martes, 27 de septiembre de 2016

¿QUIÉN DIJO QUE NO EXISTEN LOS ÁNGELES DE LA GUARDA? MIRA ESTAS PRUEBAS


¿Llamas a tu Ángel de la Guarda con frecuencia?
Si no lo haces, puedes sorprenderte agradablemente una vez que lo intentes.
Nuestros ángeles están ansiosos por ayudarnos, y no hay nada fuera de su alcance.
Ellos están con nosotros siempre, incluso en la oscuridad de la noche.
Los ángeles que puso Dios para ayudarnos en el camino tienen un comportamiento sutil
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Difícilmente veremos grandes demostraciones de ellos, sino delicados signos y ayudas en el momento en que los necesitamos.
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Y es tal su discreción que a veces caemos, con el tiempo, en la cuenta de que estuvimos presencialmente con uno.
UN MATEMÁTICO RUSO MUESTRA UNA PRUEBA ESTADÍSTICA DE LA EXISTENCIA DE LOS ÁNGELES
Un matemático ruso sostiene haber demostrado que algo invisible, probablemente un ángel de la guarda, trabaja para ayudarnos a evitar malos sucesos.
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Su prueba está en la prevención de desastres, que de otra manera habrían afectado a mucha más gente de lo que lo hacen.
A partir de un minucioso trabajo estadístico de los últimos veinte años, ha demostrado que en barcos, aviones y trenes siniestrados siempre hay menos pasajeros de lo habitual.
La anomalía descubierta es que en unos casos se trata de viajeros que los abandonan antes de tiempo, en otros de pasajeros que llegan tarde.
Durante los últimos 20 años el número de pasajeros que devolvió los billetes en vuelos o recorridos que luego sufrieron un siniestro fue un 18% más alto, que en los casos de los que estos recorridos se realizaron sin problemas.
El director de la investigación, Valeri Isakov, también cita en ella el trabajo realizado en 1958 por el norteamericano James Staunton.
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Éste analizó más de 200 catástrofes ferroviarias de los anteriores 30 años, y sacó la conclusión:
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mientras la media normal de ocupación de los trenes ascendía a un 76%, en trenes que terminaban siniestrados, esa media descendía hasta el 61%, quince puntos menos.
UNA ALTERNATIVA: EL SISTEMA SUBCONSCIENTE DE ALARMA
Para explicar este desfase estadístico, el autor de bestsellers de terror Stephen King recurrió a su propia hipótesis.
Según King, en ocasiones a algunas personas se les despierta lo que él llamó “el sistema subconsciente de alarma”, que nuestros antecesores tenían más desarrollado, y que les permitía salvarse de amenazas inminentes.
Según iba reduciéndose el número de peligros a los que se enfrentaba el hombre esta “alarma” fue atrofiándose.
A King se le despertó la curiosidad cuando se enteró de un hecho.
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16 personas que debían viajar en el interior de un avión que posteriormente se estrelló devolvieron su billete antes del vuelo.
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Y otros tres llegaron tarde, cuando la media de billetes devueltos no suele superar los diez.
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Y el número de viajeros que llega tarde es prácticamente inexistente, según informa RT.

EXPLICACIÓN DEL PADRE FORTEA DE QUIENES Y COMO SON LOS ÁNGELES

Las siguientes son audios y videos donde el Padre Fortea explica con detalle las características de los ángeles basando en las escrituras y otras pruebas.
Versan sobre el aspecto de los ángeles, sus alas, los ángeles de la guarda y los arcángeles.
LA EXPERIENCIA DE SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ CON LOS ÁNGELES
Comentan que San Josemaría Escrivá saludaba primero al ángel de la guarda de la persona antes que a la persona con la que se encontraba.
Y el miso declaró que: “Cuando voy a un oratorio nuestro donde está el tabernáculo, digo a Jesús que le amo, e invoco a la Trinidad.
Después doy gracias a los Ángeles que custodian el Sagrario, adorando a Cristo en la Eucaristía”, solía repetir San Josemaría Escrivá.
San Josemaría Escrivá aprendió de sus padres la devoción al Ángel de la Guarda, quien le ayudaba tanto que un día lo empezó a llamar “Relojerico” por unos problemas que tuvo con su reloj.
San Josemaría, siendo ya sacerdote, cuenta que un día su reloj de bolsillo se detuvo y al estar pasando en ese entonces por una situación económica muy difícil, habló con el Señor.
“Le indiqué que mi Ángel Custodio, a quien Él ha dado más talento que a todos los relojeros, arreglara mi reloj”.
“Pareció no oírme, puesto que volví a mover y a tocar y retocar, en vano, el reloj estropeado.
Entonces […], me arrodillé y comencé un padrenuestro y un ave, que me parece no llegué a terminar, porque cogí de nuevo el reloj, toqué las saetas… ¡y echó a andar! Di gracias a mi buen Padre”, destacó el Santo.
Asimismo, con el despertador descompuesto, era tanta su confianza en su Ángel Custodio que acudía a él para que lo despertase a la hora prevista por la mañana y su compañero celestial nunca le falló. Por esta razón lo llamaba con cariño “Relojerico”.
San Josemaría enseñó siempre a sus hijos que el trato y la devoción a los santos Ángeles Custodios estaba en la entraña de su labor y que era una manifestación concreta de la misión sobrenatural de la Obra de Dios.
Fue justamente un 2 de octubre de 1928, Fiesta de los Ángeles Custodios, que San Josemaría vio lo que Dios quería de él y funda el Opus Dei.

