jueves, 31 de agosto de 2017

OCCIDENTE ENVEJECE Y SE ESTÁ QUEDANDO SÓLO; ¿QUÉ HACER?


¿Tiene la cultura occidental cristiana alguna respuesta?
Por: Ángel Gutiérrez Sanz | Fuente: Catholic.net
Con la muerte de Dios, Occidente creía haber iniciado la etapa de sus sueños. Todo parecía tan idílico… Por fin el hombre había alcanzado su plenitud, podía hacer lo que quisiera sin tener que rendir cuentas a nadie y ser feliz en una sociedad del bienestar creada a su medida. En pocas generaciones se produjo  un vuelco tal, que lo que venía siendo fundamental en la vida de los hombres y mujeres y en el  gobierno y ordenación de los pueblos, fue olvidado y lo que es más triste comenzó a ser motivo de vergüenza. Así mientras los católicos de Europa y sobre todo en España, se escondían en el armario, otras expresiones dizque de "libertad" salían de él.
El proyecto europeísta nació bajo el signo del optimismo, pensado que resultaría tan atractivo  al resto del mundo que acabaría por  acogerlo con los brazos abiertos; pero  no fue así y hete aquí que la respuesta religiosa por parte del Islamismo fue bastante distinta a la dada aquí en casa por cristianos y católicos, que  en todo momento se mostraron contemporizadores, sumisos y silenciosos. El mundo islámico desde el primer momento dejó muy claro que no renunciaba a la sociedad del bienestar alcanzada en Occidente y que estaba dispuesto a compartir esta parte de su proyecto aportando los petrodólares que fueran necesarios; pero que eso de una sociedad secularizada y de un régimen político al margen  de Dios y de sus mandatos, ni hablar. Y  es así como comenzó el lío.

El tercer milenio  se  abría con malos augurios. La red yihadista  Al Qaeda perpetraba el horrendo  atentado de las torres gemelas, que fue el detonante de una escalada de violencia, dando lugar a una posterior intervención militar por parte de Estados Unidos, con el apoyo de otras potencias europeas, primero en Afganistán, luego en Irak  y más tarde en Libia. El hecho es que lejos de solucionar la crisis ésta se fue agudizando y los atentados terroristas se han ido sucediendo sin tregua. Esta vez le ha tocado el turno a los pacíficos transeúntes de las Ramblas de Barcelona y mañana nadie sabe dónde estará ubicado el escenario  del terror.

Después de haber alborotado el avispero ahora no se sabe cómo apaciguarlo. El terrorismo preocupa a  un Occidente que por todos los medios trata de liberarse de él, aplicando medidas preventivas, intensificando la vigilancia policial, endureciendo las leyes y  poniendo en práctica respuestas contundentes; pero mucho me temo que esto no va a disuadir a quienes están decididos a morir matando. Tendremos que preguntarnos por qué está sucediendo lo que sucede, dónde está el origen, cuales son las causas y cuando lo sepamos, sólo entonces, sabremos qué remedios pueden ser lo más  eficaces para erradicar este cáncer.

En cualquier caso, resultaría miserable  e injusto que los promotores de la Europa atea y descreída, desvirtuando el significado de lo que está pasando, tomaran pie para decir que en nombre de Dios se está matando, que se le invoca para sembrar el terror y que ello sería un argumento más para hacer desaparecer la religión de la faz de la tierra. No es la primera vez que  situaciones como ésta se han aprovechado para lanzar el mensaje  de que la verdadera paz y tolerancia entre las gentes y los pueblos sólo se puede alcanzar en un  contexto puramente laicista, o que  el ateísmo es sinónimo de liberación y progreso.

Vamos a ser serios. El que un grupo de desalmados utilicen el nombre de Dios en el momento de perpetrar un atentado no quiere decir que Dios esté con ellos, ni tampoco que estén apoyados por la religión a la que dicen pertenecer.  En realidad estamos hablando  de un grupo marginal fanático radicalizado, que sólo se representan a sí mismos, sin que se pueda confundir el yihadismo con islamismo como tampoco, en estos momentos, se pueda meter en el mismo saco Occidente  y el cristianismo.   

Para entendernos, podíamos decir que Al Qaeda no pasa de ser un avispero incomodo, capaz de perturbar los plácidos sueños de  los europeos y de los  americanos, pero con pocas posibilidades de poderle disputar a Occidente la hegemonía cultural en el mundo. El peligro de que esto pueda suceder  viene de otras culturas emergentes, sobre todo de la constelación musulmán de los suníes y chiíes, que se está extendiendo a ritmo vertiginoso, así, mientras que en Occidente por culpa del aborto , la desintegración familiar, las prácticas homosexuales  y  la ideología de género, ha descendido ostensiblemente la población hasta llegar a un índice de crecimiento demográfico negativo  (1, 4 aproximadamente) en el mundo musulmán tal índice es altísimo, situándose en un 8,1. Si a esto unimos el fenómeno de la inmigración y el hecho constatado de que la edad media es mucho más baja en la población musulmana que en la europea, podemos llegar a la conclusión de que los 50 millones de musulmanes existentes en suelo europeo en el año 2006 se pudieran convertir en 100 millones allá por el año 2050.  Lo cual quiere decir que si estas previsiones se cumplen, Europa llegaría a quedar invadida pacíficamente por musulmanes, sin necesidad de utilizar las armas  y sin necesidad de violencia alguna.

No es esto solo, había que añadir además la pérdida de valores, la deshumanización y el vaciamiento espiritual sufrido por Europa después de haber  quedado huérfana de Dios. El relativismo gnoseológico nos ha llevado a cuestionar la verdad y el relativismo ético el bien; nos hemos quedado sin referencias y criterios objetivos a expensas solamente de la  caprichosa voluntad humana, que nos ha llevado a creer que todo es igualmente válido. El nihilismo existencialista ha venido a vaciar nuestras vidas del sentido profundo, nos ha despojado de las finalidades últimas, arrebatándonos también toda esperanza trascendente. El concepto y la dignidad de la  persona han quedado reducidos a meros conceptos metafísicos abstractos, difíciles de traducir en la vida real.  Ante este panorama tan desolador uno no puede por menos que recordar las premoniciones de Oswald Spengler y decir con infinita tristeza que el fin de la cultura europea puede que esté próximo.

