miércoles, 28 de octubre de 2015

¿DIOS ESTÁ PODANDO A SU IGLESIA EN ESTOS MOMENTOS?



¿No será porque Dios está purificando a su Iglesia antes de la purificación del mundo? Algo de esto ya lo había sugerido Joseph Ratzinger en la década de 1960, ver aquí su profecía.

¡CÓMO HA CAMBIADO LA CONCURRENCIA A LA IGLESIA EN OCCIDENTE!

Francamente los católicos occidentales que peinan canas deberían estar impresionados por la disminución de la asistencia a la Misa que se ha producido durante su vida.

Atrás han quedado las Misas atestadas de fieles: si no llegabas temprano no conseguías un buen lugar. En aquellos días (los años sesenta) había un montón de sacerdotes y hermanas religiosas. No había un solo pastor en cada parroquia, sino que había dos, o tres, o incluso cuatro.

Pero esos días han quedado atrás en gran medida, aunque todavía hay algunas grandes parroquias, algunas de ellas incluso están creciendo.

 

Pero durante nuestra vida, la asistencia a misa semanal ha pasado de 70-80% de ocupación de los templos a 20-25%. Y aunque las vocaciones están empezando a recuperarse, la situación habitual en estos días es conventos vacíos y rectorías en gran parte vacías. El vicario parroquial (segundo cura) es desconocido en muchas parroquias. Y seguramente ni siquiera hay un pastor residente en cada parroquia de cada diócesis.

No hay otra manera de describir esta disminución que no sea por la palabra “impresionante”.

Y podemos escuchar todos los argumentos habituales sobre por qué: Abandonamos la tradición. No, dicen otros, no fuimos lo suficientemente progresistas. Hay demasiadas reglas. No, dicen otros, nuestro problema es que abandonamos todas las reglas. Y podríamos seguir y seguir. Todo el mundo tiene una explicación y hay un montón de desacuerdos sobre ellas.

¿Pero que podría estar haciendo Dios? ¿Qué podría estar permitiendo? Simplemente déjame reflexionar, no proponer una respuesta completa y definitiva.

 

LA BIBLIA NOS DA LA PISTA DE LO QUE PUEDE ESTAR OCURRIENDO

Muchas veces preguntamos al Señor, “¿Qué pasa con la Iglesia? ¿Qué ha ocurrido, Señor?”

Debemos en primer lugar tomar conciencia que lo que estamos viviendo no es realmente nuevo. Hay precedentes bíblicos en que Dios ha podado y purificado a su pueblo. Los teólogos llaman a esto “teología del remanente”, ya que un remanente se refiere a una porción más pequeña de algo mucho más grande.

La Teología del Remanente se ve en el Antiguo y Nuevo Testamento. Se refiere al hecho de que, de los muchos seguidores de Dios que había en un momento dado, muchos (si no la mayoría) desaparecen en períodos críticos, de tal manera que sólo un pequeño remanente permanece para comenzar de nuevo.

Estos son algunos ejemplos de las Escrituras:

Había doce tribus de Israel. Pero diez de ellas se perdieron en la conquistaasiria del reino del norte de Israel en 721 aC.

Los profetas habían advertido al Reino del Norte de su maldad, pero la negativa a arrepentirse trajo la destrucción anunciada. Los que no murieron en la guerra fueron deportados y desaparecieron por asimilación en los pueblos de alrededor. Se les conoce como las diez tribus perdidas de Israel. Sólo un remanente, las tribus de Judá y Leví, sobrevivieron en el reino del sur de Judá.

Un remanente de Judá – Judá también se volvió a la maldad y los profetas advirtieron de su destrucción. Los babilonios destruyeron entonces Judá y Jerusalén en el año 587 aC. Ellos deportaron a los sobrevivientes a Babilonia.

Ochenta años después, los persas conquistaron a los babilonios y permitieron a los judíos regresar a la Tierra Prometida. Pero sólo un remanente regresó; la mayoría eligió quedarse en la diáspora, prefiriendo Babilonia a la tierra prometida por Dios.

Gedeón tenía un ejército de 30.000 y se enfrentó a los madianitas, que tenía 60.000. Pero Dios le dijo: “Tu ejército es demasiado grande. Di a los cobardes que se vayan a casa”.

Entonces Gedeón dijo a los soldados que si ellos no pensaban que iban a ganar esta batalla podían irse; 20000 se fueron. Con una armada de Gedeón de solamente 10.000, Dios le dijo a Gedeón: “Tu ejército es aún demasiado grande, no sea que tú creas que vas a ganar esta batalla por tu cuenta”. Entonces Dios le dijo a Gedeón que observara a los hombres en el arroyo mientras bebían agua. La mayoría bebió tranquilamente, pero 300 de ellos lamían el agua como perros. Este es tu ejército, dijo el Señor, “300 hombres y yo estaré contigo”. Gedeón ganó ese día con 300 hombres a quienes el Señor había escogido. Dios diezmó sus filas y eligió sólo un remanente como Sus verdaderos soldados (ver Jueces 6 y 7).

Jesús, también, no parecía confiar en grandes multitudes. Algunos de sus dichos más difíciles de interpretar eran cuando había una gran multitud.

De hecho, cada vez que se oye la mención de una gran multitud en los evangelios, abrocharse el cinturón de seguridad, ya que está prácticamente garantizado que un discurso fuerte va a empezar.

Una vez, cuando había una gran multitud, Jesús enseñó en contra del divorcio (Mateo 5 y 19, Marcos 10).

