viernes, 15 de mayo de 2015

DE LOS SIETE SANTOS VARONES, O VARONES APOSTÓLICOS, EN EL DÍA DE SU FESTIVIDAD


Hoy, día de San Isidro Labrador, a quien ya dedicamos en su día una entradita en esta columna otro 15 de mayo como hoy (pinche aquí si desea conocer mejor al patrono de Madrid y de los agricultores), es también el día de los llamados Siete santos varones o Varones apostólicos. Pero ¿quiénes son estos santos varones a los que por cierto, a su manera, profesaba tanta devoción aquel cómico insustituible de la escena española que fue José Luis Sánchez Pollack, “Tip”, que siempre les reservaba una referencia en cualquiera de sus bromas y chascarrillos”?

Sostiene la tradición que los apóstoles Pedro (que no visitó nuestro país) y Pablo (que sí lo hizo, pinche aquí para conocer mejor el tema) enviaron a la Hispania unos misioneros evangelizadores, los cuales entrarían por la provincia Bética (actual Andalucía), y se instalaríann en Acci (la actual Guadix), desde donde se distribuirían por las distintas ciudades hispanas, constituyendo los verdaderos padres de un cristianismo que, por muchos testimonios, sabemos se hallaba bien enraizado para el s. II de nuestra era.

La tradición, sin embargo, se sustenta sobre una serie de documentos algo distanciados de los hechos, lo que no quiere decir que no hayan podido existir anteriores, pero sí que, en todo caso, no nos han llegado.

El primero sería una serie de calendarios mozárabes, uno de los cuales el de la Catedral de León, que aunque datable de 1067, podría ser copia otro de la época del Rey Wamba, que reinó al final del s. VII. Junto a él, varios martirologios, entre los cuales el Romano, el de Usuardo, el de Adón, el de Beda y sobre todo, el de Lyon, datable hacia el año 806. Existe asimismo una misa y un oficio de los varones, de rito mozárabe, que cabe suponer del s. VII o poco posterior. Se los cita en el “Leccionario complutense” también llamado “Vita extensa”. Y está sobre todo, aunque ya muy alejado de los hechos, en el s. XIII, la “Vita brevis del Cerratense”, obra de Rodrigo Cerrato, documento en el que se lee el siguiente relato (que extraigo de esta página):

“Habiendo sido ordenados en Roma por los Santos Apóstoles, Torcuato, Tesifonte, Eufrasio, Indalecio, Segundo, Cecilio y Esiquio, fueron enviados a España, todavía dominada del error pagano, a predicar la fe católica. Éstos, como llegaron a la ciudad de Acci (Guadix), fatigados del camino, se quedaron en las afueras para descansar, enviando a algunos de los discípulos a la ciudad a comprar víveres con que reparar las fuerzas perdidas y matar el hambre. Mas, apenas entraron éstos en la ciudad, he aquí que una multitud de gentiles que celebraban aquel día la fiesta de Júpiter y de Mercurio les salió al encuentro; al conocer los piadosos intentos de aquéllos, de predicar la fe de Cristo, comenzando, a perseguirlos, y yendo tras de ellos hasta el río. Mas hundiéndose entonces milagrosamente el puente, cayeron todos al agua, siendo sumergidos por ella, librándose así aquéllos de la muerte.
Enterados del acontecimiento los que quedaron en la ciudad, llenáronse de terror. Mas de entre ellos hubo una mujer nobilísima llamada Luparia, que movida interiormente por el Espíritu Santo, les envió nuncios, recibiéndolos luego muy devotamente, apenas supo el motivo de su llegada, y prestando fe a la doctrina que predicaban, pidió el bautismo inmediatamente. Dijéronle los v. a.: ‘Haznos antes una iglesia y un baptisterio’. Y, habiéndolos hecho, fue bautizada, y siguiendo su ejemplo se bautizó todo el pueblo. Después de esto, a fin de dispensar la gracia de la fe a otras gentes, se distribuyeron por diversas ciudades, haciendo numerosísimas conversiones, tocando a Torcuato, Acci; a Tesifonte, Bergi; a Indalecio, Urci (Almería); a Segundo, Abula; a Eufrasio, Iliturgi; a Cecilio, Ilíberis, y a Esiquio, Carcesa. Los cuales, después de una muerte dichosa, volaron a Dios. Sus reliquias obraron muchos milagros y beneficios entre los fieles, siendo por su medio arrojados los demonios, devuelta la vista a los ciegos y logradas cuantas gracias y favores les piden sus devotos. No he de callar, sin embargo, uno de los grandes prodigios que por su intercesión obra Dios todos los años la víspera de la fiesta de estos santos y que se perpetúa hasta el presente. Porque habiendo plantado estos santos Varones un olivo a la entrada de la iglesia, todos los años en la víspera de la fiesta se cubre de flor, que al día siguiente se ha convertido en hermosas aceitunas, que el público devoto se apresura a coger para usos devotos, siendo su número tal que da para llenar varios canastos de ellas”.

Así pues, en el orden que los menciona el Cerratense, Torcuato, Tesifonte, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio, y Esiquio.

En cuanto a las ciudades mencionadas, Acci sería la actual Guadix, cuyo gentilicio, por cierto, no es otro que accitano; Abula sería Ávila, cuyo gentilicio es, como se sabe, abulense, y cuyo patrón es San Segundo; Urci, Torre de Villaricos en la actual Almería; Bergi, Berja; Iliturgi, Andújar, cuyo gentilicio es iliturgitano; Iliberis, Elvira, junto a la actual Granada, cuyo primer obispo según el Código Emilianense sería un Cecilio de idéntico nombre a nuestro varón; y Carcesa, Cieza o Caravaca.

Por lo que hace a los apóstoles que deciden el envío de los Siete Varones a España, es la Misa Apostólica la que alude a Pedro y a Pablo. Y no, por cierto, a Santiago, y es que a los efectos, no olvidemos que el envío se hace desde Roma, donde efectivamente, se hallan Pedro y Pablo, pero donde nunca estuvo Santiago (cuyo periplo puede conocer Vd. un poco mejor pinchando aquí), que además, es decapitado en Jerusalén hacia el año 44, años antes de lo que la tradición fija la llegada de los Santos Varones a España.

Pero quizás la gran prueba indirecta de la existencia real de los varones sea el tempranísimo Concilio de Illiberris o Concilio de Elvira, primero de los celebrados en Europa, -con toda seguridad no más tarde del año 313, sin carácter ecuménico, eso sí, ya que el primero de los ecuménicos es, como se sabe, el de Nicea, del año 325-, que no sólo se celebra en una de las ciudades objeto de la evangelización de estos “varones”, sino que registra la presencia del obispo de Iliberis y viene presidido, curiosamente, por el obispo de Acci (Guadix), lo que podría hablar de una especie de primado de la ciudad en la que se establecen los varones entre las ciudades cristianas de España.

Y sin más por hoy, queridos amigos, sino desearles una vez más que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos, me despido de vds. en tan señalada fecha del santoral como la que celebramos hoy.

Luis Antequera

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