Desde los
primeros cristianos, la Iglesia ha tenido especial consideración por la pasión
y la muerte de Jesús. Al punto que el Viernes Santo, que recuerda a crucifixión y muerte de Jesús, es una de las
dos fiestas centrales del catolicismo. (La otra es el nacimiento de Jesús). Y
alrededor de la Pasión se han desarrollado varias devociones, entre ellas Las Siete
Palabras de Jesucristo en la Cruz, El Reloj de
la Pasión de Jesús y Las Horas de
la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Es tan intensa la fuerza de
ese episodio para los católicos que soslaya los otros dolores que sufrió y
sufre Jesús. Pareciera como que los episodios de la Pasión de Nuestro Señor se
“tragaron” a todos los demás dolores.
Sin embargo hay un par de devociones poco conocidas que se refieren a
los Dolores de Jesús en general.
Estas tratan los dolores de Jesús de la misma forma que devociones muy
populares que recuerdan los Dolores de María, como Coronilla de
los Siete Dolores de María, Revelada a Santa Brígida y la Coronilla
Servita de los Siete Dolores de María. Y también de San José: Devoción en
honor de los dolores y gozos de San José.
Estas devociones sobre los dolores en la vida y el ministerio de Jesús
nos ponen más cerca del Jesús total y no sólo del episodio de Jueves y Viernes
Santo.
Acá traemos dos devociones sobre tales dolores que funcionan con método de
Coronilla de 7 Dolores.
CORONILLA
DE LOS 7 DOLORES DE JESÚS
1 – NO HAY LUGAR DONDE PONER SU CABEZA
En Lucas
9:58, alguien proclama su deseo de ser seguidor de Jesús.
Jesús
responde: “Los zorros tienen madrigueras y las
aves del cielo tienen nidos, pero el Hijo
del hombre no tiene donde descansar la cabeza“.
Este sentido de la falta de hogar impregna los evangelios. Piensa por un momento: ¿dónde está exactamente la base de
operaciones de Jesús? Él realmente no tiene ninguna. Él está constantemente en movimiento
con Sus discípulos, contando con la hospitalidad de familias y otros. Si hay
algún centro geográfico para Su
ministerio es Jerusalén, donde Él es crucificado. Para nosotros, la falta de vivienda de Jesús tiene tres
meditaciones. En primer lugar,
vivimos en una sociedad donde cada vez es más difícil tener un sentido de pertenencia, debido al creciente
aislamiento tecnológico y a una “cultura del
narcisismo”. Segundo,
como cristianos siempre estamos
llamados a ser peregrinos, nunca demasiado apegados a nuestro hogar
terrenal, siempre en un viaje al cielo. Tercero,
la propia falta de hogar de Cristo debe inculcar en nosotros un compromiso
renovado para consolar a aquellos que
están físicamente sin hogar en nuestra sociedad.
Recitamos
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
2 – NINGÚN HONOR EN SU HOGAR
En un
momento de su ministerio, Jesús es
rechazado por su ciudad natal de Nazaret.
“Si hay un lugar donde un profeta es
despreciado, es en su tierra, entre su parentela y en su propia familia”, observa Jesús en Marcos 6:4.
El rechazo de Jesús tiene una relevancia especial para nosotros hoy, ya que muchos fieles católicos están enfrentando el
creciente ostracismo de la llamada sociedad aceptable. En gran medida debido a la voz profética de la Iglesia a
raíz de los pecados sobre la vida y la moral sexual. En los últimos
tiempos hemos visto que los cristianos
fieles están experimentando cada vez más conflictos dentro de su familia.
Evidenciando lo que le dijo Nuestra Señora que la última
gran embestida en curso de satanás es contra la familia.
Recitamos
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
3 – JESÚS LLORÓ
La Escritura
registra que semanas antes de ir a la
cruz Jesús lloró dos veces. La primera vez ocurrió en Betania cuando se
encontraba en la tumba de Lázaro junto con sus hermanas, María y Marta. Aparece
en Juan 11: 34-35. Jesús acaba de enterarse de la muerte de su amigo Lázaro.
“y
dijo:¿Dónde lo has puesto? Ellos le
dijeron: Señor, ven y mira. Y Jesús lloró”.
Esta
reacción es aún más sorprendente porque Jesús
va y levanta a Lázaro de entre los muertos. Pero Él se permitió experimentar la pena humana
primero. Jesús lloró también el
domingo de Ramos mientras realizaba Su entrada mesiánica a Jerusalén.
