sábado, 31 de enero de 2015

LOS PRINCIPIOS LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


 DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

Aquella enseñanza que nace del diálogo entre el Evangelio y la vida económico-social de los pueblos

Por: Arzobispo Ramón Benito de La Rosa y Carpio | Fuente: www.cscv.info

La doctrina social de la Iglesia es aquella enseñanza que nace del diálogo entre el Evangelio y la vida económico social de los pueblos.

Esa doctrina busca iluminar las realidades terrenas y en ella se apoyan los pastores de la Iglesia Católica para orientar en estas materias.

La doctrina social de la Iglesia tiene como centro la dignidad de la persona humana y busca en todo momento defenderla y dar principios que ayuden a su crecimiento, a su desarrollo.

Hay siete principios, siete criterios que son muy claros y yo quisiera recordarlos hoy, como de un golpe. Son ellos los ejes claves de esta doctrina y son los ejes también para poder ayudar a todo ser humano a crecer, desarrollarse y progresar, como debe ser. Esos siete principios son los siguientes:

1. El principio del bien común.
2. El destino universal de los bienes.
3. El principio de subsidiaridad.
4. El principio de participación.
5. El principio de solidaridad.
6. El principio de los valores, fundamentalmente estos cuatro: la verdad, la libertad, la justicia, el amor.
7. Finalmente, este último, el amor, es el valor principal, porque ha de ser el que dé UNIDAD a los demás valores.

Los vemos así en su conjunto porque nos iluminan; pero yo quisiera volver la mirada sobre cada uno de ellos. Pero recordemos que para la doctrina de la Iglesia, la enseñanza de la Iglesia, para Jesucristo, como también para todo lo que es la filosofía humanista, lo principal es la persona humana, su dignidad; y todo lo demás ha de converger a la ayuda, al apoyo, al progreso de todo ser humano y de todos los seres humanos.

1. EL BIEN COMÚN: El principio o el criterio del bien común es un principio fundamental en lo que es la vida humana y en lo que son las relaciones de los seres humanos. Para la doctrina social de la Iglesia el principio del bien común es el primero de todos los principios: todos los bienes que existen son bienes para todos los seres humanos.

La concepción es clara: Dios creó todo lo que existe para todos los seres humanos, no para una sola persona. De ahí que el principio del bien común quiere mirar no solamente a un individuo sino a todos los individuos, no a una persona sino a todas las personas.

Por eso, este principio del bien común es una tarea que nos compete a todos, y de ahí que los bienes que existen sobre la tierra han de llegar a todos los seres humanos. Para nosotros, es un criterio que tiene que estar siempre claro y es el criterio que se exige en la conducción de la vida política; por eso, un político es aquel que debe trabajar el bien común y colige con ese principio cuando busca sus propios intereses, sus propios bienes o el bien particular; y los bienes que hay en una nación, si los miramos bien, son para todos y por eso se busca que haya una igualdad en la repartición de los bienes.

Reflexionar una y otra vez sobre el bien común nos coloca y nos sitúa en un principio clave en el desarrollo y en el progreso de todo ser humano y de todos los seres humanos.

2. EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES: El principio del bien común que guía la doctrina social de la Iglesia va muy unido al principio del destino universal de los bienes. Este principio nos recuerda a nosotros que todo cuanto existe tiene una dimensión universal. Nosotros hablamos del derecho de propiedad.

El derecho de propiedad privada también tiene su sentido. La propiedad privada ayuda a que las personas puedan tener un mínimo de espacio para vivir, para que se respete su libertad; sin embargo, cuando la propiedad privada se excede y viola el principio universal de los bienes, entonces, la propiedad privada ha de estar sujeta a lo que es este principio universal de los bienes. El Papa Juan Pablo II repetía que: “Sobre toda propiedad privada, hay una hipoteca de los bienes que han de llegar a todos”.

Y ese llegar a todos es llegar a todo ser humano y a todos los seres humanos y nosotros hemos de repetirlo continuamente: Dios creó todas las cosas, no para un grupo, sino para todos. De tal manera es así, que hay que buscar caminos para una justa distribución de los bienes y de las riquezas, sean éstas las que sean.

3. LA SUBSIDIARIDAD: En la búsqueda del progreso y el desarrollo de toda persona humana, de todo ser humano, de su dignidad, hay un principio que no se tiene muchas veces en cuenta y que hay que recordarlo también con frecuencia y volver el pensamiento y la mirada hacia él. Es el principio de la subsidiaridad, palabra que no es fácil de pronunciar, pero que es sumamente importante. Nosotros los seres humanos debemos producir lo que nosotros debemos producir. Cada ser humano tiene una responsabilidad, ante sí mismo y ante los demás, como cada grupo, como cada sociedad, pero hay limitaciones que nosotros tenemos, y es ahí donde se necesita el apoyo subsidiario.

Venir en apoyo de las familias que no pueden alcanzar las metas que deben alcanzar, de los individuos, de las personas, de los grupos, sean estos los que sean. Por eso, el Estado tiene la responsabilidad de cuidar, de velar para que cada uno de nosotros haga lo que tenga que hacer, pero que podamos recibir también el apoyo en aquello que nosotros no podamos hacer. Ese principio de subsidiaridad ayuda a que los pueblos puedan progresar y los grupos puedan avanzar. Y esto hay que decirlo no solamente a nivel nacional, hay que decirlo, también, a nivel universal: nos hemos de acompañar mutuamente los pueblos, y aunque esto no lo pidiera Dios, ni lo pidiera la doctrina social de la Iglesia, lo pide el sentido común y lo pide la razón. Se ha de apoyar a todo aquel que no puede dar todo lo que él quisiera o pudiera dar.

4. LA PARTICIPACIÓN: Otro principio claro en la doctrina social de la Iglesia es el principio de la participación. Es un tema sobre el que nosotros volvemos una y otra vez. La participación, como algo inherente al ser humano, hace parte de nuestra existencia.

Nosotros queremos participar y esa participación nos hace mostrar a nosotros un deber, el deber que tenemos todos los seres humanos de participar en la vida, en el desarrollo, en el progreso de los pueblos.

