sábado, 21 de febrero de 2015

LA PREVALENCIA DE PROBLEMAS EMOCIONALES SE DUPLICA EN HIJOS DE PAREJAS GAYS, Y NO ES POR HOMOFOBIA


Primer estudio realizado sobre una muestra amplia.

Una investigación reciente acaba de lanzar una bomba sobre la cuestión incendiaria de los progenitores del mismo sexo. En su artículo en el British Journal of Education, Society & Behavioural Science, una publicación evaluada por colegas, el sociólogo estadounidense Paul Sullins concluye que "los problemas emocionales de los niños con progenitores del mismo sexo son más del doble respecto a los que tienen progenitores de sexo opuesto”.

Afirma: “Ya no se puede afirmar que ningún estudio haya concluido que los niños con progenitores del mismo sexo están en desventaja respecto a los que tienen padres de sexo opuesto”.

EL MAYOR ESTUDIO JAMÁS REALIZADO AL RESPECTO

Es seguro que esta desafiante refutación de la hipótesis de la "no diferencia" armará mucho revuelo; mientras tanto, el Tribunal Supremo [de Estados Unidos] se prepara a indagar los argumentos en favor y en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo. A los críticos les será imposible ignorarlo, porque se fundamenta en más datos que cualquier otro estudio previo: 512 niños con progenitores del mismo sexo escogidos de la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud de los EEUU. Los problemas emocionales incluyen mala conducta, signos de ansiedad, depresión, mala relación con los coetáneos e incapacidad para concentrarse.

LA FILIACIÓN BIOLÓGICA, FACTOR DECISIVO

Tras analizar los datos, Sullins concluyó que los progenitores de sexos opuestos proporcionan un ambiente mejor. “La filiación biológica es lo que diferencia de manera excepcional y profunda los resultados infantiles entre los niños con progenitores de sexo opuesto y los que tienen a los progenitores del mismo sexo”, escribe.

Además de sociólogo de renombre, Paul Sullins es sacerdote católico. Era sacerdote episcopaliano, casado y con hijos. En estos casos excepcionales de conversión, la Iglesia suele autorizar que el converso pueda ser ordenado sacerdote católico aunque esté casado

Tal como él demuestra, esto tiene inmensas implicaciones para las políticas públicas. El modelo de amor espléndido y edulcorado de Elton John y David Furnish hacia su descendencia, fruto de un vientre de alquiler, no funciona. Lanzando el guante ante los defensores del matrimonio entre personas del mismo sexo, Sullins afirma que “el beneficio principal del matrimonio para los niños, por lo tanto, no es que los presenta como los padres mejores (más estables, más ricos, etc., aunque también lo hace), sino que los presenta como sus propios padres”.

La Última Tule del matrimonio entre personas del mismo sexo [NdT: por Última Tule se entendía, en la geografía romana y medieval, cualquier lugar distante situado más allá de las fronteras del mundo conocido] -el reconocimiento legal y social de las relaciones gays y lesbianas-, no reducirá el riesgo de problemas emocionales. “Las dos formas familiares seguirán teniendo fundamentalmente efectos diferentes, incluso contrastantes, sobre el componente biológico del bienestar del niño, en detrimento de los niños de progenitores del mismo sexo”.

Elton John y su pareja obtuvieron sus hijos mediante un vientre de alquiler y se han convertido en adalides de una forma de convivencia doméstica que no produce problemas emocionales en todos los casos, pero sí en el doble de casos que en un hogar normal.

INVESTIGACIONES DEL PASADO

Hasta hace poco, casi todos los estudios sobre filiación en parejas del mismo sexo eran muy pequeños. En una encuesta sobre 49 estudios en 2010, un investigador encontró que el promedio en el muestreo era de solo 39 niños. Sólo en cuatro de estos estudios el muestreo fue aleatorio; los otros habían sido seleccionados contactando a grupos de gays y lesbianas. Un ambicioso estudio de 2012, realizado por Mark Regnerus de la Universidad de Texas en Austin, identificó sólo a 39 jóvenes adultos, de 2.988 casos, que habían vivido con parejas del mismo sexo durante más de tres años.

Las conclusiones científicas del estudio de Mark Regnerus le granjearon el odio de la comunidad gay, pero el rigor de su investigación fue finalmente avalado por su universidad.