Aún en la cúspide de la prosperidad material, los signos de envejecimiento y decadencia en Occidente son manifiestos. Los sistemas económicos de rancio abolengo, llamados a proporcionarnos un alto nivel de vida y hacernos olvidar el rico legado del humanismo cristiano, puede que hayan alcanzado macroeconomías saneadas, pero  lo  que no han logrado es ponernos a salvo de la  voracidad del materialismo consumista y deshumanizador. Esas dos generaciones que crecieron a la sombra del sueño americano dan muestras de cansancio y hoy ya ni siquiera este sueño puramente materialista existe  para la inmensa mayoría. 

A la Europa descreída y sin valores se le están acabando los créditos y ve como se extingue la llama del espíritu. La ciencia, que en su día fue presentada como sustituta de la religión, no va a poder salvarla. Lenta pero inexorablemente su hegemonía en el mundo va eclipsándose. El predominio cultural, filosófico, religioso e incluso político y económico, cada vez más van siendo ya cosas del pasado. En el pulso que previsiblemente Occidente va a tener que mantener con otras culturas, como puede ser la islamista ¿Con qué bagaje  se va a presentar?  ¿Cuál va a ser su fuerte en el enfrentamiento dialéctico,  que tarde o temprano habrá de librarse?

La grandeza de espíritu, junto con  los elevados ideales, son imprescindibles para la continuidad  en la vida de los pueblos, ¿cuáles son los de Occidente? y sobre todo quienes nacieron con la mesa puesta y fueron hijos de la abundancia ¿Estarían dispuestos a luchar y hasta morir por ellos?

Tal como están las cosas y teniendo en cuenta el peligro de una invasión pacífica de Europa por parte de los musulmanes, a mí sólo se me ocurren dos salidas de emergencia a la actual situación. Una sería tratar de integrar a la población musulmana asentada  en nuestro suelo, con el fin de que la cultura vigente occidental no se viera comprometida; pero sucede  no obstante  que las dificultades para que esto se produzca son enormes, casi imposibles de salvar, porque  se arranca de cosmovisiones distintas, casi contrapuestas, sin que haya una respuesta compartida entre el mundo islámico y el occidente secularizado, tanto en el campo antropológico como en el religioso; tampoco en lo político, sobre todo por lo que se refiere al sistema por el que se han de gobernar los pueblos. En este sentido  el sistema teocrático del islamismo choca frontalmente con el sistema  democrático de Occidente. A un creyente musulmán le resulta casi imposible de aceptar que el parlamento pueda legislar algo que vaya en contra de lo prescrito en el Corán. Un creyente no podrá aceptar nunca que la legitimidad de algo venga marcada por la decisión mayoritaria del Parlamento y no por la voluntad de Alá. Un creyente nunca podría aceptar que el plano político esté por encima del plano religioso o que éste no tenga una relevancia en la vida pública. Un creyente nunca podría aceptar que a  la verdad y al bien se le nieguen valor absoluto y universal y por supuesto nunca podría aceptar que el laicismo y la inmanencia desplazaran a la religiosidad y a la trascendencia en la vida ordinaria de las personas. En fin la lista podía ser interminable; por eso la incorporación incondicional de los musulmanes al proyecto secularizado de Occidente sería poco menos que impensable. Incluso en aquellos puntos negros de la cultura musulmana que están pidiendo una urgente revisión, como puede ser la situación marginal de las mujeres, tampoco  la respuesta de Occidente resulta  satisfactoria, porque si es verdad que hay que acabar con la marginalidad femenina, las mismas mujeres musulmanas serían las primeras en negarse a pagar un precio tan alto como sería el tener que aceptar la ideología de género.


La otra solución más eficaz y factible estaría en la recristianización de Occidente. Se necesita reavivar la llama  del espíritu e imbuir de savia cristiana  a los pueblos y naciones de Europa, a sus instituciones, a la sociedad, a las familias y a sus moradores. Occidente aún no está muerto, todavía puede  recuperarse y volver a la grandeza y el esplendor de otros tiempos, volver a ser  foco de luz en medio de la noche oscura. Estamos en una situación parecida a la que se encontraron los primeros cristianos y si ellos pudieron ¿Por qué no ahora?.....  En todos los continentes del mundo el cristianismo está experimentando un auge. Naciones como China, Rusia, Japón, la India, Burkina–Faso, Singapur, Vietnam, Bangladesh, Corea del Sur etc.,  están volviendo su mirada a Cristo; entonces ¿por qué no pensar que esto mismo pudiera suceder en el lugar mismo que  sirvió de cuna al  cristianismo naciente? Europa tiene que olvidarse de los prejuicios del materialismo ateo y pensar que la fe en Cristo le hará más feliz, más libre, más humana, más esperanzada, más justa, incluso más próspera y cuando se sienta poseedora de este don, podrá lanzarse, entonces sí,  a la conquista de todos los mundos con la seguridad de que con la fuerza invencible del espíritu nadie se le podrá resistir.

LA IGLESIA: DROGAS Y ADICCIÓN A LAS DROGAS


La Iglesia está comprometida en la recuperación de los adictos.

Por: Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María | Fuente: www.corazones.org

La adicción a la droga, el juego, alcohol, etc. lleva a la persona a perder la libertad sobre su propio comportamiento, a la destrucción de la familia y a la ruina social.

LA IGLESIA ESTÁ COMPROMETIDA EN LA RECUPERACIÓN DE LOS ADICTOS.

La adicción es un estado de dependencia a algo. Aunque generalmente se refiere al alcohol, las drogas y los juegos de azar, hay muchas otras adicciones, por ejemplo la pornografía. El adicto adquiere un aumento de tolerancia a la sustancia, pero también queda atado al hábito de consumo. Experimenta una creciente dificultad para dejar la droga, sustancia o experiencia. El miedo a los síntomas de retiro de la sustancia es el mayor obstáculo, aún para personas que están convencidas, en el campo moral, que debieran de superar la adicción.

Los programas de recuperación seculares ofrecen algunos medios positivos, pero solos no pueden llegar a la raíz espiritual del problema. El hombre es criatura y depende de Dios. Sin Dios el hombre queda vacío y termina dependiendo de otras cosas. Sólo un retorno a Dios puede verdaderamente liberar al hombre. El hombre sin Dios no tiene las fuerzas para liberarse. Dios puede actuar por medio de programas seculares para ayudar a la recuperación pero, sin una apertura a Su gracia, el alma seguiría vacía.