Por eso, una persona que no participa en los gastos de un pueblo, con sus impuestos, es una persona que no está cumpliendo con su deber. Una persona que no participa en las elecciones, por ejemplo, es una persona que se siente limitada en lo que es su derecho de participar en la elección de aquellos que lo dirigen. Esta dimensión de la participación muestra un derecho, pero también muestra un deber. Derecho y deber, el derecho de participar y el deber de participar. Por eso, cuando las personas no pueden participar todo lo que pueden en la vida nacional, se sienten limitadas.

Las dictaduras limitan la participación, pero también la participación se vuelve un desorden cuando no es regulada.

Volvamos una y otra vez la mente sobre la participación, sobre nuestro deber de participar en la vida familiar, en la vida social, en la vida del barrio, en la vida nacional, en la vida internacional. Pensemos en la participación, como un derecho y un deber.

5. LA SOLIDARIDAD: La solidaridad es uno de los grandes principios, o si se quiere, uno de los grandes valores que más se trata en el mundo de hoy. Hemos venido muchas veces sobre esta temática y hay que volver continuamente sobre ella. La solidaridad nos esta mostrando a nosotros como la humanidad es una y cómo tiene que apoyarse mutuamente. La solidaridad que nos mueve a nosotros a vernos como sólidos en uno nos indica que los pueblos no pueden existir si no son solidarios entre sí y que la humanidad también es así, y esto se ve de una manera muy clara en las crisis y en los problemas. Somos solidarios, hemos de ser solidarios, queramos o no queramos, pero hemos de hacerlo de manera consciente.

Los países más ricos tienen necesidad de ser solidarios con los demás y los Países pobres también han de tomar conciencia sobre esto. El Amazonas no pertenece ya a Brasil o a los países del Cono Sur, es un bien de toda la humanidad, porque lo que pasa allí afecta a la humanidad. Somos solidarios, y los seres humanos somos como un racimo de guineos: o caminamos juntos o nosotros perecemos, pero hemos de estar juntos. El principio, el criterio, el valor de la solidaridad es temática sobre la que hay que pensar y volver una y otra vez porque no solamente se ha de esperar solidaridad de los demás, sino que cada uno de nosotros ha de poner su granito de arena en el camino y en la construcción de un mundo solidario.

6. VALORES FUNDAMENTALES: El tema de los valores está sobre el tapete. Es un tema sobre el que hemos de volver una y otra vez, y podemos preguntarnos sobre los muchos valores que hay, y podemos enumerar decenas de valores: ¿cuáles son los fundamentales?, ¿cuáles son los más importantes, aquellos necesarios para que funcione una sociedad y que son clave también para el progreso de los pueblos?

Los cuatro grandes valores son estos: La verdad, la libertad, la justicia y el amor.

Y me voy a referir ahora a los tres primeros porque el amor, que nos une a los demás, necesita un tratamiento especial.
La verdad: sin la verdad ningún pueblo podrá avanzar. Jesucristo decía, y es lema del pueblo dominicano: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres”.

La verdad y la libertad: la libertad, que nosotros los dominicanos disfrutamos después de tantas dictaduras, se torna también en desorden y en libertinaje cuando no la sabemos usar. La libertad se manifiesta en la democracia, pero necesitamos de una libertad sabiamente usada. Por eso, volver la mente y la mirada sobre la libertad, es clave, y sobretodo en estos tiempos en las que disfrutamos de la libertad, para no volver a las dictaduras, pero tampoco para que la libertad se vuelva para nosotros un enemigo. Y la dimensión de la justicia: si quieres la paz, trabaja por la justicia. Si nosotros queremos guardar las relaciones como debe ser, es clave y fundamental, ¿quién lo puede negar? el valor de la justicia.

Sabemos que tenemos muchos desórdenes cuando impera la mentira, el libertinaje y la injusticia. Por eso, en la doctrina social de la Iglesia esos tres valores son fundamentales y clave para la vida de cualquier sociedad.

7. LA VÍA DEL AMOR: Podemos hablar y tocar temáticas como esta: el bien común, el destino universal de los bienes, la participación, la solidaridad, los valores de la verdad, la justicia y la libertad. Pero tenemos que decir que el vínculo que une todo esto es el amor. Sin amor, nosotros no podremos llegar a eso que deseamos: a una mayor distribución de las riquezas, a un mundo donde impere la verdad, la justicia, la libertad; donde los bienes realmente sean comunes, donde se busque el bien común.

No podemos pedirles a los políticos que se preocupen de buscar los intereses del pueblo dominicano y no sus propios intereses, si ellos no tienen amor. Se lo podemos pedir en nombre de la justicia, en nombre del respeto a los demás; el amor es necesario para todo ello. Podemos pedirle a un juez que haga la justicia, pero si ese juez no respeta a la persona humana, si ese juez no ama al ser humano y no ama a los dominicanos, será injusto. Los valores que nosotros necesitamos poner en práctica, y son necesarios todos, necesitan un fundamento, un guía, que es el amor. Por eso, el progreso de los pueblos, el bienestar de los pueblos, la mejor distribución de las riquezas, todo aquello que nosotros deseamos no se dará en efecto y en verdad, si los seres humanos son egoístas. De ahí que el camino del amor, la vía del amor, es y seguirá siendo el camino del desarrollo de los pueblos, del respeto a las personas y de los derechos humanos.

*Tomado de “Un Momento”, artículos breves que Monseñor publica diariamente en TV, Radio y la Prensa.

MARÍA Y UNA PREGUNTA DE JESÚS


¿Quién es mi Madre? Pues, la que hizo la Voluntad de mi Padre y si queréis ser realmente mi hermano, mi hermana y mi madre, debes hacerte, hijo de esta Madre.

Por: Marír Susana Ratero | Fuente: Catholic.net

Madre, en la Misa de hoy se ha leído una parte del Evangelio que mucho me cuesta comprender… y me quedo mirando tu imagen, buscando en ti las palabras que no hallo.

