martes, 27 de octubre de 2015

LA HUMILDAD Y LA FE, ABREN LA PUERTA DE TU TIERRA DE BENDICIÓN


No reniegues ni te quejes por las circunstancias que te tocan vivir, dale gracias a Dios porque todo obrará para tu bien, mantén la humildad y la fe, así saldrás aprobado para entrar a tu tierra de bendición.
En Deuteronomio 8:5-6 dice: “Ten por cierto que, así como un padre disciplina a su hijo, el Señor tu Dios te disciplina para tu propio bien. Por lo tanto, obedece los mandatos del Señor tu Dios andando en sus caminos y temiéndolo. Pues el Señor tu Dios te lleva a una buena tierra, con arroyos y lagunas, con fuentes de agua y manantiales que brotan a chorros de los valles y las colinas”.

Cada uno vive circunstancias distintas, pero todas ellas nos sirven para hacer lo que el Señor quiere. No es una buena opción vivir con palabras de queja y desilusión, antes tengamos agradecimiento por lo que el Señor puede hacer por nosotros, de él proviene la salida a los tiempos de desierto. Las circunstancias que nos tocan vivir, muchas veces son permitidas para que sea quebrado nuestro orgullo, que impide la obra de Dios en nuestros corazones. Las circunstancias que a veces vivimos, quebrantan la cáscara de la vanagloria, es como romper un grueso frasco que contiene perfume, cuando es quebrado, nos liberamos para disfrutar la fragancia de la libertad espiritual. Deuteronomio 8:10, lo concluye así: “Cuando hayas comido hasta quedar satisfecho, asegúrate de alabar al Señor tu Dios por la buena tierra que te ha dado”.

Hagamos esta oración:
“Padre, hoy decido enfocarme en saber que puedo contar con tu ayuda, que jamás me abandona ni defrauda. Dejo a un lado la queja, la arrogancia y la desilusión. Me aferro de tu mano depositando toda mi esperanza y fe en ti, en el nombre de Jesús. Amén”.

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