El Papa Juan Pablo II intervino en el tema de la adicción en más de 360 ocasiones. Cristo ha venido a sanar al hombre cuerpo y alma. El estudio de la adicción ha contribuido a desarrollar la teología moral Católica en cuanto a comprender la culpa subjetiva. El adicto pierde el control de su vida y necesita insertarse en un cuerpo donde experimente el amor de Dios. Solidaridad: esta necesidad del convivir con otros en un ambiente con fundamentos cristianos de moral es necesario para todo ser humano. Comprender esto ha hecho posible un mejor y más efectivo cuidado pastoral de los adictos.

El Espíritu Santo ha suscitado varios movimientos apostólicos en la Iglesia que ministran a los adictos.


LA IGLESIA: DROGAS Y ADICCIÓN A LAS DROGAS

El Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios abordó la cuestión de las drogas en un manual pastoral titulado “La Iglesia: Drogas y Adicción a las Drogas”, publicado en el 2001. Desde un punto de vista moral la Iglesia no puede aprobar el consumo de drogas, explicaba el texto, porque implica una renuncia injustificada a pensar, querer y actuar como personas libres (N. 43).

El consejo decía que los individuos no tienen el “derecho” a abdicar de su dignidad personal o a dañarse a sí mismos. La liberalización de las leyes que controlan las drogas, advertía el consejo, corre el riesgo de crear una clase inferior de seres humanos subdesarrollados, que dependen de las drogas para vivir. Esto sería un abandono del deber del Estado de promover el bien común (No. 51).

En lugar de extender el acceso a las drogas, el manual proponía una mayor educación que enseñe a las personas el verdadero sentido de la vida y dé prioridad a los valores, comenzando por los valores de la vida y el amor, iluminados por la fe. La Iglesia también propone una terapia de amor y dedicación a las necesidades de los adictos para ayudarles a superar sus problemas (N. 53-55). Soluciones que será difícil poner en práctica, pero que ofrecerán un remedio acorde a la dignidad humana-

A continuación extracto de la Carta a los agentes sanitarios, 1995 del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios.


LA DEPENDENCIA

92. La dependencia, desde el punto de vista médico-sanitario, es una condición de hábito a una sustancia o a un producto -como fármacos, alcohol, estupefacientes, tabaco- por los cuales el individuo sufre una incoercible necesidad, y cuya privación puede ocasionarle turbaciones psicofísicas. El fenómeno de la dependencia presenta en nuestra sociedad una creciente, preocupante y en ciertos aspectos dramática escalada. Este hecho está en relación, por un lado, con la crisis de valores y de sentido por la cual atraviesa la sociedad y la cultura de nuestro tiempo, por otro lado, con el stress y las frustraciones generadas por el eficientismo, por el activismo y por la elevada competitividad y anonimia de las interacciones sociales. Indudablemente los males causados por la dependencia y su curación no le pertenecen exclusivamente a la medicina. Pero de todos modos le compete una gestión cercana preventiva y terapéutica propia.


DROGA

93. La droga o tóxicodependencia es casi siempre la consecuencia de una reprobable evasión de la responsabilidad, una contestación apriorística contra la estructura social que es rechazada sin propuestas productivas de razonables reformas, una expresión de masoquismo motivada por la carencia de valores. Quien se droga no comprende o ha perdida el sentido y el valor de la vida, exponiéndola así a riesgos y peligros, hasta perderla: muchos casos de muerte por sobredosis son suicidios voluntarios. El drogado adquiere una estructura mental nihilista, prefiriendo superficialmente el nada de la muerte al todo de la vida.

94. Desde la dimensión moral "el drogarse es siempre ilícito, porque comporta una renuncia injustificada e irracional a pensar, querer y obrar como persona libre". El juicio de ilicitud de la droga no es un dictamen de condena al drogado. Él vive la propia situación como una "pesante esclavitud", de la cual tiene necesidad de ser liberado. La vía de recuperación no puede ser ni la de la culpabilidad ética ni la de la represión legal, sino impulsar sobre todo la rehabilitación que, sin ocultar las eventuales culpas del drogado, le favorezca la liberación y reintegración.

95. La desintoxicación del drogado es más que un tratamiento médico. Por otra parte, los fármacos poco o nada pueden. La desintoxicación es una intervención integralmente humana, orientada a "dar un significado completo y definitivo a la existencia" y a restituirle al drogado aquella "autoconfianza y saludable estima de sí" que le ayuden a reencontrar el gozo de vivir. En la terapia recuperativa del tóxicodependiente es importante "el esfuerzo de conocer a la persona y comprender su mundo interior; conducirlo hacia el descubrimiento o al redescubrimiento de la propia dignidad de hombre, apoyarlo para que le resuciten y crezcan, como sujeto activo, aquellos recursos personales que la droga había sepultado, mediante una segura reactivación de los mecanismos de la voluntad, dirigida hacia firmes y nobles ideales".

96. La droga es contra la vida. "No se puede hablar de la «libertad de drogarse» ni del «derecho a la droga», porque el ser humano no tiene la potestad de perjudicarse a sí mismo y no puede ni debe jamás abdicar de la dignidad personal que le viene de Dios" y menos aún tiene facultad de hacer pagar a los otros su elección.


ALCOHOLISMO

97. A diferencia de la droga, el alcohol no está deslegitimado en sí mismo: "un uso moderado de éste como bebida no choca contra prohibiciones morales". 200 Dentro de límites razonables el vino es un alimento. "Es condenable solamente el abuso" el alcoholismo, que crea dependencia, obnubila la conciencia y, en la fase crónica, produce graves daños al organismo y a la mente.

98. El alcohólico es un enfermo necesitado tanto de tratamiento médico como de ayuda a nivel de solidaridad y de la psicoterapia; Por eso, se deben poner en ejecución acciones de recuperación integralmente humana.


TABAQUISMO

99. También para el tabaco la ilicitud ética no concierne al uso en sí mismo, sino al abuso. Actualmente se afirma que el exceso de tabaco es nocivo para la salud y crea dependencia, ya que induce a reducir siempre más el umbral del abuso. El fumar crea un problema que ha de manejarse por disuasión y prevención, desarrollándolas especialmente mediante la educación sanitaria y la información, aún de tipo publicitario.


PSICOFÁRMACOS

100. Los psicofármacos conforman una categoría especial de medicina tendientes a controlar agitaciones, delirios y alucinaciones o a liberar del ansia y la depresión.