Más, Tu siempre eres respuesta a tus hijos cuando la búsqueda es sincera, llena de amor y confianza..

- Ven, hija- y te sigo… ya se hace costumbre al alma el seguirte, porque siempre tu compañía me deja mejor trazado el camino hacia Tu Hijo…

Llegamos a Cafarnaúm. Jesús está en casa. Se ha juntado tanta gente que ni siquiera puede comer.

Nos acercamos sin entrar. Nos quedamos junto a la puerta. Allí también se hallan los primos de Jesús (la palabra "hermano", en hebreo, abarca a los primos y parientes)

La gente reparó en ti. Es que tu presencia jamás pasa inadvertida para tus hijos.

La Llena de Gracia, la que ganó por humildad los más grandes regalos de amor del Padre.

La Llena de gracia y en la puerta… esperando, sin hacer ostentación de tus privilegios de Madre.

Y Jesús te ve… y saca de tu presencia una profunda enseñanza…

Le dice la gente "Tu Madre y tus hermanos te buscan, ahí afuera"

La escena es clara, la distancia prudente…

Y Jesús nos habla entonces acerca de ti…

- ¿Quién es mi Madre?- Y sus ojos brillan de manera especial… como haciendo eco a esta pregunta, como diciendo:

- ¿Sabéis vosotros quién es, realmente, esa simple mujer que todos conocen? ¿Sabéis acaso que Ella está en el Corazón del Padre desde antes de la Creación del mundo? ¿Sabéis que sólo en Ella hallé mi complacencia para venir del Padre hasta vosotros? ¿Conocéis que los días que habité en su purísimo vientre fueron los más serenos, los más parecidos a la Mansión del Padre de donde venía?

- ¿Quién es mi Madre?
-repite tu Hijo, María, y veo tu mirada baja, humilde, sencilla…

Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, sentados esperando una palabra, un camino… si, Tu Hijo, Madre, les habla a los que se acercan a El y allí se quedan, en espera, Tu Hijo les muestra el camino. El camino que Tú has recorrido…

- Pues, la que hizo la Voluntad de mi Padre (y Jesús volvió a escuchar en su Corazón tus palabras de la Anunciación "Hágase en mi Su Voluntad") y si queréis ser realmente mi hermano, mi hermana y mi madre, debéis haceros, en vuestro corazón, hijos de esta Madre…

Extiendes tu Mano, Madrecita, buscando la mía, como siempre, como cada día aún cuando no lo noto, más aún cuando te creo ausente…

Miro a Jesús a los ojos y mi corazón susurra un "gracias" tembloroso y emocionado, un silencioso "gracias"" que Jesús escucha en las profundidades de mi alma…

Y me dejo llevar por Ti, María, para aprender, en Tu Corazón, el camino de la Voluntad del Padre…

Amiga mía, amigo mío que lees estas líneas. María tiende hacia ti su Mano. Tómala confiado, que Ella te llevará por un camino corto, perfecto, fácil y seguro, donde Jesús te espera para decirte "hermana mía, hermano mío"

viernes, 30 de enero de 2015

MARÍA…


SANACIÓN – LIMA-PERU


HOY TENEMOS COMPARTIR – LA CANDELARIA – TRAER SUS VELAS PARA BENDECIRLAS

REUNIÓN DE SANACIÓN DE TODOS LOS VIERNES A LAS 8 PM
DIRECCIÓN ACTUAL: NUEVO LOCAL DE REUNIÓN.

NOTA: FAVOR TOMAR NOTA. NUESTRAS REUNIONES DE SANACIÓN DE LOS VIERNES A LAS 8 PM, SE LLEVAN A CABO EN LA AV. IGNACIO MERINO # 1776 – LINCE, PARALELAS ALTURA DE LA CDRA. 17 DE AV. PETIT THOARS – CDRA 17 DE LA AV. AREQUIPA. RESTAURANTE - CAFÉ DE MURIAL -.

Si tienes alguna duda sobre cómo llegar: Llama a los siguientes teléfonos antes de la 8 p.m.

Claro: 9-9718-6681

Movistar. 9-8027-5690

Si deseas que te visite en tu casa, usa los mismos teléfonos. Puedes llamar también a la sub-coordinadora del grupo, Srta. Ana Ticona al celular 9-9704-4417 por detalles. Gracias por tu comprensión.

Nota – No recibo mensajes de texto a mis celulares. Colaboración si te es posible: S/ 5.00 (Niños no colaboran)

Nota: En nuestra reunión de los viernes puedes adquirir:

-Libros sobre Exorcismo a 30 soles cada uno.

-La Cruz-medalla de San Benito Abad (en metal, con oración de liberación en latín y castellano) y el Escapulario de La Virgen del Carmen bendecidos a 35 soles – (dos en uno), de madera con metal 50 soles.

A LOS SEGUIDORES DE MI BLOG

Agradezco de corazón a los “178 seguidores” que se han formalizado en mi blog, y a los cientos de personas que entran diariamente. ¡Invita a tus contactos a conocer mi blog, así me ayudarás a llevar La Palabra de Dios!

PEDIDOS DE ORACIÓN A TRAVÉS DE ESTE BLOG O A MIS CORREOS PERSONALES (Ver Perfil)

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Si deseas ser seguidor: Bajo la imagen del Señor de la Misericordia encontrarás las indicaciones.

¡Qué Dios y su Santísima Madre los bendigan!

Grupo Católico de Oración por los Enfermos “Sí Señor”

José Miguel Pajares Clausen

ECUMENISMO DE FOTO: POSTMODERNIDAD INTRAVENOSA. SAN AGUSTÍN


Aunque vivimos en plena postmodernidad, todavía arrastramos la traumática relación con la modernidad y el modernismo. Seguimos padeciendo sus consecuencias, muchas de las cuales hemos terminado por aceptar como males menores. Todavía resuenan voces internas reclamando que “Iglesia es posible” mientras nos ofrecen su iglesia personal como la solución ideal. Hemos aceptado que la Liturgia se convierta en un espacio creativo de tipo socio-cultural donde la sacralidad desaparece frente a la funcionalidad. Sin haber resuelto los problemas de la modernidad, nos hemos metido a fondo en la postmodernidad. La modernidad nos ofrecía soluciones basadas en estructuras alternativas adaptadas al mundo. La postmodernidad desecha las estructuras como obsoletas, promoviendo la diversidad relativista como la solución.