NO ESTAMOS SOLOS EN LA TIERRA
Hay una serie de capas de protección sobre los hombres.
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Una de ella está compuesta por ángeles que nos auxilian.
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Y aún otra más específica son los ángeles de la guarda, que tienen por misión ayudar a cada hombre en su tránsito por la Tierra.
El Catecismo de la Iglesia Católica dice en el 336 lo siguiente: Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión “Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida”.
Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.
A lo largo de la Biblia encontramos que cada alma tiene su propio ángel tutelar. Así, Abraham al enviar a su administrador a buscar una esposa para Isaac, le dice: “Él enviará su ángel delante de ti” (Génesis 24:7).
Las palabras del Salmo 19, que el demonio citó frente a Nuestro Señor (Mateo 4:6) son bien conocidas, y Judith, por su parte, relató su heroica hazaña diciendo: “Como el Señor vive, Su ángel ha sido mi guardián” (13, 20).
Estos pasajes y otros como estos (Génesis 16:6-32; Oseas 12:4; 1 Reyes 19:5; Hechos 12:7; Salmos 33:8), el libro de Tobías recalca esta doctrina más que ningún otro, y San Jerónimo comenta: “la dignidad de cada alma es tan grande, que cada una recibe un ángel guardián desde su nacimiento”.
La ayuda angelical se hace más efectiva cuando nosotros les pedimos a los ángeles de la guarda, pero eso implica que la persona crea en este mundo sobrenatural y luego que establezca una relación para pedirle ayuda.
Hay cristianos que no dan un paso sin pedirle ayuda a su ángel, estableciendo con él una ‘sociedad’ para hacer las cosas, conversando con él, orándole y luego agradeciendo los favores.
Sin bien los ángeles están para ayudarnos en lo que les pedimos no se trata de algo automático, sino que cada pedido debe tener el permiso de Dios.
Por lo tanto si hay algunos pedidos que no se cumplen es porque Dios no lo permitió, y por lo tanto el cumplimiento o no de nuestros deseos por parte del ángel nos da una buena pista de lo que Dios quiere de nosotros y lo que no quiere.
Veamos tres testimonios de la acción de los ángeles en accidentes.

Tan importante como su intervención para salvar sus vidas desde el punto físico, es su intervención para salvarlas desde el punto de vista espiritual. 