Esta vez, Sus lágrimas no fueron
discretas. Lucas 19:41 nos dice que Él se lamentó de la misma forma que María lo había hecho en la
tumba de Lázaro. Dios nos salva, pero
no necesariamente evita nuestras penas.
Recitamos
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
4 – LAMENTO SOBRE JERUSALÉN (IMPENITENCIA DE LA
SOCIEDAD)
“Jerusalén,
Jerusalén, tú que matas a los profetas y apedreas a los que te han enviado, cuántas veces anhelé reunir a tus hijos, como
la gallina recoge sus crías bajo sus alas, pero no quisiste“, dice Jesús en Lucas 13:34.
La impenitencia y la infidelidad de nuestra sociedad es sin duda una causa de
lamento entre los cristianos. Esto es hoy un dolor que sentimos los cristianos
hoy con mucha intensidad. Porque tarde o temprano, si nos mantenemos fieles a la doctrina de los apóstoles, la sociedad no
va a tolerar que la expresemos. Una muestra de ello es que en algunos
países ya es penable judicialmente leer
en público ciertos pasajes de la Biblia, porque son considerados un discurso de
odio. Por ejemplo los que hablan que los afeminados no irán al cielo, como Galatas 5:19, 1 Corintios
6:9, Apocalipsis 21:8.
Recitamos
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
5 – LA AGONÍA DE JESÚS EN GETSEMANÍ
La agonía de
Jesús en el Jardín de Getsemaní está en
la cima de sus penas (Lucas 22: 39-46). En la cruz tomó todo el peso del pecado y el sufrimiento
del hombre como resultado de la Caída. Fue en Getsemaní que todo el temor de este acontecimiento llenó a
Jesús. Su respuesta es instructiva para nosotros cuando nos enfrentamos a cualquier tipo de lucha existencial. Primero, Jesús ora para que no se haga Su voluntad
sino que se haga la voluntad del Padre. Para nosotros esto tiene un significado
doble. Cualquiera que sea el dolor que
experimentemos es parte del plan de Dios, Su voluntad para nuestras
vidas. Aceptar esto es esencial para
soportar todo lo que puede estar pasando. Y luego, para aquellos de
nosotros que luchamos con cualquier
tipo de pecado o tentación, debemos orar por la curación de nuestra voluntad,
para que esté alineada con Su voluntad y no con nuestros deseos egoístas. En segundo lugar, en Getsemaní Jesús ora. Él ora a través de la pena y el dolor
que Él está experimentando. No se
cierra en sí mismo sino va a Su Padre Dios. Tercero,
Jesús está en una agonía tan profunda que Dios envía un ángel para consolarlo, según el relato de Lucas.
Jesús también pide a los discípulos que
permanezcan con Él. Lo que se transformado en la base tradicional para pasar una Hora Santa en la Adoración Eucarística.
Esto sugiere un nuevo enfoque para tratar con lo que nos aflige. No debemos tener miedo de buscar consuelo de
los demás.
Recitamos
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
6 – LA TRAICIÓN CON UN BESO
Es
sorprendente que la agonía sea seguida inmediatamente por la traición de Judas.
La traición es un tipo profundo y
penetrante de dolor que viene cuando alguien que antes era un amigo
íntimo se vuelve contra ti. Como dice Jesús: “Judas,
¿estás traicionando al Hijo del Hombre
con un beso?“ (Lucas 22:48.
Jesús continuará experimentando cada
vez más traiciones por parte de su propio pueblo. Primero, sus
discípulos huyen después de Getsemaní. Su abandono es llevado a lo más
íntimo por la traición de Pedro,
que Jesús le testifica personalmente (Lucas 22:61). Luego, los principales sacerdotes y los ancianos lo
rechazan. Entonces la multitud
de judíos – la nación de Israel – elige liberar a un delincuente y clama
por su crucifixión. Y luego el juicio
de todo el Imperio Romano cuando Jesús es crucificado bajo su autoridad.
Toda relación humana que Jesús
experimentó se rompe: primero la de los amigos y seguidores. A
continuación, los lazos de nacionalidad
se cortan. Y Su pertenencia a la
comunidad social y política más amplia de Israel y Roma se termina por
Su ejecución. Al final, Jesús incluso
pierde a su propia madre debido a su muerte. Esto se indica en la escena
en la que Él confía a María a Juan. Recordemos los principios bíblicos que “por Sus heridas fuimos
sanados” (1 Pedro 2:24, Isaías
53: 5). Lo que fue roto en el cuerpo,
la mente y la vida de Jesús, es sanado en el nuestro. Por lo tanto, no hay relación que Jesús no pueda sanar
porque todo tipo de relación se rompió en Su vida.