En la postmodernidad se abandonan los grandes discursos que defendían que la verdad es una, aunque diferente a la verdad tradicional. Ahora se defiende y acepta que existen múltiples verdades, referidas a contextos más pequeños, dependientes de cada persona. Se ponen en juego microteorías, micropolíticas, micro-ortodoxias y micro-ortopraxis, basadas en acuerdos relativos a contextos particulares, limitados y desgraciadamente, excluyentes. Estos acuerdos son coyunturales, pasajeros y rescindibles, ya que se acepta que todo está en cambio constante. Es decir, ya no hay una verdad que debemos descubrir si pensamos correctamente. No es posible descubrirla ni transmitirla tal, como se había venido defendiendo, sino verdades locales, relativas y provisionales. La unidad en la diversidad es un reto completamente postmoderno, ya que parte de la imposibilidad de una unidad completa, que nos sirva de cimientos para trabajar y construir unidos.

La Iglesia va andando, casi sin darse cuenta, hacia una atomización de grupos, tendencias, entendimientos y formas de vida cristiana. Esta tendencia podemos verla en la diversidad de Liturgias que conviven y que a veces hacen imposible cambiar de parroquia sin sentirse fuera de lugar en misa. Ya casi nadie se hace eco de los abusos litúrgicos que presencia, ya que sabemos que denunciarlos es tan inútil como contraproducente. Tomen por ejemplo la forma de distribuir la comunión que se utilizó en la multitudinaria misa del Papa en Filipinas y el atento cuidado por lo sagrado, que se sigue dentro de las Liturgias Tradicionales. ¿Tienen algo que ver?

Las sensibilidades se van diferenciando y exigiendo espacios donde desarrollarse con libertad. Los carismas se guardan para el interior del grupo en vez de compartirlos para enriquecer la comunidad. Nadie duda que una comunidad mono-carismática mono-sensibilidad, es más sencilla de gestionar que una comunidad que recoja decenas de ellos.

Las postmodernidad lucha contra las tendencias modernistas previas, dando lugar a situaciones incoherentes y sorprendentes. Pongo el ejemplo el flashmob de los obispos en la JMJ de Rio de Janeiro o los videos de religiosas bailando y cantando sin ninguna referencia evangelizadora. Nos parecen curiosos y el discernimiento no llega más allá de preguntarnos ¿Y por qué no? Todo vale mientras las apariencias sean aceptables.

Ahora estamos pensando en todas las posibilidades que nos da adaptar la praxis a las circunstancias, sin cambiar la doctrina para que los más ortodoxos no se sientan atacados en su sensibilidad eclesial. Para que tanta diversidad, falta de entendimiento no den lugar a una conciencia de separación, nos hemos inventado el ecumenismo de fotografía. Estamos juntos para la foto, pero después cada cual vuelve a su “realidad” eclesial, a vivir dentro su espacio, formas y sentido particular.

En esta situación claramente postmoderna, el siguiente pensamiento agustiniano deja de tener sentido:

Bien, tú puedes, yo no. Guardemos lo que uno y otro hemos recibido; inflamémonos en la caridad, amémonos unos a otros, y de esta forma yo amo tu fortaleza y tú soportas mi debilidad (SanAgustin, Sermón 101,7).

La postmodernidad nos ofrece la posibilidad de hacer monocultivo de las fortalezas y olvidarnos las debilidades que todos llevamos encima. Cada grupo deja de lado las debilidades como algo secundario y así no tener que buscar ayuda en otros carismas y sensibilidades. En el mejor caso y si nos obligan a dar cuenta de las debilidades, tentamos a Dios indicando que “aquello que no podemos” ya lo dará Dios cuando lo desee. Si no lo da, es que no es fundamental. Como buenos postmodernos, apostamos por el pelagianismo para lo que nos conviene y por el quietismo, para lo que no nos interesa aceptar.

Les pongo otro ejemplo. Es muy fácil omitir un discernimiento incómodo diciendo que “no juzgamos”, dejando el discernimiento a Dios mientras que nosotros nos apartamos del tema. Pero si el tema nos molesta en nuestra sensibilidad eclesial, no dudamos en calificar a las otras personas, enumerando un listado de errores o comparando despectivamente esa sensibilidad que no se ajusta a la nuestra.

Esta es la postmodernidad que nos toca vivir. Una postmodernidad que nos descentra, nos hace alejarnos unos de otros en lo sustancial, aunque en las fotos todos sonriamos juntitos. Ecumenismo de foto, que vende mucho en los medios y sale en las portadas de las revistas. Para respaldar la postmodernidad, nada mejor que una frase apócrifa atribuida a San Agustín: "En lo esencial, unidad; en lo no esencial, libertad; en todas las cosas, caridad".

Néstor Mora Núñez

EMPEZAR POR AMAR


No se nos llama en primera instancia a la actividad. Nuestra vida no consiste únicamente en transformar el mundo; si así fuera, quedaríamos atrapados en un círculo sin fin. Si queremos transformar el mundo tenemos que empezar por amar y por abrirnos a la experiencia del amor, de lo infinito; experiencia tan frágil que empieza por un suave susurro de paz. Ahí, en unos momentos de oración o después de haber recibido el cuerpo y la sangre de Jesús, percibimos los primeros llamamientos del Espíritu al banquete de bodas; al encuentro con el Esposo; a la unión con el cordero.


Jean Vanier, No temas amar, P120

Jean Vanier

EL PIANISTA DEL BURDEL


Hay hoteles de ciudad modestos y limpios. Algunos no tienen restaurante. Pero es raro que no tengan bar. Lo sorprendente de mi hotel es que el bar dispone de un pianista que toca con alguna maestría. Las teclas suenan mejor cuando apura el pianista su copa de whisky con agua. No se habla con los pianistas de los bares, sobre todo si no hay confianza. Si lo haces, te miran raro. Acabo de pedirle la melodía de “Solo ante el peligro” y no me ha mirado raro.