ÁNGEL RESCATISTA, TRANSPORTADOR AL CIELO Y SANADOR
En esta historia un matrimonio en el cuarto año de casado tuvo un accidente en una carretera.
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La mujer muere y es llevada al cielo por un ángel y ahí pide volver para cuidar a su hija pequeña.
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Y es el mismo ángel que la lleva al cielo el que produce su sanación.
No sólo la mujer vio al ángel sino que también varios que estuvieron alrededor del accidente.
Vieron como un hombre que no se identificó, salió del bosque para actuar en el accidente y luego volvió el bosque y se perdió en él cuando llegaron los paramédicos.
Era a la noche del 4º aniversario de Dan y Tracey Stadler y en una carretera tuvieron un accidente chocando con un conductor ebrio que iba en dirección contraria por la autopista interestatal.
Dan y Tracey  quedaron atrapados heridos de gravedad dentro del coche y dice Tracey: “El coche entero se llenó de humo. Podía oler el cuero en llamas. Podía oler la carne quemada. 
Yo sabía que iba a empezar a prenderme fuego muy pronto porque no podía respirar. Yo podía sentir mis pulmones ardiendo”.
Mientras tanto varios conductores se pararon para el auxilio y comenzaron a tratar de rescatar del auto que estaba en llamas a la pareja.
La gente que llegó oraba fervientemente dando apoyo espiritual. Entonces vino un hombre que tiró del marco de la puerta del lado del conductor y el vidrio estalló.
Sacó a Dan que estaba prendido fuego y su lado derecho, brazo, pierna estaban quemados. Lo sacaron y lo tiraron sobre la hierba dándole la vuelta para apagar el fuego.
Mientras tanto Tracey permanecía en el auto atrapada, sentía su cara ardiendo, estaba convencida que iba a morir, y comenzó a orar fervientemente: “Me di cuenta, ‘Esto es todo. Me voy’. Así que oré. Dije oraciones que ni siquiera sabía que estaban en mi mente. 
Le dije: ‘Padre te pido que me perdones por mis pecados. 
Tú has dicho que tienes muchas mansiones en el cielo y yo oro para que haya una para mí’. Y yo dije: ‘Por favor, no dejes que me queme hasta la muerte’”. 
“Y entonces miré hacia arriba y allí estaba él. “Cuando digo ‘Él’ es porque era una persona que yo sabía que no era de este mundo.
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Era un enviado del Cielo en una forma angelical. Y en ese momento él simplemente me levantó y me fui con él”. 
“Él me sacó y me puso lejos del lugar del accidente. En ese momento yo sé que dejé mi cuerpo. Sé que lo hice. 
Él me dijo que podía mirar hacia atrás si quería, pero yo no quería. Y a medida que nos alejábamos del lugar del accidente sentía más paz.
¿Y el amor? El amor no se puede explicar; somos demasiado finitos en nuestras palabras. No se puede explicar en términos humanos. 
El amor, es como que estás yendo a casa. No había dolor, ni pesar, sólo anticipación.
Lo único que importaba era mi relación con Cristo. Y me sentí como si estuviera en los brazos de Dios, de Jesucristo mismo”.
Tracey cuenta que en su subida al cielo vio a varios familiares, entre ellos a su abuela que había muerto cuando ella era una niña.
Y fue en ese momento, en la conversación con su abuela, qué le presentó a Megan, su hija, y se dio cuenta que necesitaba volver: “Yo estaba muy emocionada de verla y ella estaba encantada de verme”, dice Tracey,
“Ella me conocía y yo la conocí de inmediato.
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Empecé a ir hacia ella y me detuve y le dije: ‘Megan’ es nuestra hija mayor, quien tenía nueve meses de edad en ese momento.
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Y le agregué, ‘tengo que volver’. Yo sabía que iba a ver el rostro de Dios. Lo sabía. Pero no podía dejar que Megan creciera sola”. 
Y es así que con sólo su pensamiento el ángel empezó a bajarla de vuelta.
“Y empezamos a bajar, y esto fue justo lo contrario de ir para arriba. Fue duro. Hacía frío. Fue rápido, y fue doloroso volver”.
Entonces sintió que  su alma volvió a su cuerpo  dañado, quemado. Tracey cuenta,
“Había otro hombre que estaba detrás de lo que estaba pasando.
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Él estaba orando fervientemente por nuestro rescate y nuestra recuperación.
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Y, dijo que justo cuando el ángel vino a la escena, se le doblaron las rodillas porque sintió el poder sanador de Jesucristo con tanta intensidad que lo dominó y lo abrumó.
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Uno de los equipos de rescate pudo liberar Tracey, y fue entonces cuando el rescatador dijo que ella era tan ligera como una pluma”. 
Entonces el ángel se inclinó sobre ella y le puso las manos sobre su cara.
Tracey dice sobre este hombre: “Él tomó mis manos y supe que me estaba sanando. Y él dijo: ‘Tracey, todo va a estar bien’ Él me sanó”.
Dann agrega sobre este misterioso hombre:
“Se dio la vuelta, miró y cerró los ojos como cualquier hombre lo hace y muy lenta y deliberadamente, dijo, ‘Cuida de Tracey’.
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Nadie sabía nuestros nombres en ese momento. El bolso de Tracey estaba en el coche quemado. Ella fue sacada inconsciente desde el coche.
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Yo no había estado hablando de su nombre, Tracey no había hablado de su nombre para que él supiera su nombre, él sólo pudo haber sido enviado del cielo”.
Luego otros testigos dirían que lo vieron permanentemente al lado del coche y que parecía tener un halo luminoso alrededor.
Cumplida su tarea, el hombre misteriosamente regreso al bosque coincidiendo con que llegaron los trabajadores de emergencia y transportaron a Dan y Tracey a hospitales cercanos.
Pasaron meses de recuperación de ambos cuerpos con fracturas y quemaduras graves, pero dice Tracey, qué recordando lo que pasó, sentía la presencia de Dios cuando oraba.
“Eso me sustentaba” ella dice: “Yo podía sentir la paz de mi cabeza a mis pies cuando oraba para ser llenada del Espíritu Santo. 
Funcionó mejor que cualquier remedio que haya tomado. Realmente lo hizo. Oraba para a estar llena de paz”. 
Dan y Tracey  escribieron un libro llamado a Los ángeles en el Fuego y ahí llegan a la conclusión de que Dios usó el accidente para mostrar su presencia en sus vidas y manifiestan su agradecimiento por haberles dado una segunda oportunidad.

