suma, lo que los cristianos celebramos en el día de los fieles difuntos es la esperanza que tenemos en la vida inmortal gracias al testimonio de la Resurrección de Jesús. No celebramos a los muertos en tanto que muertos, sino que los recordamos como hijos de Dios llamados a tener la vida eterna por medio del Hijo que se hizo hombre.

CONFRONTAR LA MUERTE Y LA OSCURIDAD CON LA LUZ DE LA ESPERANZA

No podemos dejar de hacer relación a la festividad de Halloween conforme a lo que hemos reflexionado. Originalmente el Halloween fue una festividad celta en la que se celebraba la fertilidad de la tierra y comenzaba el año nuevo. Debido a que la fecha era considerada mágica se creía que esa noche, en torno a los finales de octubre, dejaba abiertas las puertas del más allá, por lo que los espíritus de los muertos podían entrar en contacto con los vivos.

Los cristianos creemos que las almas de los difuntos esperan el Juicio Final para llegar a su destino definitivo según sus actos en la vida. Mientras tanto oramos por la purificación de las almas de los que murieron en amistad con Dios pero que aún no estaban completamente puros. La actitud principal que rige el carácter el cristiano ante la muerte es la esperanza que sale del sepulcro vacío en el domingo de Pascua. Ante la oscuridad del Halloween, que celebra la muerte en tanto que muerte, el Día de los fieles difuntos celebra la esperanza de la vida inmortal que ha conseguido Cristo con su victoria. Esforcémonos por mostrar nuestra esperanza en un mundo que da culto irracional a la muerte. Mostremos que Cristo ha vencido y que algún día esperamos ser partícipes de su victoria.

Gabriel González Nares

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