101. Para prevenir, contener y superar el riesgo de la dependencia y del hábito, los psicofármacos están asumidos bajo control médico. "Rige la misma instancia sobre la indicación médica de sustancias psicótropas para aliviar en casos bien determinados sufrimientos físicos o psíquicos, aunque también conciernen criterios de gran prudencia, para evitar peligrosas formas de hábito y de dependencia". "Es responsabilidad de las autoridades sanitarias, de los médicos, del personal directivo de los centros de investigación dedicarse a reducir al mínimo estos riesgos mediante adecuadas medidas de prevención y de información".

102. Suministrados con finalidad terapéutica y con el debido respeto a la persona, los psicofármacos son éticamente legítimos. Rigen para ellos las condiciones generales de licitud de la intervención curativa. En particular, se exige el consentimiento informado y el respeto al derecho de rechazar la terapia, teniendo en cuenta la capacidad de decisión del enfermo mental. Como también el respeto al principio de proporcionalidad terapéutica en la elección y suministro de estos fármacos, sobre la base de un estudio cuidadoso de la etiología de los síntomas o de los motivos que inducen a una persona a solicitar el fármaco.

103. Es moralmente ilícito el uso no terapéutico y el abuso de psicofármacos llevado al punto de ser potencializadores del funcionamiento normal o a procurar una serenidad artificial y eufórica. Utilizados en esta forma, los psicofármacos son semejantes a cualquier sustancia estupefaciente, por eso se aplica para ellos los juicios éticos ya formulados respecto a la droga.


PSICOLOGÍA Y PSICOTERAPIA

104. En casi toda la patología del cuerpo está ya demostrado un componente psicológico ya sea como con-causal o como resonancia. De esto se ocupa la medicina psicosomática, que sostiene el valor terapéutico de la relación médico-paciente. El agente de la salud ha de esmerarse en la interacción con el paciente, de modo tal que su sentido humanitario refuerce la profesionalidad y la competencia y, así, éstas resulten más eficaces por su capacidad de comprender al enfermo. El acercamiento pleno de humanidad y de amor al enfermo, procurado por una visión integralmente humana de la enfermedad y avalado por la fe, se inscribe en esta eficacia terapéutica de la relación médico-enfermo.

105. Malestares y enfermedades de orden psíquico pueden afrontarse y tratarse con la psicoterapia. Ésta comprende una variedad de métodos que consienten que una persona le ayude a otra a sanarse o al menos a mejorarse. La psicoterapia es esencialmente un proceso de crecimiento para la persona, es decir, un camino de liberación de problemas infantiles, o de conflictos pasados, y de promoción de la capacidad de asumir identidad, rol, responsabilidad.

106. Como intervención curativa la psicoterapia es moralmente aceptable; pero con el respeto a la persona del paciente, en cuya interioridad él permite entrar. Tal respeto obliga al psicoterapeuta a no violar la intimidad ajena sin su consentimiento y a obrar dentro de los límites que le impone el mismo paciente. "Así como es ilícito apropiarse de los bienes de otro o atentar contra su integridad corporal sin su aprobación, igualmente no es tolerado entrar contra su voluntad en su mundo interior, cuales sean las técnicas y los métodos empleados".

El mismo respeto obliga a no influenciar y forzar la voluntad del paciente. "El psicólogo verdaderamente deseoso de buscar solo el bien del paciente, se
mostrará muy atento de respetar los límites fijados a su labor por la moral, dado que él, por así decirlo, tiene en la mano la facultad psíquica de un hombre, su capacidad de obrar libremente, de realizar los más elevados valores que comportan su destino y su vocación social".

107. Desde el punto de vista moral las psicoterapias privilegiadas son la logoterapia y el counselling. Pero todas son admisibles, a condición de que sean administradas por psicoterapeutas guiados de un elevado sentido ético.

LA MIRADA DE DIOS


Es la mirada de un Padre ante su hijo pequeño, una mirada que reconforta, llena al alma de paz, robustece, alienta y da seguridad.
Por: H. Roberto Allison, LC | Fuente: elblogdelafe.com
«Adán, ¿dónde estás?» : es el lamento de Dios que hace ante el hombre, salido de sus manos, que huye de él. «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí».  El hombre escapa de Dios, se esconde de su Creador. Rehúye de su mirada y siente vergüenza cuando éste pasa a su lado. Ya no aguanta ver su rostro.

«Adán, ¿dónde estás?» Esta pregunta compasiva que hiere el alma de compasión, casi un ruego, se viene repitiendo a lo largo de la historia de la humanidad. El hombre teme la mirada de Dios. No soporta verlo. Y prefiere esconderse, apartarse lejos de Él, mirar las creaturas, volcarse hacia ellas antes que observar el rostro divino.

¡Qué grande es el poder de la mirada! Hay miradas que alegran, tranquilizan. Miradas que sanan y curan. Miradas con ojos claros, compasivos, transparentes y sinceros, rebosantes de amor, ternura y misericordia. Unas despiertan compasión, otras hay que dignifican, algunas que perdonan. Miradas puras, inocentes, infantiles o llenas de experiencia y surcadas por la presencia de la sabiduría. Existen  – ¡ay!- miradas que hieren, que lastiman. Que matan. O que cosifican, volatilizan, que quitan la dignidad. Miradas que degradan y prostituyen. Miradas sucias, seductoras o desafiantes, inyectadas de odio, furia, coraje. De lujuria. Miradas de cobardes, de altivos, soberbios y orgullosos. Miradas meduseas que petrifican, que succionan, que asesinan.

Adán escapa de la mirada de Dios y desde entonces todo el género humano busca retraerse del rostro de un Ser, que al parecer, sólo quiere humillar y castigar. Nos mira para condenarnos. Es lo que Jean Paul Sartre dice en una de sus biografías: “Durante varios años aún, mantuve relaciones públicas con el Todopoderoso; en privado, dejé de tratarme con Él. Una sola vez tuve el sentimiento de que existía. Había estado jugando con cerillas y había quemado una pequeña alfombra. Me disponía a maquillar mi delito, cuando, súbitamente, Dios me vio. Sentí su mirada dentro de mi cabeza y en mis manos. Me puse a dar vueltas por el cuarto de baño, horriblemente visible, como un blanco viviente. La indignación me salvó: me enfurecí contra una indiscreción tan grosera; blasfemé […] Nunca me volvió a mirar.”

