lunes, 27 de febrero de 2017

¿QUÉ HACE MI ÁNGEL DE LA GUARDA EN MI DÍA A DÍA?


Es sorprendente la gran bondad de Dios al crear y pensar en la realidad de los ángeles en medio de nosotros.

“¿Cómo pueden los ángeles estar lejos, cuando nos fueron dados por Dios para ayudarnos? Ellos no se apartan de nosotros, aunque aquel que es asaltado por tentaciones, piense que están lejos” (San Ambrosio)

Cómo he aprendido en los últimos tiempos sobre la realidad angélica… Me sorprendo con la gran bondad de Dios al crear y pensar en la realidad de los ángeles en medio de nosotros.
Son tantas y tan profundas las enseñanzas de la realidad sobre los ángeles, que en un único artículo no se lograría comentar todo, pero creo que vendrán otros artículos en el futuro…

La primera realidad que quiero despertar en ti es:
Dios en su infinita misericordia, y sabiendo de nuestra constante debilidad, no quiso dejarnos solos y desamparados, y destinó para cada uno de sus hijos al nacer un ángel, que llamamos ángel de la guarda.

Este ángel que nos es dado tiene una misión de suma importancia, la de llevarnos a la eternidad con Dios. Pues sabemos que cada uno de nosotros nacemos para la eternidad, pero nuestra vida y Dios dirán si será una eternidad con Dios, o una eternidad sin Dios.

De cualquier forma, a nuestro lado está nuestro ángel de la guarda.

Corremos el riesgo de asociar siempre la imagen de nuestro ángel de la guarda con aquellos grabados en que en general vemos pintados “angelitos” bonitos, “coloridos” y “frágiles”. Qué error tremendo comentemos cuando transferimos esta imagen a nuestra relación personal con él, pues terminamos creyendo que nuestro ángel no es tan fuerte y poderoso.

Por el contrario, nuestro ángel es un ángel poderoso, un ángel experimentado en las cosas de Dios y en los misterios de Dios. Mi ángel de la guarda y el tuyo vieron cómo fue expulsado del cielo Satanás cuando se rebeló contra Dios, y fueron testigos “oculares”. Nuestro ángel de la guarda vio todas esas cosas que sucedieron e incluso pasaron por la prueba de escoger o no a Dios. Eso es muy bello de pensar y meditar…

Pero tú puedes estar pensando: Pero ¿mi ángel de la guarda no fue creado cuando nací?

La respuesta es no. Todos los ángeles que serían necesarios por voluntad de Dios fueron ya creados cuando Dios creó a los ángeles. Es como si en un único acto Dios creara a los miles de ángeles que existen hoy. Dios no los creó en otro momento y no crea más hoy en día.

Todos ellos fueron creados y todos fueron puestos a prueba. Y si tú y yo tenemos un ángel de la guarda, es porque él pasó la prueba.

Los ángeles son clasificados en clases y jerarquías, y es como si existieran ángeles de una “clase” que al nacer un hijo de Dios, están destinados a ser un ángel de la guarda. Así sucede conmigo y contigo.

La Palabra de Dios dice que: “Pues en la resurrección, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el cielo” (Mt 22, 30).

San Juan de la Cruz nos dice así: “Los ángeles son nuestros pastores; no sólo llevan a Dios nuestros mensajes, sino que también nos traen mensajes de Dios. Ellos nutren nuestras almas de dulces inspiraciones y de comunicaciones divinas; son buenos pastores que nos protegen y nos defienden contra los lobos, es decir, contra los demonios”.

San Hilario habla así: “Los ángeles nos ayudan en nuestra lucha para mantenernos fuertes contra los poderes del mal. (…) Los espíritus puros fueron enviados para el rescate de la raza humana. En realidad, por nuestra debilidad, si los ángeles no vinieran a socorrernos, no podríamos resistir a los ataques de los espíritus malignos”.

Y para concluir, una linda frase que no intenta llevarnos a la comodidad ni aspira a hacernos perezosos, sino que puede ser una vía de gran ayuda en nuestro camino espiritual, y así lo enseña san Juan María Vianney: “Si estás imposibilitado para orar, escóndete detrás de tu buen ángel y pídele que rece en tu lugar”.

Espero que cada uno de nosotros retome con determinación,  pues tenemos mucho que aprender de este pastor y amigo fiel.


Por Danilo Gesualdo en Livres de todo mal

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