ÁNGEL QUE PROTEGE Y AYUDA A SANAR
Esta es otra historia de ángeles auxiliando para salvar vidas.
Marcus Stanley era un pianista conocido y en un callejón unos hombres le dispararon a 8 veces a quemarropa, pero se salvó según cuenta por la intervención de un ángel.
Stanley era una persona famosa que se dedicaba al Gospel, pero no lo vivía desde una perspectiva religiosa, sino desde una perspectiva de ganar dinero y fama, vivía una vida extravagante, viajaba por todo el país.
El suceso de su casi muerte pasó la noche del 2 de abril de 2004.
Él cuenta que había salido de su casa hacia una tienda pero se dio cuenta que se había olvidado su billetera, entonces se dio vuelta a buscar a la billetera y vio a unos tipos de pie en la esquina que lo estaban viendo.
Se le  acercaron, le preguntaron qué estaba haciendo ahí, le dijeron que se tenía que ir y fue entonces cuando uno de ellos, que tenía una chaqueta de cuero, sacó una pistola y le disparó, cuando cayó le disparó siete veces más.
Y ahí es cuando él dice:
“Vi a un ángel. Cuando lo vi por primera vez fue como un flash, no sabía que me habían disparado”, dijo Stanley.
“Al golpear el suelo fue cuando vi al ángel ponerse en frente de mí. Y lo recuerdo bien. Fue algo instantáneo”
“Medía aproximadamente 1.80 o 1.90 mts. de altura. Era una figura transparente.
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No podría decir si era un hombre o mujer. No vi alas ni nada de eso. Yo vi que era claro, transparente y que estaba delante de mí”.
“Yo sabía que era un ángel sólo porque sentía que me estaba protegiendo”, continuó. “Se puso en una posición con los brazos cruzados en frente de mí”.
Los hombres lo abandonaron pensando que estaba muerto pero aún moribundo, tuvo la posibilidad discar al 911.
Llegaron los paramédicos y pensaron que tenía pocas posibilidades de sobrevivir, mientras él decía: “Yo estaba pidiendo ‘Dios ayúdame. Ayúdame ahora’”, recordó Stanley. “Sólo recuerdo que intentar permanecer despierto sería la clave”.
Él pensaba que estaba como en una película viendo las cosas de arriba y su vida empezó a pasar frente a él.
Fue llevado al hospital, y en el block de cirugía recordó la cara familiar que había visto cuando le dispararon,
“Vi un montón de médicos y enfermeras de pie y recuerdo mirar cómo me estaban preparando para la cirugía.
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Recuerdo haber visto al mismo ángel que estaba en la calle y el ángel estaba también con los brazos cruzados.
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No hizo nada ni dijo nada. Estaba algo así como asintiendo con su cabeza”. 
La tarea de los cirujanos fue ardua, tuvieron que coser el colon, la mitad de su estómago quedó eliminado, le tuvieron que extirpar el vaso y la mitad del páncreas.
Esto le significó meses de rehabilitación, aprender a caminar de nuevo y tuvo una secuela en la que no sentía el brazo derecho, con lo que todos pensaron que se había terminado su carrera de músico.
Pero estaban equivocados tuvo una recuperación increíble pero con un precio alto, porque para aliviar el dolor tuvo que recurrir a fuertes analgésicos y a las drogas, se hizo adicto y entró en una fuerte depresión.
Y un día llegó a un punto desesperado: “Llegué a un punto en el que en mi desesperación dije, ‘No puedo seguir con esto’. 
Y fue entonces cuando todo cambió para mí, al decir: ‘Yo necesito a Jesús’. Me tomó mucho tiempo para llegar allí”, dijo Stanley.
Hoy Stanley viaja por el mundo compartiendo su historia y tocando música góspel, pero ahora es parte de su misión en la vida.
Fue una dolorosa tragedia que lo acercó a Dios por la intervención de un ángel para cuidarlo, que cambió el rumbo de su vida.