En otra ocasión les habló a las multitudes y declaró que nadie podía ser su discípulo a menos que él renunciara a sus posesiones, tome su cruz, y le siga (por ejemplo, Lucas 14).

Otra vez Jesús enseñó sobre la Eucaristía, causando que muchos salieran y ya no caminaran en su compañía (Juan 6).

Y seguramente no podemos olvidar el anuncio de Jesús de que el camino a la perdición es ancho y muchos están en él, mientras que el camino a la salvación es estrecho y sólo unos pocos lo encuentran (cf Mateo 7: 13-14). Sí, sólo unos pocos, un remanente.

Estos son sólo algunos ejemplos de la teología del remanente en las Escrituras. Hay muchos más.

Un último pasaje de Zacarías, ya que también llega a la raíz de lo que Dios puede estar haciendo en nuestro tiempo:

“¡Despierta, espada, contra mi pastor, y contra el hombre de mi compañía!, oráculo de Yahveh Sebaot. ¡Hiere al pastor, que se dispersen las ovejas, y yo tornaré mi mano contra los pequeños!

Y sucederá en toda esta tierra – oráculo de Yahveh – que dos tercios serán en ella exterminados (perecerán) y el otro tercio quedará en ella.

Yo meteré en el fuego este tercio: los purgaré como se purga la plata y los probaré como se prueba el oro. Invocará él mi nombre y yo le responderé; diré: «¡El es mi pueblo!» y él dirá: «¡Yahveh es mi Dios!»” (Zacarías 13: 6-9).

Es un pasaje impresionante. Pero también muestra el propósito de Dios en el adelgazamiento de sus filas.

Hay algo muy misterioso en el por qué Dios permite que muchos se alejen. Y sin embargo, es cierto que siempre tenemos la libertad de quedarnos o irnos.

Parece que hay veces en la historia de la Iglesia e Israel durante las cuales Dios permite a muchos salirse, incluso “causa” la partida como este pasaje. Es un misterio difícil de digerir.

 

DE LA MISMA FORMA EN QUE SE PODAN LOS ROSALES

Una vez al año se podan los rosales. Grandes rosales de 2 metros por ejemplo se podan a veces dejándolos a menos de la mitad de su altura. Y se hace a propósito. Porque si las rosas van a prosperar el próximo año, la poda se tiene que hacer a fondo.

Las rosas no entienden lo que el podar hace, pero el podador sabe por qué se hace. Es necesario, pero sin embargo doloroso.

Y Dios también sabe lo que está haciendo. Y nosotros no podemos imaginárnoslo ni entenderlo más que los pobres rosales que son podados. Pero Dios lo sabe y lo hace.

En el pasaje anterior, el tercio que queda también debe ser purificado y refinado como en el fuego. Pero cuando se hace, serán de oro puro. Los que se quedan y aceptan la purificación llamarán a Dios por su nombre. Serán un pueblo, una iglesia, en su propio corazón.

Parece claro que el Señor está podando a su Iglesia. Él nos está preparando para la primavera. Y nosotros de hecho vamos y estamos soportando un invierno difícil. Pero estamos siendo purificados, limpiados.

Estos son días difíciles para la Iglesia, pero ya se pueden ver signos de una gran primavera por delante.

Hay muchos e interesantes movimientos laicos y áreas de crecimiento en la Iglesia. El calibre de los hombres que entran en el sacerdocio es otro indicador. Son hombres que aman al Señor y a su Iglesia y que desean profundamente hablar de la verdad y del amor. Y lo propio se podría decir de las vocaciones de las mujeres en los conventos, en que parecería que se está dando en occidente un crecimiento calificado de las vocaciones.

Aunque el número de católicos practicantes ha disminuido, se ve mayor fervor en los que quedan. La piedad eucarística es más fuerte hoy en la Iglesia a través de la adoración eucarística y la misa diaria.

En Internet hay muchos signos de entusiasmo y celo por la fe. Muchos sitios web maravillosos están surgiendo para fortalecer a los católicos. EWTN y otras televisoras que están arrancando, están haciendo un trabajo maravilloso y muchas estaciones de radio católicas también han comenzado.

Se podría seguir con los signos, pero creo que tú ya entiendes el punto. Dios está podando y nos está purificando. No tengo ninguna duda de que todavía hay algunos días difíciles de invierno por delante antes que se instale la primavera definitivamente. Pero Dios nunca falla. Él está renovando su Iglesia y nos prepara para lo que viene.

Francamente, se va a hacer una Iglesia más fuerte y más pura que soporte el tsunami cultural que ha estado afectándonos. Las primeras olas golpearon a finales de 1960 y las sucesivas oleadas parecen ser aún más destructivas, en la medida que la cultura occidental gradualmente está siendo arrastrada.

La Iglesia tendrá que ser fuerte y pura con el fin de soportar los próximos días, para rescatar a los que podamos, y para ayudar a reconstruir cuando las terribles olas hayan hecho su última destrucción.

Este post no estará exento de polémica. No se propone como la única respuesta a los tiempos. Tampoco sostiene que los católicos que se han ido simplemente han sido podados, porque no podemos saber con certeza que nunca volverán y serán injertados de nuevo.

Tenemos por delante el Sínodo de la Familia, y creo que esa será un punto de otra poda importante.

No podemos saber el tamaño que el Señor quiere que seamos, ni debemos sofocar el mandato del Espíritu de Cristo, porque recordemos sus palabras: Id y haced discípulos a todas las naciones.

FUENTES:





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