Homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta
El Papa pide no
perder la capacidad de sentirse amado porque entonces se pierde todo.
Por: Redacción | Fuente: ACI Prensa/ 07 de Noviembre 2017
Por: Redacción | Fuente: ACI Prensa/ 07 de Noviembre 2017
En la homilía que pronunció en la casa Santa
Marta, el Papa Francisco advirtió del
peligro de perder la capacidad de sentirse amado y rechazar la gratuidad de la
salvación.
Francisco comentó el Evangelio en el que Jesús
narra una parábola en la que un hombre invita a una gran cena, pero algunos de
los comensales finalmente dicen que no pueden asistir.
Estaban
apegados al interés hasta el punto de que les llevaba a una “esclavitud del Espíritu” y a ser “incapaces de entender la gratuidad de la invitación”.
“Si no se entiende la
gratuidad de la invitación de Dios no se entiende nada. La iniciativa de Dios es siempre gratuita. Pero para ir a este
banquete, ¿qué se debe pagar? El billete de entrada es estar enfermo, ser
pobre, ser pecador. Ser necesitado en el cuerpo y en el alma”.
“Para la necesidad de
curarse, de sanar, hay que tener necesidad de amor”, dio
Francisco. La gratuidad de Dios “no tiene límites” porque
“recibe a todos”, y recordó a continuación
la parábola del hijo pródigo.
“Éste ha gastado todo el dinero, ha gastado la herencia, con
los vicios, los pecados, ¿y tú le haces una fiesta?”. “Este no entiende la
gratuidad de la salvación, piensa que la salvación es el fruto del ‘yo pago y
tú me salvas’. Pago con esto, con esto, con esto… ¡No!, la salvación es
gratuita”.
El Pontífice dijo también que “la salvación es
un don de Dios al que se responde con otro don, el don de mi corazón”.
También denunció a aquellos que “intercambian” un don con otro y hacen negocio
porque Dios “no pide nada a cambio”, solo “amor, fidelidad, como Él es amor y Él es fiel”.
“La salvación no se compra,
simplemente se entra en el banquete”, advirtió.
“Dichoso el que tome el alimento en el Reino de
Dios”.
Y aquellos que no quieren entrar en el banquete “se sienten seguros”, “salvados a su manera fuera del
banquete” y “han perdido el sentido de la
gratuidad”. “Han pedido una cosa más grande y más hermosa todavía y esto es
algo muy feo: han perdido la capacidad de sentirse amados”.
“Cuando tú pierdes la capacidad de sentirte amado no hay
esperanza, has perdido todo. Nos hace pensar en lo escrito en la puerta del
infierno dantesco (del libro de Dante): ‘Dejad la esperanza’, has perdido todo.
Pidamos al Señor que nos salve de perder la capacidad de sentirnos amados”.
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