viernes, 16 de febrero de 2018

FASCINANTE VIDA DEL MAYOR BENEFACTOR DE LA IGLESIA BÚLGARA: UN MENDIGO

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Dobri Dobrev tenía 103 años y había estado pidiendo limosna por más de veinte años. Pero sólo para “girarla” a la Iglesia. Decenas de miles de Euros donados a diversas instituciones de la Iglesia Ortodoxa en Bulgaria fueron conseguido por él. La BBC anunció la muerte de este personaje el 13 de febrero de 2018.
Hacía mucho tiempo había renunciado al mundo y se puso a mendigar delante de la Catedral Alexander Nevsky en Sofía.
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El dinero que recaudó, a lo largo de los años, que asciende a muchos miles de euros, se lo regaló a la catedral, a los orfanatos y a los monasterios.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en la Bulgaria controlada por los comunistas, Dobri Dobrev trabajó en una comuna como pastor. Rompiendo las prohibiciones comunistas, visitaba en secreto santuarios en las montañas para orar. Vestido con su ropa hecha en casa y zapatos de cuero antiguos, sin importar la temporada, Dobrev era visto de pie fuera de la catedral. Todos los días, él tendía su caja de estaño pidiendo donaciones. Tocados por su apariencia, los lugareños se apresuraban a dar dinero al anciano. Dobrev no solo recaudó miles de buenas causas de esta manera, sino que, involuntariamente, se convirtió en una celebridad local. El anciano asceta, vestido con atuendo de campesino, parecía haber venido de otra época. Los medios del siglo XXI lo amaban. Él aparecía en televisión y cine. En 2013, se realizó un documental titulado The Silent Angel sobre la vida y el testimonio de Dobrev. En una reciente aparición en los medios, Dobrev fue entrevistado donde vivía, sentado en el piso donde dormía cada noche. Rodeado de las pocas cosas que poseía, en su mayoría objetos de devoción religiosa, le dice al entrevistador que vivía de su pensión estatal de 1,5 euros por día. Todo el dinero que cobraba para mendigar lo regalaba. “Dios me da pan”, le dijo a un entrevistador incrédulo. ¿Teme a la muerte? Le preguntó.
Dobrev responde:
“Dios es misericordioso. Aquel que confiesa sus pecados será perdonado”.

EL ABUELO DOBRI
“En 2009 nos dio 35.700 leva (€ 18.250), mientras que él vivía una vida alejada de cualquier tipo de comodidad”, dijo a AFP el obispo Tikhon, obispo de la Catedral de Alezander Nevski. Muchos otros pequeños monasterios e iglesias dijeron que cada uno recibió durante los años de él entre 2.500 y 10.000 euros. El “abuelo Dobri” mendigaba en frente de la catedral, con su larga barba blanca de asceta. El hombre, que perdió gran parte de su capacidad auditiva en el período de la Segunda Guerra Mundial, recorría cada día unos 25 kilómetros a pie, para trasladarse desde su aldea hasta la capital Sofía, donde se pasaba el día mendigando por dinero. Vistiendo la ropa y zapatos que él mismo se encargaba de confeccionar, dedicaba gran parte de la jornada a recaudar limosnas. Y a menudo rezaba plegarias en la iglesia como forma de agradecimiento a todas las personas que día a día se acercaban a colaborar.

¿UN SANTO?
Este hombre magnético que algunos en Bulgaria quisieran elevar al honor de los altares, llamándolo “santo”, nació en 1914.  Su padre murió en la Primera Guerra Mundial, y fue criado por su madre. Alrededor del año 2000, cuando tenía 86 años, decidió donar todos sus bienes a la iglesia y vivió muy modestamente en una pequeña extensión de la iglesia de los  “Santos Cirilo y Metodio”, en su pueblo natal de Baylovo. El hecho de haber perdido la audición en un oído, “Lo ha hecho piadoso a su manera”, dice Elena Genova, vieja pariente de Dobri Dobrev. “Dejó a su esposa y sus cuatro hijos para comenzar a trabajar en los monasterios. En los últimos veinte años ha pedido limosna y de vez en cuando le ayudaba a contar el dinero”.

UN ASCETA
Dobri vivía en un pequeño cuarto equipado con sólo una cama y una mesa junto a la iglesia de su pueblo natal, Baylovo, que está a 25 kilómetros de la capital búlgara. La iglesia ha sido completamente renovada gracias a la contribución de 10,000 leva donados por el hombre. La historia del mendigo y su generosidad le habían ayudado a crear un aura casi mística a su alrededor, incluso definido por los medios locales como el “santo viviente de Baylovo.”


Hay quien asegura que “Dios le dio poderes de clarividencia: le ha dicho a una madre dónde encontrar a su hija desaparecida”, dice una mujer que toca las campanas de la catedral de Sofía. A algunos en su país natal les gustaría que la Iglesia Ortodoxa abriera de inmediato su causa de canonización. Exageraciones de lado, todo el mundo está impresionado por su “generosidad y bondad”, que lo llevó a donar decenas de miles de euros a la Iglesia en uno de los países más pobres de la Unión Europea, donde el salario mensual promedio de un trabajador no excede de 420 euros.

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