-Me gusta Gary Cooper –suspira-. Se parecía a mi tío Miguel. Un tipo que solo hablaba con su propio cigarrillo. ¿Fuma usted?

-Pues sí.

-Yo, también. Ahora no dejan fumar en los garitos. Un garito sin humo es como una mujer desnuda: no tiene ningún interés… I only know I must be brave… -canturrea- ¿Se la sabe?

-No.

-Bueno, la tocaré de todos modos. Me gusta Gary Cooper.

Regreso a mi silla. En la mesa de la izquierda hay dos elementos que conozco, creo. Sí, son ellos. El calvo con perilla y el viejo canoso como James Stewart.

-¿Ustedes?

-Nosotros, joven. Veo que empieza a ver la realidad. Ahora no hace falta que escriba sobre sus recuerdos ni sobre nuestras vidas. Escribirá lo que va a oír. Y después volveremos al lugar del descanso, con el hombre de Galilea, ya sabe.

-Sí.

-Escriba, pues. Escriba –dice el calvo mientras sorbe despacio un poco de coñac- que esta generación perversa se empeña en enfadarse con lo efímero. Se empeña en poner el grito en el cielo porque Mammón no les hace ricos, porque los esbirros de Mammón oprimen a pueblos y gentes, y no piensan en los pueblos ni en las gentes, sino en que el ídolo no les ha favorecido. Gritan y acusan a los gobernantes y a los poderosos: esos agentes del Mal, dicen. ¡Hipócritas! Más les valdría que se acusaran ellos mismos porque están, estáis, llenos de rapiña y de vicio y juzgáis lo de fuera sin limpiar lo de dentro. Esta generación adúltera se atreve incluso con mis ministros y mis siervos y con el siervo de todos mis siervos y están ellos llenos de pecados monstruosos. Los cometen y los justifican. Los cometen y quieren que los justifique la Misericordia del Verbo. Los cometen y los ocultan y creen que nos engañan. No ven –ciegos y guías de ciegos- al vecino arruinado, al drogadicto, al adúltero, al borracho, al que busca y no encuentra, al perdido. No se ven a sí mismos y pretenden cambiar el mundo. Miserables hipócritas ciegos de vigas en sus ojos. No se convierten y pretenden convertir. Ya no necesito más palabras, ni más discursos, ni más artículos de opinión, ni más fariseos en el Templo.

-Mi amigo quiere decir que ustedes aniquilan al niño que llevan dentro. Lo ahogan con los ídolos que se fabrican. El peor es su “yo”. –El viejo canoso me mira a los ojos-. El Señor tiene que destruir sus ídolos.

-Es por su bien –apostilla el calvo-. Nos vamos. Tenga, le devuelvo este “Detente”. La prostituta a la que usted se lo regaló ya está en el Corazón de Jesús. Ya no lo necesita.

-Pero, ¿cómo es posible…?

-Las prostitutas os precederán en el Reino de los Cielos. Vaya con Dios, joven.

Y se fueron. Jinetes fantasmas en el cielo. Sí, eso estaba tocando el pianista.

-Esos dos tipos dan un poco de miedo –dije.

-¿Qué tipos? Pensaba que usted hablaba solo. Si tiene que trabajar mañana, retírese. O no. Ahora llegarán unas señoritas -me guiñó un ojo el pianista.

-¿Sabe una cosa? Un publicitario francés, para ocultar su condición de publicitario, dijo que si su madre preguntaba cómo se ganaba la vida, respondieran que era pianista en un burdel.

-¿Usted se dedica a la publicidad?

-Creo que sí. O tal vez soy el pianista del burdel. Así estoy cerca de las que van al Cielo.

-¿Cómo dice?

-Oh, nada, nada. En serio, ¿no ha visto a aquellos dos tipos?

Paco Segarra

CARTA DE UNA MADRE A SU HIJA


Mi querida hija, el día que me veas vieja, te pido por favor que tengas paciencia, pero sobre todo trata de entenderme.

Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces, no me interrumpas para decirme “eso ya me lo contaste” solamente escúchame por favor. Trata de recordar los tiempos en que eras niña y yo te leía la misma historia, noche tras noche hasta que te quedabas dormida. Cuando no me quiera bañar, no me regañes y por favor no trates de avergonzarme, solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña. Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología, dame el tiempo necesario para aprender, y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de desesperada. Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas como comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma y como confrontar y lidiar con la vida.

El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor, ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme. Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo, no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante. Solamente ten presente en tu corazón que lo más importante para mí es estar contigo y que me escuches. Y cuando mis cansadas y viejas piernas, no me dejen caminar como antes, dame tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí cuando diste tus primero pasos.

Cuando estos días vengan, no te debes sentir triste o incompetente de verme así, sólo te pido que estés conmigo, que trates de entenderme y ayudarme mientras llego al final de mi vida con amor. Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida, que tuvimos la dicha de compartir juntas, te lo agradeceré.

Con una enorme sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido, sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija.

Dios los bendiga.

Publicada originariamente en :www.reflexionesparatiyparami.com/search/label/La%20Familia#.VMqO29KG-4w

Juan García Inza

PARA LOS PALESTINOS EL CONFLICTO ES RELIGIOSO Y PARA...


Mahmud Abbas recibió un invaluable obsequio de manos de un grupo de judíos israelíes. Un movimiento de menor envergadura (pero en aumento) de judíos creyentes se obstinaron en subir a rezar en el lugar en donde antaño se ubicaba el templo de Jerusalem como si se tratase de un derecho y un componente inalienable de su identidad judía. Y si no era esa su intención, así fue ofrecida propagandísticamente a la opinión pública palestina y mundial. Astuto, como siempre, Abbas se apresuró a declarar que “los judíos están convirtiendo al conflicto en uno religioso”. Ahora los palestinos ya pueden “vender” la falacia de que los judíos han convertido un conflicto en “religioso” cuando para los palestinos musulmanes el conflicto siempre ha sido fundamentalmente religioso.