Para los investigadores es un enigma. El número de niños que están creciendo en familias con progenitores del mismo sexo es tan pequeño –0,005% de los hogares de EEUU con niños- que la posibilidad de que lleguen a estar incluidos en un muestreo aleatorio es como encontrar una aguja en un pajar. Por lo tanto, la cifra de 512 niños, que sigue siendo relativamente pequeña, hace del estudio de Sullins una contribución importante.

LA "HOMOFOBIA" NO ES LA CAUSA
Sullins analiza también si otros factores pueden explicar la diferencia en el bienestar emocional. Según sus observaciones, ninguno lo hace.

Un factor podría ser la inestabilidad. Los niños no maduran en ambientes inestables. Los progenitores gays y lesbianas tienden a alquilar más que a ser propietarios de la casa donde viven, lo que implica el trauma de mudarse y volver a asentarse. Esto puede indicar también que los progenitores son menos estables en su relación. El sufrimiento psicológico de los progenitores influye también en el aumento del riesgo de que el niño tenga problemas emocionales. Nada de esto explicaba las diferencias.

La explicación más ampliamente aceptada ante los malos resultados emocionales y de conducta entre los niños con progenitores del mismo sexo es la homofobia. Los defensores de los progenitores del mismo sexo atribuyen el escaso bienestar emocional a la estigmatización. Estos niños son dañados, dicen, porque son señalados, son acosados y son objeto de burla. Si sus coetáneos fueran menos homófobos, las cosas serían distintas.

El lobby LGTB alega que el acoso a los hijos de padres del mismo sexo por homofobia sería la causa de su mayor propensión a la inestabilidad emocional. El estudio de Sullins demuestra que no.

Pero Sullins lo descarta. “Contrariamente a la suposición que subyace a esta hipótesis, los niños con progenitores de sexo distinto son más perseguidos y acosados que los niños con progenitores del mismo sexo”.

Esto puede parecer sorprendente, pero en otro artículo publicado el año pasado en el British Journal of Medicine and Medical Research y basado en los mismos datos, Sullins concluyó que los niños de progenitores del mismo sexo tienen más riesgo de sufrir TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad). Y si tienen TDAH, son estigmatizados siete veces más a causa de su mermada capacidad de relación interpersonal. En otras palabras, si los niños de hogares con progenitores del mismo sexo son acosados más, esto es debido a que no tienen capacidad de relación interpersonal, no porque sus progenitores sean gays o lesbianas.

El acoso es ponzoñoso, pero es importante saber si estos niños son acosados porque son diferentes o porque sus progenitores son diferentes.

¿QUÉ SERÁ LO SIGUIENTE?

¿Cuál es la implicación del estudio de Sullins?

No todos los niños en hogares con progenitores del mismo sexo sufrirán daños emocionales. Sullins insiste mucho sobre esto. “La mayoría de los niños en la mayoría de las familias alcanzan un nivel de función psicosocial que no está caracterizada por problemas emocionales serios”. Sin embargo, incluso si la mayoría de los niños están bien, la mayoría de ellos están bien en matrimonios intactos con sus progenitores biológicos.

Las sugerencias con las que Sullins concluye, indicando que se deben realizar más investigaciones, son una revelación. En los medios de comunicación y en los tribunales, los estudios realizados en profundidad han sido pocos e infrecuentes. ¿Qué pasa con los estudios de niñas que no tienen padre y de niños que no tienen madre? ¿Tener progenitores del mismo sexo afecta por igual a niños pequeños que a adolescentes? ¿La experiencia de los niños adoptados es la misma que la de los niños nacidos por fecundación in vitro o vientre de alquiler?

HACE FALTA VALOR
Estas son preguntas obvias pero ¿quién se atreverá a plantearlas?

Paul Sullins debe ser un tipo con agallas. Cuando Mark Regnerus atacó la hipótesis de la "no diferencia", su carrera fue casi aniquilada por monstruos que dijeron que sus datos no tenía sentido y que destruyeron su competencia e integridad. Como profesor de la Universidad Católica de América y como sacerdote católico casado con tres hijos (antes pertenecía a la Iglesia episcopal), Sullins tiene que estar preparado para aguantar los quince asaltos.

Artículo publicado originalmente en MercatorNet.com.
(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)

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