UN TESTIGO VIO LEGIONES DE ÁNGELES CONSOLANDO
Hace más de una décadas, una agente del FBI presenció un hecho sobrenatural en una tragedia.
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Legiones de ángeles custodiando el lugar donde había caído el vuelo 93, el único de los 4 que no llegó a destino y que iba rumbo a Washington.
Y ahora ha escrito un libro donde cuenta su experiencia y se pregunta ¿por qué yo?, ya que su vida no ha sido un dechado de virtudes.
Es que los ángeles de Dios están ahí para ayudar a los hombres, crean en ellos o no. No son entidades que sólo se presentan a personas que aprenden a canalizarlos como creen algunas doctrinas esotéricas.
Y se hacen más visibles en momentos de tensión, drama y dolor, como es el caso, porque el mensaje que queda es que los ángeles estaban allí para consolar y mostrar la presencia de Dios.   

EL VUELO 93 QUE SE ESTRELLA
El vuelo 93 de United Airlines, del 11 de septiembre de 2001, cubría el trayecto entre el Aeropuerto Internacional de Newark (New Jersey) y el Aeropuerto Internacional de San Francisco, en los Estados Unidos, con un avión Boeing 757.
Fue uno de los 4 aviones secuestrados por Al-Qaeda durante los atentados del 11 de septiembre.
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El avión fue tomado por 4 secuestradores y es el único que no llegó a su objetivo.
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Lo llevaban rumbo a Washington pero no se sabe cuál era el blanco.
El Boeing 757 se estrelló antes de llegar a su destino alrededor de las 10:03 de la mañana en un campo abierto en Shanksville (Pensilvania). Todos los que iban a bordo murieron y no causó víctimas en tierra.
LILLIE LEONARDI LLEGA A LAS ESCENA DEL ESTRELLAMIENTO
Lillie Leonardi sirvió como enlace entre la policía y los familiares de los pasajeros y tripulantes muertos en el vuelo 93 de United Airlines. Llegó a la escena unas tres horas después del accidente.
Aunque el libro de Leonardi, “A la sombra de un distintivo: una memoria espiritual”, se centra en su visión de los ángeles, ella sostiene que su vida cambió más por lo que no vio ese día.
“Lo más importante para mí es que no hay cuerpos”, cuenta al Huffington Post.
Leonardi, de 58 años, recuerda con escozor el olor penetrante en sus fosas nasales del combustible del jet y los árboles quemados.
También recuerda un cráter humeante lleno de escombros demasiado pequeño como para asociarse con el avión con 40 pasajeros y la tripulación a bordo.
“Estoy acostumbrada a las escenas del crimen, pero ésta me dejó fuera del agua. Simplemente parecía que la tierra se había tragado” el avión, dice Leonardi.

VIO LEGIONES DE ÁNGELES
La mujer asegura que vio legiones de ángeles custodiando el lugar de Pennsylvania donde se estrelló uno de los aviones secuestrados el 11S, el día de los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York.
“Ahí es cuando empecé a ver las luces relucientes, con una especie de niebla, y fue entonces cuando vi por primera vez a los ángeles“, dice Leonardi.
“Y no dije nada a los chicos porque se pueden imaginar, si yo hubiera dicho ‘acabo de ver ángeles en el lugar del accidente’ en un llamado a la oficina, habrían pensado: `Ella perdió la cabeza’, y hubiesen dicho que volviera a casa”.
Leonardi guardó su experiencia para sí misma durante casi dos años.
Las dolencias físicas y emocionales que surgieron y se conocieron más tarde por el estrés post-traumático relacionado con el trastorno hicieron que dejara las revelaciones de lado por un tiempo.
Recién pasado el momento más traumático comenzó a decirle a un estrecho círculo de amigos y colegas lo que vio, incluyendo Kenneth McCabe, su ex supervisor.
VARIAS REACCIONES
McCabe, de 61 años, ahora retirado cerca de Cocoa Beach, Florida, fue jefe de sección de la respuesta operativa del FBI aquel 11 de septiembre de 2001. Él dijo: “Yo le creo. He leído el libro entero”, dijo McCabe a The Associated Press.
“Yo sé que ella cree en el cien por ciento de lo que vio. Yo sé que ella es una persona sana, así que no voy a descreer de lo que ella dice que vio.”
El padre Ron Lengwin, vocero de la Diócesis Católica Romana de Pittsburgh, también la entrevistó en su programa semanal de radio. 
“No tengo ninguna razón para creer que no vio a los ángeles”, dice Lengwin.
“Creo que no es sorprendente para mí que Dios pueda optar por decir que él estaba presente allí para dar consuelo a las personas”.
Fuentes:

Foros de la Virgen María

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