Palestina Media Watch nos ofrece innumerables ejemplos que demuestran que para la Autoridad Palestina el conflicto es religioso: “Nuestra guerra con los descendientes de los monos y los cerdos (los judíos), es una guerra religiosa y de creencia, ¡Qué viva el Fatah! (TV de la Autoridad Palestina 9/1/2012)”. Se trata de un ejemplo (de miles) de consignas transmitidas desde una cadena de televisión de un gobierno no democrático y centralista como es el de Mahmud Abbas, que justamente pertenece a una fracción palestina No Islamista. Entre los palestinos “laicos” descubrimos componentes fundamentalistas islámicos inquietantes. En 2010, más del 98% de los palestinos en la Autoridad Palestina afirmaban que la religión musulmana formaba una parte importante de su estilo de vida y de acuerdo a otra encuesta del 2003, el 80% de los palestinos se mostraban a favor de cortar las manos de un ladrón (según la shaarya), el 50% estaban a favor de ejecutar el castigo de inmediato mientras que el 30% condicionaban la ejecución a la existencia de un proceso legal ordenado (encuestas del Centro de Ramallah para el estudio de los derechos humanos y de la Universidad Bir Zait). En la encuesta del año 2011 (realizada por Israel Proyect) el 73% de los palestinos afirmaron creer “en el hadice (tradición islámica) que afirma que es un deber islámico asesinar a los judíos donde quieran que ellos estén”.

Para los palestinos “moderados” de la Autoridad Palestina la religión “es” muy importante, más aún, la identidad del clan y la fe “siempre” fueron fundamentales para ellos. Tanto es así que quien habla del Medio Oriente y no se especializa en Islam como parte fundamental de la identidad tribal local habla de muchas cosas… pero no del Medio Oriente. Las premisas islamistas no son ajenas a los valores impulsados por los moderados de Ramallah. Más aún, son esenciales a la hora de conceptualizar la naturaleza del conflicto.

Si para los “moderados” el conflicto es fundamentalmente religioso, para los islamistas del Hamás se trata del componente supremo. El analista y columnista Dr. Issam Shawer publicó en el portal del Hamás la crónica “La Revolución de la ira contra los crímenes del ocupante y los complots occidentales” (6/11/2014) en donde afirma de forma contundente: “Voces palestinas y árabes advierten que la guerra religiosa podría estallar en la región a causa de lo que ellos llaman “las violaciones israelíes” pero nosotros mantenemos y creemos que nuestra batalla contra el ocupante es fundamentalmente religiosa, no geográfica, no histórica o económica.

La postura islamista se basa en cuatro rechazos fundamentales: 1) Para el islam radical el judaísmo es una religión y de ninguna forma es una identidad nacional. El judaísmo; para el Hamás, Hezbollah o ISIS; no es un pueblo sino que es una religión, 2) Para el islamismo, el judaísmo es un religión falsa (como el cristianismo) y ellos han malversado (como lo hizo el cristianismo) la palabra sagrada y su falsedad debe ser reemplazada y borrada (sustitución), 3) La entidad judía, afirman, ocupa una tierra santa en donde, en el pasado, se ha impuesto la shaarya como ley oficial. Esa tierra se conoce como Dar el-Islam (la casa del Islam) siendo que ningún musulmán tiene derecho a renunciar a la tierra permitiendo la existencia de un país Yahiliyco (infeccioso) en la zona del Islam, 4) Existen lugares santos que pertenecen a cada musulmán, ya sean las generaciones pasadas o las futuras. Son propiedad del Islam o Waqf al-Islam. Los judíos ocupan Jerusalem y los lugares santos para el Islam como la mezquita de Al-Aqsa que también es Waqf al-Islam.

Para las autoridades supuestamente laicas (Fatah-OLP-Autoridad Palestina) y para el Hamás el conflicto es fundamentalmente religioso. Para la contundente mayoría de la población palestina también. Por lo tanto, argumentar que los judíos están transformando al conflicto en uno religioso cuando para ellos hace tiempo que ya lo es puede convencer a los demonizadores de siempre o a las personas poco informadas sobre la naturaleza del medio oriente.

Una moderación de los componentes radicales musulmanes acercará a la consecución de un acuerdo de paz entre los palestinos y los israelíes.
Pasemos al lado israelí. Para la mayoría de los israelíes suponer y afirmar que el conflicto con los palestinos es “religioso” es algo descabellado y hasta fatal. El presentador del programa nocturno del Canal 2 israelí se burlaba del tema tras comunicar cierta noticia ligada al tema, concluyendo con un cínico: “Pasemos rápidamente a otro tema antes que el conflicto se convierta en… religioso”.

Buena parte de los israelíes suponen que porque “para ellos” el conflicto de ninguna manera es religioso entonces por definición el conflicto no lo es. Los israelíes consideran que el conflicto con sus vecinos es fundamentalmente territorial. En otras palabras, consideran que si se entregasen los territorios exigidos entonces se podría llegar a un tipo de acuerdo y entendimiento con los palestinos. Esta premisa sustentó, en parte, las decisiones de la retirada unilateral de Israel del sur del Líbano (que no contentó a los radicales del Hezbollah) y tampoco la retirada unilateral de la Franja de Gaza (que en absoluto contentó a los radicales del Hamás). Parte de la izquierda en Israel asume, equivocadamente, que no se contentaron justamente porque las retiradas fueron “unilaterales” y no concertadas con los vecinos. Para esa parte de la izquierda los valores y argumentos religiosos del Hamás y del Hezbollah son menospreciados justamente porque ellos los menosprecian en su vida personal (y todo el derecho tienen a hacerlo).

Hagámonos una simple pregunta: ¿Si Israel aceptase retirarse de la totalidad de Judea y Samaria, tras haberse retirado de Gaza, partiese Jerusalén en dos capitales y se retirase de las Alturas del Golán… Se alcanzaría una paz con nuestros vecinos del Hamás, ISIS, Hezbollah o incluso Abbas? Si la respuesta es no… el conflicto tendría un componente territorial pero no sería el núcleo del mismo.

