jueves, 27 de noviembre de 2014

MI VANA GLORIA


- siempre te leo en Religión en Libertad

- eso sería antes, porque hace tiempo que no escribo nada.

Esta misma conversación, con estas o parecidas palabras, la he tenido últimamente varias veces con distintas personas en lugares diferentes.

De primeras me agrada que me digan que me leen, pero en seguida me entra la sospecha de que solo quieren ser agradables conmigo porque, en rigor, deberían decir te leía (pasado) y no te leo (presente).

Así que me pongo a escribir hoy mismo para que cuando alguien me diga te leo pueda yo vanagloriarme a gusto, sin dudas.

El motivo de este post (que es como se llama ahora a los artículos de toda la vida) es mi reciente estancia en Londres para asistir a un evento llamado Run Alpha, organizado por Alpha Internacional en la iglesia de Holy Trinity Brompton. El encuentro, de dos días, ha consistido en una serie de charlas significativas sobre cómo poner en marcha y llevar a cabo el Curso Alpha en este momento cultural concreto. La media de edad de los participantes, unos 700, ha sido de 24 años. Todos ellos, en sus distintos países, son los próximos líderes que llevarán a cabo Alpha para alcanzar a los de su generación, jóvenes adultos.

El motivo por el que he querido escribir este post es que he quedado impresionado por el potencial evangelizador de muchachos que apenas llegan al cuarto de siglo de vida. Me ha llamado poderosamente la atención su madurez como cristianos, el compromiso con sus “iglesias” (casi todos los participantes eran de países de tradición protestante), su fervor por el evangelio, su relevancia cultural (no eran FFRCC´s = frikis fácilmente reconocibles como cristianos).

Alpha nació hace 30 años en una parroquia anglicana muerta, de gente mayor y hoy lo están siguiendo en el mundo entero jóvenes postmodernos de todas las denominaciones cristianas, incluida la católica romana, y evangelizan eficazmente a otros jóvenes de su misma generación. Lo más llamativo es que las conversiones que se dan no son flor de un día, sino que el proceso, allí donde se da, está revitalizando comunidades y cambiando iglesias.

Yo quiero que todo esto pase en mi parroquia. En enero comenzaremos el cuarto curso Alpha. La media de edad del equipo que lo va a dar bajará con respecto a los que empezaron hace dos años y la edad de aquellos a quienes va a ir dirigido el curso también va a ser menor. Después de dos años y tres cursos se han formado ya dos grupos en la parroquia con personas que participaron en Alpha y que antes o no venían o si venían era ocasionalmente a misa. No son muchos pero hace dos años no estaban.

Hay una preocupación que quiero poner de manifiesto en este post y es la siguiente: el mayor problema que veo para llevar a cabo la evangelización en mi parroquia no está fuera de la Iglesia, sino dentro. Mi parroquia todavía está estructurada para atender y mantener a los que están dentro y no para llegar a los que están fuera. Una simple mirada al horario de misas, al uso que hacemos del edificio y al presupuesto parroquial lo revela. La parroquia no está enfocada en la evangelización sino en su autoconservación. Esto es a causa de una, llamémosla, cultura eclesial que tenemos los católicos y que tenemos mucha resistencia a cambiar.

El pasado fin de semana, viendo a todos esos protestantes yo pensaba ¿les falta algo? y me respondía: sí, la plenitud de la comunión eclesial y los sacramentos. Y, ¿a mí que es lo que me falta? Yo estoy en plena comunión con la Iglesia y recibo los sacramentos pero me falta la audacia, el ardor y la libertad para cambiar cosas que se antojan inamovibles. Pongo dos citas de Evangelii Gaudium

En su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia, que hoy ya no son interpretadas de la misma manera y cuyo mensaje no suele ser percibido adecuadamente. Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida. (EG, 43)

Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad… (EG, 27)

¿Qué quiere decir el papa con costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio? ¿Cuáles son esas normas o preceptos eclesiales que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida? ¿Podemos enumerar las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial de las que habla? ¿Qué estructuras son las que hay que reformar?

En esto hay que hacer un verdadero discernimiento pero ¿por qué no empezar por darle una manita a nuestros salones parroquiales decorados estilo cuéntame?

También podríamos invertir en diseño

Puede que no nos viniese mal adaptar un poco nuestra imagen a los tiempos que corren

Todo esto no son más que algunas ideas. Seguro que hay cosas más de fondo.

Juan Luis Rascón Ors

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