¿Pero de verdad Dios mira así al hombre? ¿Le genera tanto asco la obra que salió de sus manos? El dios de Sartre, esa especie de re-encarnación del ojo de Saurón, que todo lo penetra y observa para después aplastar, que nos hace sentir como “blancos vivientes”, será el dios de los griegos algo modernizado, o un funesto ídolo pagano. ¡Y cuántos cristianos aún piensan que Dios los mira así! Pero ése no es el Dios cristiano, el Dios de la revelación, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.

Dostoievsky, ese gigante del espíritu del que aun tenemos tanto que aprender, llegó a escribir estas líneas muy conmovedoras: «Tan grande como la alegría de una madre que contempla la primera sonrisa de su hijo es la de Dios cuando ve que un pecador se arrodilla y reza”. Hay que proclamar esto a los cuatro vientos: ¡La mirada de Dios hacia sus hijos es una mirada tierna, llena de compasión y misericordia! “Eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la humanidad en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida. No temas, que yo estoy contigo». (Is 43, 4-5) dice en la Escritura.

Es la mirada de un Padre ante su hijo pequeño, una mirada que reconforta, llena al alma de paz, robustece, alienta y da seguridad. Cristo nos hace patente y visible esa mirada: esa misma mirada logró transformar el alma de Zaqueo el publicano y recobró la dignidad de la pecadora pública. Una mirada discreta y potente, la cual conquistó a Mateo, a Pedro, a Juan. Y sigue conquistando miles de corazones enloquecidos una vez que se percatan del amor intenso y personal de esa mirada.

Sartre y sus discípulos podrán decir lo que quieran de esa distorsionada visión de Dios y seguir reafirmando su ateísmo. Al fin y al cabo, ellos no reniegan del Dios cristiano, sino que sólo le dan la espalda a un fetiche falso. O quizá, al olvidar su condición de creaturas amadas y pretendiendo reivindicar una tambaleante libertad absoluta, aún no han superado el miedo de Adán. Y así, han optado rebelarse contra su caricatura, y construir su vida sin Él.

¡Hay que dejarse mirar por Dios! Urge en nuestra sociedad y en nuestras vidas purificar la imagen que tenemos de Él. No temer a que su luz recorra las zonas más secretas del alma para que las sane y las cura. Es necesario confiar en Él, no temer esa mirada. Permitir que su rostro pacifique nuestro ser con la certeza de que somos hijos amadísimos, y que no vamos a la deriva del azar en una vida sin sentido.


El reto para el día de hoy es éste: ¿Te animas a dejarte mirar por Dios?

FUE VIOLADA Y QUEDÓ EMBARAZADA: GRACIAS A SU FE Y AL APOYO DE SU FAMILIA APOSTÓ POR LA VIDA


Después de la violación, apostar por la vida lo arregló todo.

Por: Paula Love | Fuente: Religión en Libertad // Salvarel1.blogspot.com.es

Paula Love es actualmente una feliz madre de dos hijos y abuela orgullosa de dos nietos. Vive con su familia en las tranquilas montañas de Montana, cuidando del jardín y de sus animales de granja, pero su historia fue dolorosa. Siendo aún muy joven fue drogada y violada. A continuación puedes leer su testimonio escrito en primera persona tomado del blog Salvar El 1, en donde ella colabora habitualmente.

En la víspera de Año Nuevo de 1991, fui invitada a ir a jugar a bolos con un pequeño grupo de personas a quienes no conocía muy bien. Jugamos y bebimos, pero no recuerdo mucho más. No recuerdo haber salido de la bolera, pero recuerdo haber visto faros en nuestro camino hacia alguna parte.

ENGAÑADA Y DROGADA

No tengo ni idea de cómo me metí en la habitación de un hotel. Sólo recuerdo abrir los ojos y saber que alguien estaba encima de mí. Me costó un minuto comprender lo que estaba sucediendo. Me sentí aturdida. Una vez que me di cuenta de la situación en la que estaba, mi mente se estremeció gritando que arrojara a ese hombre lejos de mí, pero mi cuerpo no hacía lo que yo le pedía. No tenía fuerzas. Ninguna. Era un peso muerto. Estoy segura de que estaba drogada. Miré mis manos caídas a mi costado y seguía diciéndome: "Levanta tus manos; ¡Échale!" Las miré de nuevo esperando que hicieran lo que les estaba diciendo, pero nunca lo hicieron y yo volví a perder el conocimiento.

Después de despertar desnuda, confundida, con frío y aterrorizada, encontré mi camino a casa. No dejé mucho mi hogar esos días... Eso duró algunas semanas. No le conté a nadie lo que pasó. Me sentía deprimida y sucia, y no me levantaba de la cama muy a menudo. Entonces, cuando parecía que iba a salir de aquella confusa situación, comencé a sentirme enferma, cada mañana.

"EL CORAZÓN DE MI HIJO"

Busqué en la guía telefónica y encontré un lugar especializado en "embarazos de crisis". Llamé y concerté una cita. Recuerdo que fue el 14 de febrero de 1991, día de San Valentín. Oriné en una taza y esperé los resultados pero ya sabía la respuesta. La señora llegó a la sala de espera y me llevó de vuelta a una habitación para darme mis resultados donde varias auxiliares estaban esperando. Me dijeron que estaba embarazada y tenían un video para mí. Observé. Observé el ciclo de vida del bebé en mi vientre. Aprendí sobre el desarrollo del corazón. Ese bebé que crecía en mi seno tenía ya un corazón que latía. Cuando salí del edificio, no podía quitar ese pensamiento de mi cabeza: el latido del corazón.

Me alejé de allí como una muchacha muy asustada de 18 años y sentí que tenía que decírselo a alguien. Elegí a mi hermana. Cuando llegué a casa, la vi tan hermosa con un vestido rojo, ocupada inflando globos, preparándose para su fiesta de compromiso con su futuro esposo. Estábamos ella y yo solas en la habitación. "Estoy embarazada." No sentí la emoción del momento, pero mi hermana se hizo cargo de la situación y eso me dio esperanza. Podía sentir mi desesperación, pero nunca vaciló.

Una por una, les conté a las personas cercanas a mí sobre el "incidente" y sobre el embarazo. Tuve la bendición de tener una familia amorosa y solidaria. Siempre hemos sido muy cercanos. Estoy agradecida de estar rodeada de su amor. Su cariño me acompañaría durante los siguiente ocho meses de embarazo, y mucho más allá.