En la última encuesta publicada en el diario Haaretz (16.6.2014) el 52% de los israelíes se manifestaban a favor de una retirada parcial o total de los territorios en disputa para alcanzar un acuerdo con los palestinos. De acuerdo a la encuesta de la prestigiosa Mina Tzemaj (noviembre 2013), el 67% de los israelíes (incluso se notaba una mayoría entre los votantes de la derecha israelí) se muestran a favor de la creación de un Estado palestino, 21% estarían en contra mientas que en la encuesta de Rafi Smith los datos son muy parecidos: 68% a favor y 25% en contra. La lógica de las encuestas es simple y clara: Israel podría o debería ceder territorios para alcanzar un acuerdo con los palestinos ya que, para ellos, el conflicto es fundamentalmente territorial

En las últimas semanas, y especialmente tras las operaciones militares de Margen Protector (julio 2014), se nota un aumento en el “barullo mediático” que promueven aquellos judíos o movimientos que consideran que “también para ellos” se trata de una disputa religiosa. Para aquellos judíos que exigen construir un tercer templo judío en el Monte del Templo de Jerusalén en lugar de la mezquita de Al-Aqsa o para quienes no estarían dispuestos a abandonar territorios de Judea y Samaria en el marco de un acuerdo confiable con los palestinos, la naturaleza del conflicto es diferente a la percibida por la mayoría en Israel. Puede que simplemente, para ellos, la tierra sea más importante que la paz o incluso que la vida.

¿Qué porcentaje de la población no está dispuesta a ceder territorios en el marco de un acuerdo de paz? De acuerdo a las encuestas recién citadas entre un 21% al 25% de la población pero debemos señalar que puede que parte de ellos consideren que no existe actualmente una posibilidad de alcanzar la paz o porque creen que de nada servirá ceder tierra o que puntualmente se opongan a parte del plan de paz expuesto (por ejemplo, apoyan todos menos partir Jerusalén). En otras palabras, solamente una parte del 21% al 25% de los judíos podría llegar a considerar que el conflicto es fundamentalmente religioso. Hagamos una generalización peligrosa: Si tomamos en cuenta que el partido nacionalista religioso Ha-Bait Ha-Iehudí (La Casa Judía) posee 12 diputados en el parlamento (10% de la legislatura) y dicho partido se opone a la creación de un Estado palestino entonces podríamos deducir, a groso modo, que el 10% de la población antepone el derecho judío a la tierra (en buen parte basado en convencimientos dogmáticos religiosos) a la consecución de un acuerdo político que incluya concesiones. El bloque central en la política israelí lo representan todos los partidos sionistas, desde Meretz hasta Israel Beiteinu de Liberman. Todas las agrupaciones han declarado estar dispuestas a ceder territorios a cambio de un acuerdo de paz real. En entrevista al periódico Yediot Ajaronot (28.11.2014), el Ministro de Exteriores de Israel Avigdor Liberman expresó su predisposición a realizar concesiones territoriales resaltando que “la unidad del pueblo es más importante que la unidad de la tierra de Israel”.

Para la mayoría de los israelíes el conflicto es político-territorial. Para la inmensa mayoría de los palestinos el conflicto es fundamentalmente religioso. La naturaleza de los conflictos la impone el agresor y lamentablemente quien agrede e impone la razón de la disputa son los palestinos, sean estos “moderados” del Fatah o “radicales” del Hamás. Los israelíes pueden seguir sonriendo socarronamente dando a entender que el conflicto “no es religioso”… y en tanto y en cuanto lo sigan haciendo seguirán demostrando un preocupante desprecio hacia la base existencial de la presencia judía en el Medio Oriente.

En las últimas semanas, han aumentado las “voces israelíes” argumentando que también para ellos la disputa es fundamentalmente religiosa. Quizás son la misma proporción que antaño y simplemente han comenzado a llamar la atención de los medios de comunicación.

Para aquellos que soñamos con ver una paz verdadera con los palestinos y el mundo musulmán y para los que deseamos evitar que madres y padres se vean obligados a enterrar a sus hijos, resulta necesario, especialmente en jornadas de dolor y tensión, declarar repetidamente que para “nosotros” la vida es lo más importante por lo que seguimos estando dispuestos a ceder parte de nuestros derechos territoriales a cambio de asegurar un futuro mejor y la existencia eterna del único estado del pueblo judío. Sería bueno expresar, una y otra vez, que para nosotros los israelíes el conflicto “se puede” solucionar compartiendo tierra, agua y propiedades. Sería una renovada forma de confirmar que la solución del conflicto siempre estuvo en manos de los radicales, esos mismos que han ubicado la disputa palestina-israelí en un “zero same game” religioso. Ya sea el Hamás o el “moderado” de Abbas.

NOTAS

Gabriel Ben-Tasgal. Analista internacional y experto en la temática del conflicto árabe-israelí.

http://www.auroraisrael.co.il/articulos/israel/Linea_Directa/62799/

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FUNDAMENTO DEL AMOR FRATERNO


El Señor a su paso por esta tierra…, nos dejó dicho: "43 Habéis oído que fue dicho: Amaras a tu prójimo y aborrecerás a tus enemigos. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, 45 para que seáis hijos de vuestro Padre, que estas en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos e injustos. 46 Pues si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen eso también los publicanos? 47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿que hacéis de más? ¿No hacen eso también los gentiles? 48 Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial”. (Mt 5,43-47)

Y amar al prójimo es uno de los mayores problemas que tenemos que resolver, si es que queremos entrar en el Reino de los cielos. Odiando a alguien sin arrepentirse de ese odio, es imposible entrar en el cielo, porque el odio es la antítesis del amor y si perseveramos en nuestro odio y no queremos arrepentirnos, está claro que nuestro puesto no está en el Reino de la luz y del amor, que es el cielo, sino en el reino del odio y las tinieblas que es el infierno. El sacerdote norteamericano Leo Trese escribe en uno de sus libros: “Si odiáramos de verdad a una sola alma, habríamos destruido nuestra unión con Jesús…, y sin llegar al odio, abrigáramos algún rencor más pequeño, nos habríamos situado en una zona marginal…”. Para Henry Nouwen: “En el momento en que descubres por completo que el Dios que te ama incondicionalmente, ama a todos los seres humanos, con el mismo amor, se te abre una nueva forma de vida. Porque llegas a ver con nuevos ojos a quienes viven junto a ti en este mundo”.