Recitamos
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
7 – ABANDONO EN LA CRUZ
Getsemaní no quiebra a Jesús. Él está
verdaderamente ‘quebrado’ en la cruz, pero
nunca dejando de ser Dios o perdiendo la plenitud o inocencia de Su humanidad.
En cuanto a su angustia interior, el
momento decisivo es cuando clama a Dios Padre, preguntando por qué ha sido
abandonado (véase Mateo 27:46). Sentirse
abandonado por Dios cuando uno lo ha conocido es ciertamente el peor
tormento espiritual imaginable. Muchos
de nosotros hemos experimentado esto hasta cierto punto como resultado
del pecado o la sequedad en nuestras devociones o una avalancha de dudas. Jesús
también ha estado aquí. Él es Emmanuel,
Dios con nosotros, incluso en aquellos tiempos de aparentemente abandono
divino. En la cruz, Jesús experimentó
el nivel más profundo de dolor interior imaginable. Esto significa que no hay dolor que podamos sufrir que esté más
allá del alcance de Jesús.
Y si no podemos sentir Su toque, si la luz de la fe parece
vacilar, si hemos pasado nuestro punto de ruptura, si no podemos orar de la
manera habitual, simplemente clamemos a
Dios.
Recitamos Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CORONILLA DE DOLORES DE JESÚS EUCARISTÍA
Dogmáticamente, la Iglesia ha pronunciado poco o
casi nada sobre el sufrimiento de Dios y el sufrimiento de Cristo después de su
resurrección.
Sin embargo, la Iglesia ha permitido tradicionalmente que sus reconocidos santos y místicos
presencien ese misterio. Esta devoción está fundamentada en citas
tomadas de Divina Misericordia en Mi
Alma: El Diario de Santa Faustina Kowalska.
1 – Jesús, que vive y espera diariamente en el
Tabernáculo, está siendo olvidado y abandonado por la gran mayoría de la
humanidad, incluidos los cristianos, por quienes ha venido
Jesús le dijo a la Hermana Faustina: “Mi
Corazón rebosa de gran misericordia
para las almas, y especialmente para los pobres pecadores… Por quienes habito en el tabernáculo como Rey de
Misericordia. Deseo otorgar Mis
gracias sobre las almas, pero ellos no quieren aceptar. ¡Oh, qué indiferentes son las almas a tanta
bondad, a tantas pruebas de amor! Mi
Corazón solo bebe de la ingratitud y el olvido de las almas que viven en
el mundo. Tienen tiempo para todo, pero no
tienen tiempo para venir a Mi por gracias” (#367)
“Mira, he dejado mi
trono celestial para unirme con ustedes” (#1810) “A cambio de Mis
bendiciones, obtengo ingratitud.
A cambio de Mi amor, obtengo olvido e
indiferencia. Mi Corazón no
puede soportar esto” (#1537)
Oración después de cada pena: ¡Oh, santísimo sacramento, toda
alabanza y acción de gracias, a ti Nuestro Señor!
2 – Jesús en la Sagrada Eucaristía está siendo
recibido con gran prisa, indiferencia y tibieza de corazón por innumerables
almas
El Señor dijo: “Pero quiero
decirles que la vida eterna debe
comenzar ya aquí en la tierra a través de la Sagrada Comunión. Cada
Sagrada Comunión los hace más capaces
de comunicarse con Dios por toda la eternidad” (³1811) “Me duele mucho cuando las almas religiosas reciben el sacramento del amor meramente por costumbre,
como si no distinguieran este alimento. No
encuentro fe ni amor en sus corazones. Acudo a tales almas con gran renuencia. Sería mejor si no me recibieran” (#1288)
“Sabes,
hija Mía, que me causaste más dolor al no unirte a Mí en la Sagrada
Comunión que por esa pequeña transgresión”. (#612)
Oración después de cada pena: ¡Oh, santísimo sacramento, toda
alabanza y acción de gracias, a ti Nuestro Señor!