DIOS, AHÍ PRESENTE

Una noche antes de acostarme empecé a orar a Dios. Mi papá era pastor en su iglesia. Mis padres habían sido misioneros siendo yo muy joven y había sido criada en la iglesia toda mi vida. Mientras estaba allí orando, le conté a Dios todo mi dolor y mi miedo. Le dije que elegía la vida de ese bebé y que estábamos en sus manos.

Abrí los ojos a la mañana siguiente y estuve un tiempo contemplando el techo de la habitación. Durante la noche había tenido un vívido sueño. Soñé que tenía una niña saludable, pelirroja, hermosa. Me pregunté a mí misma, ¿pelirroja?

El 12 de octubre de 1991, comenzaron las contracciones. Llamé a mi hermano que no estaba muy lejos. Después de colocar bolsas de basura en todos los asientos, me llevó en coche al hospital. Mi mamá pronto se reunió con nosotros. Ahora estábamos sólo el doctor, ella y yo en la habitación. En aquel momento comprendí que todo aquello era una realidad.

Pasaron doce horas y finalmente Kayla Ann vino al mundo. Mi madre la sostuvo brevemente, contó los dedos de las manos y de los pies y luego me entregó a mi niña sana, de cabeza roja, hermosa, como en mi sueño, sólo que mejor.

NUNCA SE HA ARREPENTIDO

Kayla Ann se casó hace unos años. Ella me pidió que la acompañara al altar. Mientras caminábamos juntas por el pasillo, llenas de gozo, recordé en un instante todo lo que había vivido. Nunca he guardado un solo lamento.

Siempre hubo una voz en mi cabeza que me decía que el aborto lo habría arreglado todo. La verdad es que, apostando por la vida todo tuvo solución. Agradezco cada instante que no cayera en el engaño que supone el aborto. Mi hija y los dos increíbles nietos que me ha regalado lo han arreglado todo. Han convertido mi dolor en auténtico gozo.

SANTA HILDEGARDA, ALIMENTOS CRUDOS (C.A. 5)


¡Ojo con los alimentos crudos!

Al leer las obras de Santa Hildegarda nos llama la atención su insistencia en advertirnos que casi ningún alimento se debe comer crudo. Solamente el hinojo, el membrillo, las castañas y las manzanas muy maduras, nos aconseja comerlos crudos si queremos (aunque cocidos, mejor).

Los alimentos crudos no son muy aconsejables por diversas razones que la Santa va explicando.
Es verdad que existen actualmente muchas escuelas en el campo de la dietética y la alimentación que se basan en las maravillas de comer los alimentos crudos. Además de las razones que ella da en sus obras y que vamos a leer según sus propias palabras, los descubrimientos científicos actuales corroboran sus afirmaciones. Por ejemplo los cereales contienen fitatos que son compuestos derivados del ácido fítico que son tóxicos para la salud y que solo se descomponen mediante la cocción, no es suficiente con poner a remojo los copos de cereales. Las partes verdes de muchos vegetales, comidas crudas, pueden producir un proceso de fermentación en lugar de una digestión y, además de dañar la flora bacteriana beneficiosa para el intestino, dar origen a sustancias tóxicas (diversas clases de alcoholes) lo que en personas estrictamente vegetarianas y abstemias ha producido lesiones en el hígado sorprendentes por ser más propias de personas aficionadas a las bebidas alcohólicas.

Dice Santa Hildegarda: Cuando ciertos hombres toman alimentos crudos o sin cocción, o a media cocción, o demasiado grasos, pesados, áridos y secos, en esos casos el corazón, el hígado, el pulmón y cualquier calor que haya en el cuerpo no pueden suministrar al estómago un fuego lo suficiente grande o fuerte para digerirlos”.
 
  • Por lo tanto siempre que se pueda es aconsejable comer alimentos cocidos, asados o hervidos previamente.

De la lechuga dice Santa Hildegarda que, comida cruda”, vacía el cerebro de la persona y si se come predigeridaes muy sana para el cerebro.

¿Cómo se predigiere la lechuga? No se trata de cocer la lechuga como si fuese una verdura. Se trata de aliñarla con sal, aceite, vinagre y un poco de azúcar de caña para que ningún sabor predomine (también se puede usar eneldo, ajo crudo o zumo de limón…) y dejarla que se predigiera10-15 minutos de manera que se ponga un poco mustiao ajada y así ya no está cruda.

Si además se le añaden 2-3 cucharadas de granos de espelta (previamente cocidos con un poco de hisopo y tomillo serpol) habremos convertido un alimento indigesto (la lechuga cruda) en un remedio para mantener y mejorar nuestra salud.

Para saber más cosas sobre las virtudes del Hisopo o del Tomillo Serpol visite nuestra web: www.santahildegarda.es

Casa Santa Hildegarda
Juan Antonio Timor Pineda

LA MONJA QUE SALVA ENFERMOS MENTALES EN COSTA DE MARFIL, DONDE LOS NIÑOS «ENDEMONIADOS» DESAPARECEN


Es religiosa y enfermera, la conocen como Soro Gnenetcho, "mujer del cielo".

Mercedes García Hurtado es hermana de la Caridad de Santa Ana y enfermera. Trabajó durante 25 años en un hospital psiquiátrico en Tarragona y en 2012 llegó hasta Costa de Marfil “porque siempre quise ser misionera, pero me quedé en España más de 20 años para cuidar a mi madre enferma”. Además de atender el dispensario, Soro Gnenetcho –que quiere decir mujer del cielo, como la llaman en su aldea– atiende y hasta en ocasiones salva la vida a las personas con discapacidad intelectual o enfermedades psiquiátricas en un país lleno de tabús y creencias animistas que las consideran espíritus a los que hacen desaparecer. Mercè, como la llaman en su tierra, pide ayuda, porque se necesitan medios para las personas con discapacidad intelectual puedan tener las mismas oportunidades que los demás. Cristina Sánchez Aguilar, de Alfa y Omega, la ha entrevistado.

- ¿Cómo que desaparecen?
- Los marfileños consideran que los enfermos mentales tienen demonios dentro porque han hecho algo mal. Sus familias los llevan a curanderos, cuando no los abandonan en el campo. El marabú practica un ritual místico y los hace desaparecer.