De por sí, amar a Dios nos cosa fácil, el mundo, la carne y las actuaciones demoniacas sobre nosotros nos dificultan el tema, pero parece ser en muchos de nosotros, ser más difícil aun amar fraternalmente, que amar a Dios. Unos nos caen gordos, otros son unos antipático, otros son unos creídos insoportables; pero al menos estos no nos ofende directamente, lo peor está en aquellos, que murmuran de nosotros, que tratan de pisarnos en el trabajo para pasar ellos sin mérito alguno por delante nuestra y que decir de aquellos que nos han engañado y estafado y no digamos de los familiares, hay cuñadas o cuñados inaguantables, incluso desgraciadamente hermanos de sangre con los que o nos hablamos, desde aquel día en que hubo de dividirse nuestra herencia y que decir de las suegras méteme en todo, que usan de su autoridad sobre sus hijas para ordenar y mandar en casa de su yerno o de aquellas otras que quieren seguir mangoneando a su hijo ya casado y con nietos. Como siga explicando más casos agoto el papel.

Pero lo más difícil aún, es perdonar al que asesinó a nuestro hijo, padre o madre. Y no solamente hay que perdonar sin encima amar al enemigo. Si de verdad amamos a todo el mundo tal como quiere que el Señor que amemos, qué importancia tiene, darle gusto a nuestros torcidos sentimientos y perder la amistad y el amor del Señor. Nos dice San Agustín: “…, amando al prójimo, limpiamos los ojos para poder ver a Dios”.

Y sin embargo las palabras del Señor son bien claras, no solamente en el contenido de los versículos: más arriba ya copiados sino también en estos: "22 Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego. 23 Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, 24 deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. 25 Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. 26 Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo”. (Mt 5,22-26).

Insiste y vuelve a insistir el Señor en que ejercitemos el amor fraterno en tres textos evangélicos en el que nos dice: "36 Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley? 37 Él le dijo: Amaras al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente 38 Este es el más grande y el primer mandamiento. 39 El segundo, semejante a este, es: Amaras al prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos preceptos penden toda la Ley y los Profetas”. (Mt 22,39).

Y en otro texto recogido por San Juan evangelista se nos dice: “34 Un precepto nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; como yo os he amado, así que también amaos mutuamente. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si tenéis amor unos a otros”, (Jn 13,34-35). El mismo San Juan en su primera epístola nos dice: “Carísimos amémonos los unos a los otros, porque la caridad procede de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y a Dios conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es Amor”. (1Jn 4,7-8). Y más adelante en el mismo capítulo 4 de la misma epístola nos dice: “20 Si alguno dice: Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. 21 Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano”. (1Jn 4,20-21).

            Si el amor fraterno nos cuesta, es que aún estamos en camino de lograr un pleno amor nuestro al Señor. El amor fraternal, es también la medida del estado de nuestra vida interior, especialmente de nuestra vida de oración. Para la carmelita descalza Santa Benedicta Teresa de la Cruz, Edith Stein: “Si Dios es amor y vive en cada uno de nosotros, tenemos que amarnos con amor fraternal. Por eso nuestro amor al prójimo es la medida de nuestro amor a Dios”. Por su parte la madre Santa Teresa de Jesús nos decía: “La más cierta señal que hay de que amamos Dios es el amor del prójimo: Porque es tan grande que Su Majestad nos tiene, que en pago del que tenemos al prójimo hará que crezca el que tenemos a Su Majestad por mil maneras”

El Señor ha hecho que el amor fraterno sea la puerta y la medida de nuestro amor por El. Si aún no has logrado erradicar de tu corazón, las animosidades, antipatías, enemistades y malquerencias a los demás date cuenta de que tienes en tus manos, si las eliminas un gran fruto de amor que ofrecerle al Señor, luchando contra estos vicios, que constituyen todos ellos, unos escalones de bajada al odio. Si se lo pides Él está encantado de regalarte sus gracia, persevera tú en este triunfo que está en tus manos. Refiriéndose al amor fraterno San Josemaría Escrivá decía: “Si amas al Señor, no habrá criatura que no encuentre sitio en tu corazón”.

Y, ¿por qué esta importancia que Dios le da al ejercicio del amor fraterno? Es sencillo comprender que la Santísima trinidad, es un foco de amor divino, en el que las tres personas viven y se alimentan de amor, porque en esencia Dios es amor y solo amor, tal como nos dice San Juan evangelista (1Jn 4,16). Y si queremos entrar a formar parte de la gloria de ese amor, hemos de amar a todo lo creado por Dios y especialmente a nuestros semejantes, a los cuales, aunque sean unos indeseables Dios los ama y nosotros hemos de amarlos. Si amamos de verdad a Dios hemos de amar lo que Él ama, porque un característica propia del amor es la de identificarse el que ama con lo que ama su Amado.

Jean Lafrance escribe diciéndonos: “A menudo se nos repite que deberíamos hacer un esfuerzo para amar a los demás o para vencer una antipatía, y por eso hemos llegado a creer que el amor al prójimo dependía de nuestra buena voluntad. Es cierto; el amor fraterno exige una actitud por nuestra parte, pero tiene que situarse en las profundidades de nuestro corazón, allí donde está derramado el amor. Pasa con el amor al prójimo lo mismo que con la oración; mientras intentemos hacer que nazca fuera, con el esfuerzo de la inteligencia o de la voluntad, fracasaremos lamentablemente…. Antes de amar a Dios y a los hermanos, hay que vivir la realidad de que Dios me ama”.

Amemos fraternalmente a todo el mundo, para que el Señor nos mire complacido y aumente sus gracias sobre nosotros.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Juan del Carmelo