3 – Jesús está dolorosamente herido por nuestra
ingratitud e infidelidad
Jesús le dijo a Sor Faustina: “La ingratitud a cambio de tantas gracias
es la comida constante de Mi Corazón… Su
amor es tibio, y Mi Corazón no puede oírlo, estas almas Me obligan a
rechazarlas… Esta desconfianza de Mi bondad Me duele mucho… Usan Mis
gracias para ofenderme” (#580)
“La infidelidad de un
alma especialmente elegida por Mí hiere muy dolorosamente a Mi Corazón. Tales
infidelidades son espadas que
atraviesan Mi Corazón” (#367) Sin embargo, “me
comunico con tu alma de una manera tan íntima porque no robas Mis dones, y es por eso que derramo todas estas gracias
sobre tu alma… No las acumularás para ti” (#1069)
Oración después de cada pena: ¡Oh, santísimo sacramento, toda
alabanza y acción de gracias, a ti Nuestro Señor!
4 – La presencia real de Jesús en la Sagrada
Eucaristía está siendo negada racionalmente tanto por los no cristianos como
por los cristianos
Jesús gimió: “¡Oh, cuán doloroso
es para Mí que las almas rara vez se
unan a Mí en la Sagrada Comunión! Espero a las almas, y ellas son indiferentes hacia Mí. Las
amo con ternura y sinceridad, y ellas
desconfían de Mí. Quiero prodigar Mis gracias sobre ellos, y ellos no quieren aceptarlos. Me tratan como a
un objeto muerto, mientras que Mi Corazón está lleno de amor y
misericordia” (#1447)
“¡Oh, qué triste estoy de que las almas no reconozcan el Amor! Me tratan como a un objeto
muerto” (#1385)
Oración después de cada pena: ¡Oh, santísimo sacramento, toda
alabanza y acción de gracias, a ti Nuestro Señor!
5 – Jesús en la Sagrada Eucaristía está siendo
recibido en pecados veniales y mortales por muchas almas elegidas
Jesús dijo: “Estoy más profundamente herido por las pequeñas
imperfecciones de las almas elegidas, que por los pecados de los que
viven en el mundo” (#580)
“Los grandes pecados del mundo son heridas superficiales en
Mi Corazón, pero los pecados de un alma
elegida atraviesan Mi Corazón de principio a fin” (#1702)
“Hija mía, quiero descansar en tu corazón, porque muchas almas me han echado de su corazón hoy.
He experimentado el dolor hasta la muerte” (#886)
“Hija mía, sé sin lugar a dudas, y de una vez por todas, que solo el pecado mortal me saca de un alma, y nada
más” (#1181)
“Yo [Sor Faustina] sentía dentro de mi alma, un gran disgusto
por el pecado” (#866)
Oración después de cada pena: ¡Oh, santísimo sacramento, toda
alabanza y acción de gracias, a ti Nuestro Señor!
6 – Jesús es indeciblemente maltratado por
nosotros
“Almas sin amor y sin
devoción, almas llenas de egoísmo y amor propio, almas llenas de orgullo
y arrogancia, almas llenas de engaño e hipocresía… No hay ni penitencia ni
expiación. ¡Oh corazón, que me recibió en la mañana y al mediodía. Todos están ardiendo en odio contra Mí,
odio de todo tipo! ¡Oh corazón… elegido por Mí, ¿fuiste escogido para esto,
para darme más dolor?” (#1702)
“Jesús me dio a
conocer en detalle la gravedad de la malicia de estas almas ingratas:
Mira, esta es una tortura mayor que Mi muerte” (#445)
Oración después de cada pena: ¡Oh, santísimo sacramento, toda
alabanza y acción de gracias, a ti Nuestro Señor!
7 – Jesús eucarístico ve almas invaluables que
perecen en los pecados y en el infierno
“Hay almas que
desprecian Mis gracias y todas las pruebas de Mi amor. No desean escuchar Mi
llamado, sino que proceden al abismo del infierno. La pérdida de estas
almas me sumerge en un dolor mortal.
Aunque soy Dios, No puedo ayudar a tal
alma porque Me desprecia; teniendo un libre albedrío, puede despreciarme
o amarme. Tú, que eres el dispensadora de Mi misericordia, habla a todo el mundo acerca de Mi bien, y
así consolarás Mi Corazón” (#580)
“¡Oh, si los
pecadores conocieran Mi misericordia, no perecerían en tan gran número! Diles
a las almas pecaminosas que no tengan
miedo de acercarte a Mí, háblales de Mi gran misericordia” (#1396)
“La pérdida de cada alma me sumerge en la tristeza mortal… La oración que más me agrada es la oración por la conversión de los
pecadores. Quiero que la adoración tenga lugar… con la intención de implorar misericordia para el mundo” (#1397)
Fuentes:
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