- Pero… ¿dónde van a parar?
- El ritual consiste en aplicar unas hierbas y esparcir agua sobre su cuerpo. Si es una serpiente, la persona comenzará a moverse y se transformará en una cobra, y entonces desaparecerá. Si es un genio comenzará a dar vueltas sobre sí mismo como un remolino y desaparecerá también. En cambio, si se trata de un hombre se quedará quieto, aunque, eso sí, el espíritu no desaparecerá de su cuerpo, pero su familia deberá aceptarlo y llevarlo de nuevo a casa. La gente que ha ido a estos curanderos nunca más aparece… no sabemos dónde están, nadie los vuelve a ver. Y la familia tiene que estar contenta, porque si no, al próximo embarazo también caerá la maldición.

- ¿Los matan?
- No lo sabemos.

- ¿Y cómo trabaja una enfermera experta en psiquiatría entre tanta creencia mágica?
- Es difícil, porque cambiar el mundo de las creencias es casi imposible. Por ejemplo, a las personas con síndrome de Down o a los epilépticos ni se los toca porque creen que son contagiosos, los echan de la escuela o el trabajo… Es todo un estigma.

- Se quedarán pasmados cuando la ven a usted acercarse a los personas con enfermedades mentales.
- Tanto que me llaman Soro Gnenetcho, que significa mujer del cielo. Ven extraordinario –pero en positivo– que me acerque a esos espíritus que echan espuma por la boca y los atienda con cariño y atención.

- En un entorno así la parte evangelizadora también tiene pinta de ser difícil.
- Es otro buen desafío. Aquí el cristianismo lleva 100 años, está muy poco arraigado. Pero, eso sí, en sus creencias también hay un solo dios, y además es mujer.

- Entonces predican con sus obras.
- Atendemos un pequeño dispensario al que vienen enfermos de todas las aldeas de alrededor. Son muy pobres, pero es curioso el culto a los muertos tan desarrollado que tienen. Cuando fallece alguien de la familia hacen un gran despliegue de actos, gastan todo lo que tienen en comidas… de hecho, no hay fecha para enterrarlos. Yo sé de familias que tienen un miembro sin enterrar desde hace 20 años porque no se han reunido todavía todos. Este momento es crucial para ellos, porque se tiene que hacer bien el traspaso a la otra orilla.

- La clave, aunque parezca un lugar común, es la educación.
- Sí, pero no creas, es difícil con los jóvenes. Aquí hay un rito, el del bosque sagrado, una iniciación en la que el muchacho entra en la edad adulta. Los jóvenes se pasan casi un año dentro del bosque sin poder salir. Si se ponen enfermos, tienen que curarse a base de hierbas, y muchos mueren en el intento. Si la novia o la madre va a ponerle un plato de comida y al día siguiente está intacto es que ha muerto. Las religiosas que están en la escuela están enfadadísimas porque, claro, los muchachos dejan durante mucho tiempo de ir a clase.

- ¿Y las mujeres?
- No van al colegio. Aquí la mujer está para trabajar en el campo, para tener hijos –varones, porque si no corre el riesgo de ser abandonada– y para casarse de niñas con hombres mucho más mayores. Son un cero a la izquierda, son esclavas. Por ponerte un ejemplo de lo más cotidiano, en los funerales preparan comida para cientos de personas y, si hay solo una silla, el hombre nunca permitirá que ella se siente a descansar. Se sienta él.


