DENVER, 09 Nov. 16 / 05:20 pm (ACI).- El demonio siempre tienta a
la gente para que peque, por ello el Apóstol San Pablo afirma en su carta a los
Efesios que la batalla no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra “los soberanos del mundo de tinieblas, contra los
espíritus del mal que habitan en el espacio”.
Ante esta situación y en entrevista concedida al National Catholic Register, el P. Vincent Lampert, exorcista de la
Arquidiócesis de Indianápolis, dio tres consejos para protegerse de las
asechanzas del demonio.
1.- HACER LAS “COSAS
BÁSICAS”
El P. Lampert indicó que cuando la gente le pide ayuda contra los
ataques del demonio, él les sugiere hacer las “cosas
básicas”. “Si son católicos, les digo que oren, se confiesen y vayan a Misa”, resalta.
El exorcista comentó que la gente suele considerar estas cosas como
actos rutinarios y alegan que no son efectivos.
“Me miran como si estuviera loco, pero si les digo
que agarren un gato por la cola y que le den vueltas alrededor de sus cabezas a
medianoche lo harían. La gente cree que deben hacer algo extraordinario, pero
en realidad las cosas más ordinarias son las que construyen gracias y dan
protección”.
“Si un católico reza, va a Misa y recibe los sacramentos, el diablo da
la vuelta y se va”, enfatizó.
2.- SABER QUE EL PODER
ESTÁ EN LA FE Y NO EN LOS OBJETOS
El exorcista explicó que el crucifijo, las medallas, el agua bendita y
otros sacramentales católicos tienen un poder de protección, pero lo que
realmente los hace poderosos es la fe, no el objeto en sí mismo. “Sin ella no pueden hacer mucho”, dijo.
Asimismo, el sacerdote advirtió sobre usar estos sacramentales como
amuletos para la “buena suerte”. En una
ocasión, recordó, un conductor le dijo que la imagen que tenía de un ángel
guardián los iba a proteger. Él respondió: “no, ese
pedazo de metal no te va a proteger. Solo si te recuerda que Dios envía ángeles
para protegerte”.
El P. Lampert recordó el relato del Evangelio sobre la vez que Jesús fue
a Nazaret, su ciudad natal, y no pudo realizar allí ningún milagro porque la
gente no tenía fe. Sin embargo, otras personas se curaron porque tenían fe. Un
ejemplo es la hemorroísa que pensó que con solo tocar el manto de Cristo se
sanaría. Y así fue.
3.- ESTAR EN UNA
COMUNIDAD DE FE
El P. Vincent Lampert comentó que muchas personas pertenecientes a
diferentes confesiones no católicas se acercan a pedirle ayuda. “Yo los ayudo si vienen con alguien de su misma Iglesia. Necesito saber si
están conectados a una comunidad de fe y si alguien continuará con ellos”,
indicó.
El exorcista explicó que el ministerio de exorcismo y liberación implica
un cuidado pastoral especial y es necesario que la persona crea y tenga fe.
“La mitad de la gente que viene a verme no tiene
fe. Ellos quieren los beneficios de estas prácticas pero no quieren
comprometerse con Cristo (...) Si ellos no invitan al Espíritu Santo a sus
vidas y desarrollan una relación con Cristo, la situación empeorará. En caridad
les digo que se vayan”, explicó.
Traducido y adaptado por María Ximena
Rondón. Publicado originalmente en el National
Catholic Register.
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