¿AMORIS LAETITIA PERMITE COMUNIÓN DE DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR? OBISPO ARGENTINO DICE NO


BUENOS AIRES, 30 Ago. 17 / 08:01 am (ACI).- En una reciente carta pastoral, el Obispo de San Luis en Argentina, Mons. Pedro Daniel Martínez Perea, explica que la exhortación apostólica del Papa Francisco Amoris laetitia no permite la comunión eucarística para los divorciados vueltos a casar.
En la carta pastoral titulada Matrimonio, nuevas uniones y Eucaristía en el capítulo 8 de Amoris laetitia” (AL) y firmada el 29 de junio de 2017, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Obispo asegura que “una lectura serena y armónica de Amoris laetitia implica considerarla en el marco del criterio eclesial y hermenéutico” de la constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II.
“En este sentido y contexto, se puede concluir que la Exhortación Apostólica en ningún momento afirma que les sea moralmente lícito vivir more uxorio (convivencia con relaciones sexuales) a los fieles unidos en una nueva unión, permaneciendo válido un vínculo matrimonial anterior y que puedan recibir la Sagrada Comunión permaneciendo en ese estado de vida”.
Además, alerta el Prelado, “si así se entendiera, hipotéticamente, a mayor razón (por no tener un vínculo anterior) se seguiría que aquellos jóvenes cristianos que simplemente convivan en intimidad de modo estable podrían también recibir la Sagrada Comunión, permaneciendo en ese estado”.
En otras palabras, resalta Mons. Martínez, “la Exhortación Apostólica postsinodal, Amoris laetitia no ha cambiado al respecto ni la doctrina ni la disciplina eclesiástica, que se funda en aquélla. Es decir, los fieles unidos en una nueva unión, permaneciendo un vínculo matrimonial anterior válido con otra persona, podrían recibir la Sagrada Comunión, fuera de peligro de muerte, solo si se cumplen las condiciones previstas por la Iglesia para esos casos particulares”.
NULIDAD MATRIMONIAL
El Obispo de San Luis propone también algunas perspectivas que se han de considerar ante unos esposos cuyo matrimonio podría ser nulo.
En una primera actitud, indica, se debe ayudar a los fieles “que se han separado para que hagan lo posible ante Dios de intentar reconciliarse, con actitud de perdón y así poder restablecer la vida matrimonial interrumpida”.
“En un segundo momento y considerando imposible tal reconciliación matrimonial –prosigue– en el camino de discernimiento pastoral si se cree que haya fundamentos para iniciar un proceso en vistas a una declaración de nulidad se pueden dar los pasos previstos por la Iglesia para ello”.
Al respecto, precisa el Obispo de San Luis, “es oportuno recordar que la declaración de la nulidad matrimonial no consiste en ‘anular un matrimonio válido’ sino en que se ha llegado a la certeza de que un determinado matrimonio que se creía válido nunca lo fue objetivamente, luego de un proceso jurídico que incluye una investigación en la verdad y la justicia según causales y motivos precisos objetivamente conformes con la ley divina, la natural y la  eclesiástica”.
DOS POSIBILIDADES
Mons. Martínez señala luego dos posibles escenarios con las parejas que han sometido su caso a revisión para verificar si es que su matrimonio es nulo y, por lo tanto, si pueden acceder a la Eucaristía.
La primera posibilidad es que “si al finalizar el proceso sobre la validez o no del matrimonio la Sentencia ‘del primer juez’ determinara la constancia de la nulidad del vínculo matrimonial, el matrimonio que en su momento se creía válido en realidad había sido nulo”.
“En esta situación los que convivían en una nueva unión luego de un camino espiritual apropiado, y si no existen otros impedimentos, podrán acercarse al sacramento de la reconciliación, contraer el sacramento del matrimonio, vivir como cónyuges y recibir la Santa Comunión”, explica.
La segunda posibilidad que plantea el Prelado se refiere a aquella en la que no existe nulidad y el vínculo permanece válido. En este caso, refiere, puede haber tres caminos en el acompañamiento espiritual que ha de brindarse a las parejas.
Un primer camino, dice, es invitar “a los fieles que conviven a tomar los caminos para la separación. Pues estarían viviendo de modo contrario a las enseñanzas del Evangelio. Y, por ello, si continuaran en ese estado de convivencia (more uxorio) permaneciendo el vínculo sacramental con otra persona estarían en estado objetivo de pecado”.
“Esta realidad de vida imposibilita la recepción de la Santa Comunión, excepto en peligro de muerte, pues contradice la ‘unión de amor entre Cristo y la Iglesia que se significa y se actualiza en la Eucaristía’”.
La segunda vía que propone el Prelado se refiere a los casos en que existan “condiciones objetivas” y “motivos serios” para que la pareja no se separe, como la educación de los hijos. En esas situaciones, señala, “la Iglesia, como madre de todos que busca la salvación de sus hijos, los invita a arrepentirse de ‘haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo’, que asuman ‘el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos’ y que estén dispuestos a vivir ‘una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio’”.
“Invitación de comprensión y acercamiento pastoral por la cual tales fieles podrían acercarse al sacramento de la reconciliación y recibir la absolución sacramental, que les abriría el camino, remoto scandalo, a recibir la Santa Comunión”, escribe el Obispo.
En el tercer camino que propone, Mons. Martínez resalta que “si realmente esta propuesta no es posible, si bien no puedan recibir la Santa Comunión, debemos acompañarlos y exhortarlos para que cultiven un estilo de vida cristiano, pues siguen perteneciendo a la Iglesia. Esta, como madre, tampoco los abandona sino que reza por ellos, los anima y no los considera necesariamente como ‘obstinados’, por vivir en ese estado contrario a las enseñanzas del Evangelio”.
El Prelado recuerda además la invitación de la Iglesia a las parejas divorciadas en nueva unión que viven more uxorio para que escuchen la Palabra de Dios, frecuenten la Misa, recen, incrementen las obras de caridad, eduquen cristianamente a los hijos y pidan cotidianamente la gracia de Dios; y sugiere a los fieles la posibilidad de adorar al Santísimo Sacramento en alguna de las doce capillas que su diócesis tiene para ello.
El Obispo de San Luis propone también que, en cualquiera de los tres caminos, el acompañamiento pastoral debe considerar que “ante estas dolorosas y nuevas situaciones, en las que pudieran encontrarse algunos fieles y que si bien no responderían ‘objetivamente a la propuesta general del Evangelio’ (AL n. 303) y a la ‘enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio’ (AL n. 292), el Santo Padre nos anima a una paternal dedicación pastoral, pues la Iglesia ‘se siente en el deber de buscar y curar a las parejas heridas con el aceite de la acogida y de la misericordia’ para conducirlas ‘a la fuente de salvación’.
EL MATRIMONIO ES UNA ALIANZA INDISOLUBLE
En sus apreciaciones finales, el Obispo de San Luis alienta a valorar la fidelidad matrimonial y resaltó que “la grandeza del matrimonio cristiano consiste en ser no solo un ‘pacto’ (pactus) entre un varón y una mujer según condiciones jurídicas determinadas (orden natural) sino sobre todo consiste en su profunda novedad como lo es la unión obrada por Dios entre un varón y una mujer en una ‘alianza’ (foedus) indisoluble de toda sus vidas que prefigura la unión entre Cristo y la Iglesia y que el hombre no puede separar (orden sobrenatural)”.
“El matrimonio cristiano, entonces, en su sentido más profundo es un misterio de gracia, una realidad teológica establecida por Dios mismo. Por ello, no puede ser considerado por los fieles como algo dejado a la sola libertad personal reduciéndolo a una mera entidad sociológica”, resalta.
El Prelado exhorta a pensar en la “cultura social durante la época del Imperio Romano, del mundo griego y del fenicio. Cultura que el Nuevo Testamento, especialmente las Cartas Católicas, la oponen al ideal cristiano por lo cual los Apóstoles con energía y caridad misericordiosa advertían a los fieles cristianos que no podían ni pensar (verdad especulativa) ni vivir (verdad práctica) como los paganos”.
“Recordemos que, ayer como hoy, sigue siendo una inmensa riqueza el amor fiel, auténtico, estable y fecundo. En ese sentido y movidos por una solícita caridad en la verdad, valoremos y animemos a los esposos cristianos que aún con dificultades o crisis las han superado con la gracia de Dios permaneciendo fieles con sacrificios y renuncias personales”, alienta.
El Obispo de San Luis destaca asimismo que “la familia cristiana fundada en el sacramento del matrimonio indisoluble (entre un varón y una mujer) es la célula de la sociedad tanto para el bien de la Iglesia como de la misma sociedad civil”.
CONDICIONES PARA RECIBIR LA SANTA COMUNIÓN
En su carta pastoral, Mons. Martínez también recuerda las condiciones que la Iglesia establece para recibir la comunión eucarística adecuadamente:
- Tener fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía.
- Confesión sacramental (in re vel in voto) si fuera el caso; propósito de enmienda (evitar el pecado y las ocasiones). Es decir, recibirla en gracia de Dios, pues quien tenga conciencia de estar en pecado mortal “debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar”, como establece el Catecismo de la Iglesia Católica.
- Estar en ayunas una hora antes.

- Acercarse a recibirla con piedad y devoción.